XIII.

115 10 2
                                    

"... Miré donde nadie puede mirar, y vi lo que ningún otro ve, lo que nadie debe ver..."

De Hans Christian Andersen


XIII. Demonio

—¡Ee-eres un jo-jodido demonio! —dije como puede, por el miedo y por el dolor en mi garganta que causaba el intento de estrangulamiento de Matthías.

La comisura de su labio se alzó formando una sonrisa siniestra mostrando sus perfectos colmillos pálidos. Eso me lo confirmaba. Su silencio, su risilla, todas sus expresiones faciales me demostraban lo que en verdad era. Se aproximó haciendo un leve roce de sus labios con mi oreja izquierda, sintiendo su aliento, erizando cada vello de mi cuerpo.

—Soy tu peor pesadilla Janetthe Spencer. —dijo en un susurro lento.— De echo, tienes razón, exactamente soy el dueño de las tinieblas y el príncipe del Infierno... Soy un demonio.

Mis músculos estaban tensos, temblaba. Él quitó su mano de mi cuello dejándome respirar. ¿Tengo que escapar? Es una pregunta que camina por mi conciencia. Pero no lo hago, solo me mantengo, me mantengo viéndolo con temor.

—Es por eso...—dije.— Es por eso que sabías de mí la primera vez que nos vimos.

—Puede ser.

—Tu padre.

—No tengo.— me dió la espalda, ignorándome.

—Sí, si tienes y... Matthías ¿puedes mirarme? Estoy hablando contigo.

—Es que dices tantas tonterías que ha veces la mejor opción es hacer como si no estuvieras.

Se giró mirándome de mala manera. Me acerqué enfrentandolo de la misma forma en que él lo hacía. Mentón alto, mirada que asesinaba, postura firme sin manifestar terror alguno. Quebrando su narcisismo, rompiendo su arrogancia que exponía sobre mí, como el simple monstruo que es, literalmente hablando.

—Si tienes un padre.— dije segura.—Él te mandó a buscar a tu hermano aquí, en este mundo...

—Para...— gruñó, tratando de detenerme.

—Tu hermano no quiere volver contigo, te detesta, es por eso que no puedes completar tu misión dicha por tu padre. ¿Qué fue lo que le hiciste? Está aquí ¿verdad? ¿Quién es?

—Para...

—¿Por qué no lo buscas?

—¡DETENTE!

Agarró mi brazo y haló de mí, atrayéndome hacia él. Ojos celeste hambrientos me consumían, me llevaban a otra realidad inexistente. Rostro fruncido bajo enojo, bajo un dolor, bajo la amargura de su ser. La cercanía de presa y cazador es mortal pero loca, venenosa, deliciosa. Eso somos, bandos diferentes retándose a odio inigualable, en una cercanía ácida.

— Para ya de una maldita vez. —sus labios se crisparon.

—Ya no me puedo detenerme. Lo sé todo pero a medias. Necesito conocer tus intenciones.— hice una pausa.—¿Por qué detuviste tu búsqueda o tu deber de llevarte a tu hermano?

Mil Rosas Para Un Demonio ⚔  1~ Bilogía InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora