8. ECOS DEL PASADO

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Después de un rato de agonía y de estar alerta mis nuevos amigos deciden intentar distraerme haciéndome reír, Nora hace un monólogo que supongo que en su mente es el espectáculo más gracioso de su vida, mientras Lena y Luca tienen cara de decir: "tierra trágame". Creo que eso es lo más gracioso de la situación.

Pactaron hacer turnos para vigilar la casa para que yo pudiese dormir y descansar un poco, cosa que no sucedió hasta pasadas las cuatro de la madrugada.

...


Me despierto por la molestia del sol en mis ojos, no había corrido las cortinas.

Mierda.

Los recuerdos de la noche anterior abruman mi mente. Mi cuerpo no me deja respirar y mi ritmo cardiaco se acelera con el paso de las imágenes de mi mente.

Después de unos segundos mi cuerpo me permite observar lo que me rodea. Lena y Nora dormidas como osos perezosos y Luca desaparecido.

Mierda. ¿Luca se había quedado conmigo para...Protegerme? Eso me hace sentir culpable, apenas nos conocemos y esta gente ya está metida en mierda hasta el cuello por mi culpa.

No merezco eso. No los merezco.

Mi sentido del olfato se activa cuando percibo un olor dulzón. O Alexander se ha colado en mi casa o Luca está cocinando algo, que por el olor me abre el estómago de par en par. De las dos opciones puedo descartar a mi ex, el único conocimiento de cocina que tiene son bollitos de maría.

Mi cuerpo me permite levantarme y me dirijo hacia la cocina, sin despertar a las bellas durmientes.

Me asomo por la puerta para ver a un Luca muy concentrado haciendo tortitas en la cocina. Que adorable es este chico.

—¿Luca?— murmuro suavemente para no asustarlo aunque se sobresalta de igual manera.

—Mierda cenicienta, casi me matas –Se exalta el chico de ojitos grises –. ¿Cómo amaneciste? Espero que puedas descansar.

Decido darle una mentira piadosa a su pregunta, no quiero que se sienta mal por todos los esfuerzos que ha hecho por mi.

—Bastante mejor, ¿estás cocinando? —Me arrepiento de inmediato después de formular la pregunta.

—No, estoy haciendo una reforma a tu cocina. —Ironiza mientras ríe.

Mi única respuesta es reír y negar con la cabeza.

Le informo que necesito ir al baño, omitiendo el motivo real de mi visita al excusado.

Decido adentrarme en el cuarto de baño más cercano que recuerde que tenga alguna bolsa de cocaína, no sé qué voy a hacer cuando se me termine la que me queda, ya me las apañaré.

Después de dos rayas generosas de coca, me limpio la cara con agua para a continuación mirarme al espejo.

Noto algo distinto en mi rostro, algo extraño. Mi cara debe reflejar inquietud por lo ocurrido la pasada noche, pero, extrañamente detecto un brillo en mis ojos que nunca había visto. Supongo que es un efecto de la droga.

Saco un pequeño bote de colirio y después de aplicarlo respiro hondo y salgo del excusado.

Lo primero que veo al llegar a la sala de estar es a unas Lena y Nora en proceso de despertar de lo que parece una larga hibernación.

Menudas guardianas están hechas.

—Buenos días Bellas Durmientes. —digo con un tono burlón.

Mis palabras hacen que las dos amigas abran los ojos de par en par.

CONTANDO ESTRELLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora