VIII.

174 19 24
                                    

"... Somos una casualidad llena de intención ... "

De Mario Benedetti


VIII. Entre dos

Abrí los ojos. Ya no había más dolor, solo permanecía acostada en mi cama. Mi cabeza no recuerda nada, al menos no después de lo que pasó después de tocar y observar esa extraña sangre negra.

《 ¿Cómo es que estaba dentro de mi cuerpo? ¿Estoy enferma?

Lo primero que persiví fue la estructura del cuerpo de Matthías. Estaba de espaldas a mí, sentado en un parte de la cama. Intenté sentarme pero todavía estaba muy débil y cansada para eso, aún mi cuerpo estaba incapacitado para realizar cualquier acción. Solté un quejido alertando a Cole quien me vio por encima de su hombro.

- Quédate tranquila, así no dolerá. - dijo con desdén.

- ¿Qué...qué fue lo que me pasó? - dije como pude. 

- Tuviste un aborto. Nuestro problema principal ya se alejó de nuestro camino, así que puedes celebrar.

- ¿Y porque sangraba negro?

- Dices locuras - se levantó rascando su nuca.

- Tu lo viste, yo lo ví, así que no estoy loca.

- Yo creo que sí.

- Claro, porque me odias.

- Eso no tiene nada que ver - me dirigió su fría mirada.

- Si tiene que ver.

El sonido agudo de una notificación en mi teléfono pausó nuestra no tan amigable conversación.

- Ha estado así por minutos - habló - El tal Roobin Hood no ha dejado de mandar sus bobos mensajes cursis. - dijo asqueado.

- No debiste revisar mi teléfono, idiota maleducado.

Me esforzé como pude para alcanzar mi teléfono en mi mesita de noche. Ya teniéndolo en mis manos, me topé con la sorpresa de tener veintiséis mensajes de texto de Alan. 

Princesa ¿por qué no contestas? ¿Estás molesta por algo? 

Seguro que estás ocupada, pero por favor, escríbeme cuando puedas. Necesito saber de tí. 》

Eso fueron los mensajes más recientes de él. Recuerdo que después de clases quedamos en escribirnos pero el inconveniente de hace diez minutos no me dejó. Estaba preocupado, se sentía en los textos que mandaba.

- Roobin Hood es Alan ¿verdad? - dijo con fastidio

- ¿Te molesta?

- No, solo pienso que es un apodo perfecto para un tonto  feo y ridículo.

- Te puedo poner uno, ya que, como dijiste, soy experta en inventar apodos para personas tontas, feas y ridículas, así como tú. - dijo con sarcasmo.

Hundió la cejas y se acercó a mi lado.

- ¿Y cuál sería ese apodo? Tengo curiosidad.

Mil Rosas Para Un Demonio ⚔  1~ Bilogía InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora