La eterna vigilia
La siguiente historia que vengo a contar, es una que me hizo llorar a lágrimas viva, tanto que aún cuando la releo, sigo llorando. Me gustaría que todos la leyeran para que se sepa dicha historia. Ocurrió en Alola.
Me encontraba en la Isla Ula-Ula. Estaba entrevistando a la capitana, Zarala y ella me contó esta historia sobre un amor entre dos agentes de policía.
Hace bastante tiempo, había un joven policía llamado Denio, apasionado y lleno de esperanza. Un día, se le asignó una nueva compañera que contrastaba con su personalidad. Ella, empática y espontánea, mientras que él era serio y meticuloso.
—¡Por dios, Leila!—se escucha a un joven Denio regañar a una hermosa chica de cabello rubio, con un clip de flor de alola en la cabeza, de color rosa, algo morena de piel y unos profundos ojos verdes.
—¡Vamos, Denio! Sino los ladrones se nos van a escapar—señala con una sonrisa.
—¡Primero tenemos que hacer un plan para poder atraparlos!—Denio indica y ella sonríe.
—Está bien...—responde con una gran sonrisa y energía.
—Ya me avisaron que eras complicada como compañera, pero no esperaba tanto ¡Incluso no tienes ni pokémon!—le señala y ella sonríe.
—Aún no encontré mi compañero predestinado—dice mientras mueve el dedo con una sonrisa y le guiña el ojo.
Llegan a la guardia de los ladrones pokémon y ambos se miran y se colocan a los lados. Denio le prestó su sableye para que tuviera algo con que protegerse. El futuro Kakuna de Alola hace la seña y Leila va por la retaguardia mientras, Denio se usa de carnada. Llega hasta donde se encuentran los pokémon y se sorprende al ver a muchos heridos, entre ellos a un hermoso absol.
—Pobrecitos—Leila se acerca pero el susodicho pokémon se pone de pie y la mira de forma amenazante.
—No te quiero hacer daño, absol. Por favor...estáis heridos...dejadme curaros—pide con delicadeza y voz suave, entonces da sensación de tranquilidad a los pokémon y ella se acerca y los empieza a curar—Os vais a poner bien y os voy a salvar—.
—¿¡Qué demonios crees que haces!?—escucha una voz y Leila se gira viendo a uno de los ladrones.
—¡Adelante Sableye!—lo saca de la pokeball y este se pone a luchar contra el pokémon que sacó el ladrón, quién pierde y Leila lo detiene—Ya terminó todo. Ya vais a poder ser libres cuando estéis recuperados—.
—¡Leila!—gritan su nombre y ve a Denio que llega y la observa curando a los pokémons heridos.
—Están heridos, Denio. Tenemos que sanarlos—le dice con una sonrisa y empieza a curarlos.
Tras la misión, Denio observa como Leila se hace cargo con los pokémons que están heridos incluyendo a ese absol, pokémon que solo trae desgracias.
—¿Por qué no los deja en el centro pokémon?—pregunta Denio y ella niega con la cabeza.
—No puedo hacer eso...estos pokémons...estos pokémons...tienen que ser cuidados con cariño y amor. Van a tener miedo a los humanos porque han sido heridos por ellos. Por eso, solo se van a quedar con aquellos que sientan tranquilidad y como ves, tengo un don para esto—sonríe y acaricia al absol—Cuando estén mejor, se irán y volverán a ser libre—.
Denio observa como va pasando los días y los pokémons que salvan, son cuidados y curados por Leila y cuando ya están recuperados, se marchan, excepto uno. Uno que no quiere alejarse, y ese es absol.
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Ecos del mundo pokémon
FanficEl mundo Pokémon está compuesto por humanos que conviven con estas extraordinarias criaturas. Algunos luchan codo a codo con sus Pokémon, mientras que otros viven en armonía, ayudándose mutuamente en el día a día. En este vasto mundo, hay innumerabl...