—No, adelante —logro responder, haciendo un gesto hacia el espacio vacío a mi lado.
Él sonríe, una sonrisa cálida que contrasta con la frialdad de sus ojos, y se sienta junto a mí. Durante unos segundos, ninguno de los dos dice nada, simplemente observamos el sol que lentamente se esconde en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados.
—Es un atardecer increíble, ¿verdad? —dice finalmente, rompiendo el silencio.
—Sí lo es —asiento, sintiendo cómo mi corazón comienza a latir un poco más rápido.
—Soy Luca, por cierto —se presenta, extendiendo su mano hacia mí.
—Olivia, pero me puedes llamar Liv —respondo, tomando su mano. Su tacto es firme pero suave, y una corriente eléctrica recorre mi cuerpo al contacto.
Parezco una tonta enamorada en este momento. Dios mío todo parece tan peliculero que no sé si reír o llorar.
—Y bien Olivia, eres nueva, ¿verdad? —pregunta sin esperar respuesta.
—Si te respondo que no, ¿te lo creerías? —Hablo burlonamente.
—Yo ya no me sorprendería la verdad —ríe—, pero he visto que has venido con Nora y Lena, ellas no suelen incluir a nadie en su grupito y como conocen a todos aquí supuse que eras nueva. Además, nunca había visto una cara más hermosa.
O este tío me está vacilando o me ha visto la cara de tonta.
—Menudo casanova. —Intento bromear.
Luca suelta una carcajada, una de esas que parecen sinceras y llenas de vida. Sus ojos se entrecierran, y por un instante, parecen perder ese tinte frío que tanto me desconcertaba hace un rato.
—Bueno, no es mi intención ser un Casanova, pero si te ha hecho sonreír, entonces lo tomaré como una victoria —comenta, encogiéndose de hombros.
No puedo evitar sonreír. Hay algo en su presencia que me hace bajar la guardia, algo que me hace querer conocerlo más. Aun así, mantengo mi escudo levantado, no quiero parecer demasiado accesible.
—Entonces, Liv, cuéntame un poco sobre ti —empieza a decir Luca, mirando fijamente el horizonte. Su voz tiene un tono suave y relajado, lo que hace que me sintiera cómoda a su lado.
—No hay mucho que contar —respondo con una sonrisa tímida—. Acabo de mudarme aquí, y todavía estoy tratando de acostumbrarme a todo.
Luca asiente, como si entendiera perfectamente lo que estoy diciendo. Es extraño, pero me siento como si hubiera una conexión entre nosotros, algo que iba más allá de las palabras.
—A veces, los cambios pueden ser buenos. Te permiten descubrir nuevas partes de ti mismo que no sabías que existían —comenta, girando su rostro hacia mí.
—¿Tú crees? —pregunto, genuinamente interesada en su opinión.
—Sí. A veces, una nueva ciudad, nuevas personas, pueden sacar lo mejor de uno. Pero también entiendo que puede ser difícil.
Asiento con la cabeza, pensando en lo mucho que ha cambiado mi vida en las últimas semanas. La mudanza, la Universidad, nuevos amigos... todo está siendo un torbellino de emociones.
—¿Y tú, Luca? ¿Siempre has vivido aquí? —quise saber más sobre él, sobre el chico que parecía tener todas las respuestas.
—Sí, toda mi vida —responde—. Aunque, a veces, siento que no conozco este lugar en absoluto. Es como si siempre hubiera algo nuevo por descubrir.
—¿En serio? —me río suavemente—. Pareces alguien que tiene todo bajo control.
—Oh, no te dejes engañar por las apariencias —dice, con una sonrisa traviesa—. A veces, soy tan desastroso como cualquiera.
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CONTANDO ESTRELLAS
Novela JuvenilOlivia, una joven decidida y valiente, busca un nuevo comienzo en la bulliciosa ciudad de Nueva York. Tras una relación tóxica con su exnovio Alexander, plagada de abusos emocionales, decide intentar dejar atrás su pasado doloroso en busca de sanaci...