Capítulo 7

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me desperté con una sensación de paz que no había sentido en mucho tiempo. El sol se filtraba por las cortinas de mi habitación, y aunque la casa estaba tranquila, sabía que los chicos ya estarían levantados y moviéndose por ahí.

Me vestí rápidamente y bajé las escaleras, encontrando a Duki y Tiago en la cocina preparando el desayuno. El aroma del café y las tostadas llenaba el aire, haciendo que mi estómago rugiera de hambre.

—Buen día, Nicki —dijo Duki, girándose para mirarme con una sonrisa—. ¿Cómo dormiste?

—Muy bien, gracias —respondí, devolviéndole la sonrisa—. ¿Y ustedes?

—Acá andamos, medio dormidos todavía —respondió Tiago, con una risa—. Pero listos para empezar el día.

Nos sentamos a la mesa y comenzamos a desayunar, charlando sobre cualquier cosa menos sobre lo que había pasado la noche anterior. Sin embargo, no pude evitar notar las miradas curiosas que Emi y Tuli me lanzaban de vez en cuando.

—Che, ¿alguno de ustedes vio mi cargador? —preguntó Tuli, interrumpiendo mis pensamientos.

—Creo que lo vi en el living —respondió Emi—. Al lado del sofá.

—Gracias —dijo Tuli, levantándose para ir a buscarlo.

Mateo entró en la cocina en ese momento, con el cabello desordenado y una sonrisa adormilada.

—Buen día —dijo, dirigiéndose a todos mientras se servía una taza de café—. ¿Qué se cuentan?

—Nada importante —respondió Duki—. Solo despertándonos. ¿Querés unirte al desayuno?

—Claro, gracias —dijo Mateo, sentándose a mi lado en la mesa.

—¿Planes para hoy? —pregunté, tratando de mantener la conversación ligera.

—Pensaba en pasar el día en la pileta —dijo Mateo—. Hace calor y estaría bueno refrescarnos.

—Me suena bien —dijo Tiago—. Un poco de sol y agua no le viene mal a nadie.

—Podríamos hacer unos tragos y relajarnos —sugirió Emi—. Hace tiempo que no pasamos un día tranquilo.

—Listo, entonces —dijo Duki—. Vamos a cambiarnos y bajamos.

Después del desayuno, subí con Emi y Tuli a cambiarnos. Decidí ponerme un bikini de dos piezas morado que hacía tiempo no usaba. Al mirarme en el espejo, me sentí un poco nerviosa, pero estaba decidida a disfrutar del día.

—Estás genial, Nicki —dijo Emi, con una sonrisa de aprobación.

—Gracias, Emi —respondí, tratando de sentirme más segura.

Bajamos juntas a la pileta, donde los chicos ya estaban acomodados. Duki y Tiago estaban en el agua, mientras que Mateo y Lit se relajaban en las reposeras. Sentí la mirada intensa de Mateo sobre mí en cuanto bajé los escalones. Sus ojos recorrieron mi atuendo de arriba abajo, y no pude evitar sonrojarme un poco.

—Che, mirá quién decidió unirse a la fiesta —dijo Tiago, con una sonrisa traviesa.

—Mejor tarde que nunca —respondí, intentando mantener el tono ligero.

Me acerqué a la pileta y me senté al borde, sumergiendo los pies en el agua fresca. Emi y Tuli se unieron rápidamente, y pronto estábamos todas en el agua, riendo y jugando como si no tuviéramos ninguna preocupación en el mundo.

A lo lejos, sentí la mirada de Mateo todavía fija en mí. Cuando nuestros ojos se encontraron, me sonrió de una manera que me hizo sentir mariposas en el estómago. Sabía que el día sería especial, no solo por la compañía, sino también por la conexión que estaba creciendo entre nosotros.

Mamichula| Trueno | Nicki NicoleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora