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Los últimos días habían sido pacíficos, siempre que exceptuáramos las mañanas y las noches, esas estaban reservadas para la intimidad en su habitación, resultando siempre en descargas de deseo y lujuria, algo que hizo sentir a la castaña como si la relación se hubiera renovado, con respecto a los recuerdos del azabache, la mayoría seguían siendo imágenes estáticas, siempre sobre su vida personal o su pareja.

La relación que tenían era confusa para él, su vida era como la de cualquier otra pareja, pero en realidad su inició no era común, a veces sentía que su vida era como la clásica historia de amor, la pareja de casados que inicia mal y luego terminan amándose con locura, él lo entendía, después de todo su pareja era una buena confidente, que simplemente creyó mentiras sucias, aun no estaba seguro de si realmente la amaba, pero sabía que estaba solo a un paso de hacerlo.

Hoy ambos regresaban a su vida diaria, Hanji había dado de alta a su marido, al ver su mejoría física y mental, lo que les producía felicidad, pues pronto su vida volvería a ser lo que había sido, después de su rutina matutina tomaron un baño por separados, mientras era el turno de ducharse Levi, Hanji se encontraba preparando el desayuno, justo termino de hacerlo cuando él salió de la habitación, llevaba un conjunto de vestir en color negro, con un pantalón de ajuste fino y una camisa de vestir con manga corta.

—El desayuno está listo —anuncio la castaña.

—¿Necesitas ayuda en algo?

—Sí, puedes poner la mesa.

Se dirigió a la cocina, donde el aroma tentador de la comida llenaba el aire, y comenzó a llevar los platos a la mesa con cuidado, mientras lo hacía, sus ojos se posaron en la figura de su esposa, quien llevaba un vestido corto de tirantes color verde menta, que no solo acentuaba su esbelta cintura, sino que también resaltaba sus piernas, bañadas por la luz suave que entraba por la ventana, él se quedó embelesado, admirando cómo ese simple vestido podía capturar y realzar su belleza..

—Tu vestido es muy lindo—susurro detrás de ella mientras la abrazaba por la espalda.

Ella se dio la vuelta y ondeo un poco la falda del vestido —gracias, sabes tú lo compraste en mi cumpleaños, es de mis favoritos.

Él quedo sorprendido por el dato —con el te ves hermosa Hanji.

La castaña al escuchar sus dulces palabras lo beso —tengo al mejor esposo, apuesto y que me ama, gracias por todo —el beso continuo.

Sus pensamientos se confirmaron, se estaba enamorando de aquella mujer, la mujer que ante sus ojos, vivía en una mentira que probablemente él había fortalecido, pero ahora iba a compensar todo lo malo, iba a buscar la manera de dejar en ruina a la persona culpable, y en el proceso demostrarle su amor legitimo, Levi detuvo el beso antes de que subiera de tono.

—Vamos a desayunar —le indico a ella.

—Sí —ambos llevaron la comida a la mesa —sabes Levi, por ahora solo tenemos un auto y bueno...

—¿Quieres que pase por ti a tu trabajo?

—Sí, era eso a lo que quería llegar —tomaron asiento para comer.

—Aunque si así lo quieres puedes quedarte con el auto.

—No, tu tiempo de trabajo es más corto, es más fácil que tú vayas por mi al trabajo.

—Igual llámame cuando salgas del trabajo pronto.

—No te preocupes, lo haré.

Continuaron estableciendo horarios y roles, algo que ya tenían antes por el resto del desayuno, al terminar levantaron los platos sucios y mientras la castaña limpiaba la mesa, el azabache lavaba los platos, lograron terminar un poco antes de la hora en que entraban al trabajo, por lo que llegado el momento tomaron sus cosas, cerraron la puerta y se dirigieron al auto para ir a su trabajo, por decisión de Levi bajaron tomados de la mano, una vez dentro Hanji comenzó una conversación diferente, en lo que llegaban a sus destinos.

VuelveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora