Capítulo 9

307 22 5
                                    

POV: Nicki Nicole.

Al regresar a la casa, la mayoría de nosotros estábamos agotados. La energía del concierto había sido increíble, pero también nos había dejado sin fuerzas. Los chicos se dirigieron a sus habitaciones, listos para dormir. Yo, sin embargo, me sentía hambrienta y decidí bajar a la cocina en busca de algo para comer.

Mientras buscaba en la nevera, escuché voces provenientes de la sala. Al asomarme, vi a Mateo y a Malú conversando otra vez. Una ola de irritación me recorrió al verlos juntos, especialmente después de la conversación que había tenido con Mateo sobre ella.

Me acerqué lo suficiente como para escuchar lo que decían sin ser vista. La voz de Malú era aguda y llena de resentimiento.

—Después de todo lo que hablaste de Nicki, ¿ahora estás feliz y contento con ella? —dijo Malú con desdén—. Ella te cambió por otro a los pocos meses. Si esa es su forma de amar, estando con otro tan rápido y ni siquiera intentó contactarte.

El corazón se me aceleró, una mezcla de rabia y dolor apoderándose de mí. ¿De verdad Mateo había hablado mal de mí con Malú? ¿Y por qué ella estaba tan empeñada en recordarle mi pasado?

Mateo se pasó la mano por el cabello, claramente incómodo con la conversación.

—Malú, ya te lo dije, eso no importa ahora. Lo que importa es que estamos juntos y que hemos superado muchas cosas. Lo que pasó, pasó. No quiero hablar más de eso.

—Es fácil para ti decirlo —respondió Malú, cruzándose de brazos—. Pero no puedes negar que te hizo daño. Y ahora, ¿esperas que todo sea perfecto solo porque ella decidió volver?

Mientras me preparaba para volver a mi habitación con el bocadillo en la mano, las palabras de Malú llegaron a mis oídos claramente.

—Tú me dijiste que Nicki fue lo peor que te pasó en la vida —dijo Malú con un tono amargo—. Me dijiste que te causó el dolor más grande que alguien te había causado, y que estabas seguro de que nunca ibas a volver a estar con ella y que ya no la amabas.

El dolor y la incredulidad me golpearon como una oleada fría. ¿Era eso lo que Mateo había dicho sobre mí? Sentí una mezcla de angustia y furia. La imagen de Mateo hablando tan mal de mí a espaldas me hirió más de lo que había imaginado.

Me quedé paralizada, sin saber si salir de nuevo a confrontar a Mateo o simplemente alejarme. La rabia burbujeaba dentro de mí, pero también había una tristeza profunda que me impedía actuar con claridad. Las palabras de Malú resonaban en mi mente mientras me dirigía nuevamente a mi habitación.

Cuando llegué a mi habitación, la tristeza me invadió con una intensidad que no podía controlar. Me dejé caer al suelo, sentada con las rodillas pegadas al pecho, y apoyé la espalda contra la cama. Las lágrimas comenzaron a fluir sin cesar, y mi cuerpo se sacudía con sollozos incontrolables. Sentía como si el peso de la decepción y el dolor me aplastara.

Lloré sin parar, las lágrimas cayendo sin tregua mientras mi mente se repetía las palabras crueles que había escuchado. La imagen de Mateo hablando mal de mí me perseguía, y el dolor de sentirme traicionada era abrumador. Cada pensamiento, cada recuerdo de lo que había creído que éramos, se sentía como una daga afilada en mi corazón.

Después de un rato, la puerta se abrió lentamente. Mateo entró en la habitación y me encontró en esa postura desoladora. Su expresión pasó de sorpresa a preocupación al verme así. Se acercó con pasos cautelosos y se arrodilló a mi lado, sin saber qué decir al principio.

—Nicki —dijo con voz suave—, ¿qué pasa? ¿Por qué estás llorando?

No pude responder de inmediato. Las lágrimas continuaban fluyendo, y mi mirada estaba perdida en el vacío. Mateo se inclinó y me rodeó con sus brazos, tratando de consolarme.

Mamichula| Trueno | Nicki NicoleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora