𝟰: 𝗖𝗵𝘂𝗽𝗼́𝗻

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(...)


—Disculpame, no volverá a pasar.—
El joven pelinaranja se disculpaba ante la presencia de Fang, su novio. Buster tenía la cabeza gacha y estaba avergonzado.

Fang lo miraba de reojo, teniendo una respuesta de mioquimia, provocando un tic en su ojo, del puro rechazo.

—¿Lo juras?—
Preguntó, calmando su temperamento por Buster, respirando ondo y tragando sus ganas de gritarle al cinéfilo en ese mismo momento.

—Lo juro.—Correspondió, acariciando su mano ansiosamente, mirando otra cosa que no sea el piso. No tenía agallas para mirar directamente a Fang.

Este mismo apretó sus puños, mordiendo su labio. No soportaba enojarse con alguien que amaba demasiado, incluso mas que a si mismo.

La culpa lo perseguía, pensando si había exagerado o no. ¿Enserio una figura coleccionable de Ryu de Streetfighter valia el enojo tan grande que experimentaba?
Tal vez, pensó Fang, pero el amor que tiene hacia su chico era mas grande.

—No te preocupes, Bustie. No estoy enojado—
Contradijo sus propias palabras, recargando su cuerpo contra el de Buster, formando un abrazo, el cual duraba lo suficiente como para que Fang se contentara.

— Perdón.—Fingió chillar el de lentes, enterrando su rostro en el hueco del cuello de Fang, disfrutando de su aroma a limpio. Fang olía a limpio, o mas bien, a menta.

Buster envolvió sus brazos en la espalda de Fang, haciendo mas íntimo el abrazo. Parecía como si nunca lo fuera a soltar.

—Te amo.— Murmuró Fang, riendo silenciosamente ante el abrazo de Buster. Realmente lo amaba, le parecía tan adorable.

Tanto los dos chicos disfrutaban del abrazo, despreocupados, siendo Fang el que cubría su boca para no reir, dejando en claro lo nervioso que estaba.

Y en el caso de Buster, no era tan diferente. Sus resbalosas manos tocaban con delicadeza la espalda de Fang, sonrojandose antes. Nunca había llegado tan lejos en los únicos cinco meses que tenían de relación.

Se sentía super especial tocar a su pareja. Siempre había admirado el cuerpo del karateca. ¿Enserio todo eso es mio?, pensó Buster. Con la cabeza llena de ideas, olvidándose del hecho de que ahora mismo estaba con Fang, existiendo.

Cerrando sus ojos, y negandose a soltar a el peliazul, Buster acercó directamente su boca al cuello del asiático, lamiendo un poco la área.

A lo que Fang reaccionó de inmediato, sorprendido y confuso, arqueando el ceño y alejando a Buster por acto reflejo.
—Uhm, ¿qué fue eso?—
Preguntó, sonrojado y tocando la área en la que Buster lo había lamido.

—E-eh, pues, perdón. Se me salió—
Rió nerviosamente, tratando de relajar la situación. ¿Primero habían tenido una pelea y luego Buster se pasaba de atrevido?, que descaro.

—Oh, es que, jamás has echo algo asi.—Fang ya estaba mas tranquilo, sonriendo, dándole seguridad al pelinaranja.

—¿Entonces lo puedo hacer de nuevo?—
El nerviosismo y la pena no faltaban en sus palabras, pero ahora, sentía un poco de seguridad ante la sonrisa de Fang.

El asiático dudó, nunca antes habían tenido algo tan íntimo. Mínimo llegaban a besos y abrazos, pero, esto era similar a una caricia.
—Claro.— Asintió, mordiendo su labio y viendo indeciso a Buster, lo cual se veía realmente atractivo. Su labio estaba teniendo presión, su ceño levemente arqueado y su mirada suplicante.
Todo eso era de Buster.

El pelinaranja sonrió al recordar eso, volviendo a ponerse en su puesto. Esta vez, tomó de la cintura a Fang, acercando su rostro al cuello de este. Su boca temblaba, esa pálida piel de porcelana parecía ser delicada.

—¿Ahora por qué tienes miedo?—Rió, tratando de dar seguridad a su novio, acariciando su cabello naranja y acercando su cabeza a su cuello.
—Descuida.—Tranquilizo Fang.

Buster se relajó, y suspiró. Finalmente, su lengua intentó recorrer delicadamente el cuello de su pareja. Su saliva quedaba como rastro en esa delicada piel, chupandola, como si fuera una larva.

Sus labios no se quedaban atrás. Trataban de hacer fricción, provocando algunos jadeos en Fang.
Y ese cuello fue succionado por la boca ansiosa de Buster, acariciando los hombros del hombre asiático, mientras intentaba sumergirse mas y mas en el cuello ajeno.

Buster estaba por terminar, hasta que sin darse cuenta, un chapoteo resonó para Fang, como si lo hubiesen chupado de forma brusca.
El pelinaranja se sonrojó, alejándose de inmediato y tratando de ocultar su rostro entre sus lentes.

Con la piel teñida de rojo, Fang toco su cuello nuevamente, pesando que le había pasado algo, y no era mas que un chupón. Tal vez Fang no podía ver la zona infectada, la cual se pinto de morado.
—¡Perdón!— Ahora si, Buster yacia asustado, tratando de remediarlo, pesando que Fang se enojaría.

—No... Esta bien.—
Fang estaba sorprendido, su voz era una aliviada, sonriendo y tocando de nuevo la zona.
Tal vez tenía ganas de algo más.


(...)




𝟯𝟬 𝗗𝗶́𝗮𝘀 𝗢𝗧𝗣 | 𝗕𝘂𝘀𝘁𝗮𝗻𝗴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora