𝟳: 𝗝𝘂𝗴𝘂𝗲𝘁𝗲𝗼 𝗰𝗼𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗱𝗲𝗱𝗼𝘀

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(...)

Fang estaba decidido a que hoy haría todo lo que nunca pudo hacer con Buster todo este tiempo.

El peliazul seguía tocando al pelinaranja de forma desesperada, deleitándose y lamiendo sus labios ante tal vista.

Por primera vez, veía a Buster erecto, y eso si que le ponía de puntas. Escucharlo gemir solo le hacía querer más.

Ambos chicos estaban tan exitados y eso se sentía en la vela que manifestaba un olor a frutos rojos. El espíritu echo en aire del aromatizante solo atraía la lujuria de ambos hombres.

Fang no detuvo las ganas de querer sentarse arriba de Buster. Sus ojos se cerraron en éxtasis en solo pensar que montaba ese gran trozo de carne.

Pero aún era exageradamente rápido como para dejar que el deseo le gane de una forma salvaje.

Apesar de que las cosas iniciaron por accidente, el asiático aún quería hacer sentir seguro a su novio.

Fang siguió tocando la hombría, hasta que notó lo prepotente que era el pelinaranja -¿Ya te vas a venir?- Preguntó de forma burlona, cosa que hizo de todo menos estar a favor de sus pensamientos. Simplemente no podía evitar ser asi, era su naturaleza.

Buster se sonrojó y asintió. Sus labios estaban torcidos y su ceño fruncía hacía arriba, formando una expresión de desespero y necesidad.

El karateca suspiró y beso los labios de Buster, soltando la hombría de este al mismo tiempo. Fang besó apasionadamente a su contrario, moviendo sus caderas contra Buster, provocandolo de forma cruel.

-F-fang -Gimió silenciosamente Buster durante el beso, aferrándose a la espalda ajena y apretándola, haciendo notar su obvio desespero.

-Shh...- Tranquilizó de forma dulce, sonriendo maliciosamente y provocando mas fricción entre ambos cuerpos.

Cosa que le empezó a aburrir al mismo causante. Fang se despegó del beso y del cuerpo de Buster, para quitarse de una buena vez todas sus prendas.

Se despojó de estas sin cuidado, sentandose arriba de Buster casi al instante de haberse desnudado. Parecía ser una bestia, pero en el buen sentido.

-Solo déjate llevar.- Susurró Fang al oído del pelinaranja, entregando una aura de seguridad, contradiciendo la propia ferocidad que lo invadía.

Buster asintió, y bajo el rostro, para proceder a agarrar a Fang de ambas muñecas, sacando la fuerza que tenía escondida.

Con obvia brusquedad, cambio al asiático de pose, este ni siquiera reaccionó a como era debido. Buster deja a Fang boca abajo, dejando expuesto su trasero ya desnudo.

El pelinaranja estaba avergonzado. Sus manos temblaban mientras sostenía las muñecas de Fang.
No sabía si ser tan rudo con el hombre al que amaba, pero al parecer este lo pedía a gritos.

- Perdón.- Se disculpó, inclinándose para besar la nuca del pálido, entregando unos toques suaves.

-Ay, Buster- Sonrió, algo atontado por la situación. No se escuchaba disgustado, asi que el recién llamado prosiguió.

Siguió con amor, combinado con rudeza. En el propio rostro de Buster se podía ver que luchaba con sus demonios internos.

Fue besando y disfrutando del olor corporal de Fang, sonriendo por un acto reflejo. Los labios de Buster se dirigieron a la espalda del asiático, recorriendo toda su columna vertebral hasta llegar a su monte de Venus.

Sus ojos relajados se alegraron al notar el esbelto cuerpo que tenía su novio. Era hermoso hasta en una zona que se supone, no era tan importante.

Fang estaba algo alzado, por lo cual Buster podía ver mejor la parte de enfrente.

Su pelvis era casi perfecta, su cadera ancha y el bello azul que no era tan abundante era sexy. Su trasero estaba formado de forma sensual. Sus piernas algo abiertas brindaban mejor vista.

El miembro de Fang se veía apetecible de tanto que goteaba líquido preseminal. Estaba mojado, y Buster lo había provocado. El pelinaranja estaba orgulloso de si mismo.

-¿Puedo?- Preguntó como el buen idiota que era, acercando sus manos temblantes al trasero de su chico. Incluso sus labios temblaban.

-Ey... Tranquilo.- Tranquilizó el karateca, volteando al rostro de Buster y llevando sus propios dedos hasta su entrada, estirandola un poco.

- Solo follame. Quiero sentirte.- Pidió pícaramente. Su deseo estaba reflejado en su rostro, y lo sexi que era el asiático no faltaba.

Buster suspiró, decidido a abandonar los miedos incomprensibles que lo invadían.

Lamió sus dedos, y los dirigió a la entrada del chico. Buster mordía sus labios por el nerviosismo que a la vez sentía.

Acarició con suavidad el agujero del asiático, frotando su yema del dedo, tratando de adentrarse en su interior.

Fang solo soltó jadeos. Su único trabajo era disfrutar, por ahora. El asiático ponía unas expresiones de placer tan sinceras, como si siempre hubiera estado esperado por esto.

Su sonrisa era tonta y sus manos se aferraban a la sábana desordenada. Su pelvis se retorcía y su lengua estaba de fuera.

Buster sabía que debía continuar al notar todo esto. Aunque, también empezaba a tener una incomodidad.

Metió sus dedos con mucho cuidado, jadeando al sentir lo apretado y cálido que era el interior de su novio. Apretó los dientes y por acto reflejo movió más sus dedos que estaban adentro, experimentando con varios movimientos.

-A-Ah, si- Gimió Fang. Lo que no sabía el pobre es que solo despertaba aún más el lado salvaje del pelinaranja.

Su miembro se estaba retorciendo por el placer. Solo lo cubría su pijama mal puesta por el momento anterior. Añoraba ser tocado nuevamente por esas manos fuertes pero a la vez delgadas.

Necesitaba con tanta pena que incluso pensó en detenerse, pero luego recordó que no estaba solo y que esto no era un sueño.

Siguió adentrándose sin parar una vez que la vergüenza que sentía disminuía. Sus dedos empezaban a tijerear en el interior del chico pálido, abriendo de mas la entrada de este.

-Ya puedes meterlo -Avisó jadeante Fang, retirando los dedos de Buster, y tratando de guiar su mano hasta el miembro de este.

El pelinaranja reaccionó y tragó saliva. Estaba demasiado duro, incluso le dolía.

Fang arqueó el ceño y rió de forma traviesa -Pobre Buster. Tal vez pueda mojarte más para lubricarte- Movió las cejas y su mirada era muy convincente, refiriéndose a lo obvio.

(...)



HOLAAA, lamento mucho la tardanza, y también si está muy flojo esto. Me esforcé demasiado, hice lo mejor para mí situación, pues estaba de vacaciones y mi cabeza estaba en las nubes. Disfruten. ❤️

𝟯𝟬 𝗗𝗶́𝗮𝘀 𝗢𝗧𝗣 | 𝗕𝘂𝘀𝘁𝗮𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora