Alister y sus amigos de la Facultad compartían ratos de entretenimiento casi todos los días después de clases. Se sentaban a platicar en las Islas o en el Edén de CU, jugaban cartas y bebían alcohol. A medida que los semestres iban pasando, el número de alumnos en las aulas de clases era menor, entre compañeros de la misma generación se fueron haciendo más unidos. Aunque entre ellos no todos eran grandes amigos, mantenían una buena convivencia. Alister empezó a tener un acercamiento notorio hacia Yago.
Yago era un año más joven que Alister, alto, delgado, atractivo, un poco inseguro pero muy inteligente. La ingenuidad de su edad, le otorgaba un aire de pureza infantil, fue fácil de persuadir para doblegarlo a cumplir algunas voluntades. Habitaba al norte de la ciudad en casa de su abuela desde el inicio de la licenciatura. Como compañero, Alister envidiaba la facilidad de Yago para entender y memorizar información de las clases, su sentimentalismo para el análisis de poemas, su fluidez y capacidad en el aprendizaje de idiomas como el portugués y el ruso. Como amigo, Alister admiraba su espíritu libre y rebelde.
El acercamiento que existió entre Yago y Alister se dio de forma impredecible. El influjo del alcohol supo cuidar los desplantes sexuales como agente inconsciente de satisfacción en su lucha contra la timidez. Tras un día regular de clases, acostados en el pasto, terminaron tomándose de la mano y acariciando su cabello. Esa noche fajaron en uno de los parque ubicados entre la Facultad y el metro Copilco en el trayecto a casa. La bisexualidad fue un curioso entendimiento que Alister pudo corromper. Se dió una relación informal con instantes de besos apasionados. Sentimientos confundidos con la cama, la cama confundida con los jardines de la Facultad.
Yago supo que Alister estaba muy enamorado de Paul y que intentó reiniciar una relación con Luis Alberto, Alister supo del faje entre Yago y Chloe, su mejor amiga, y que mantenía relaciones sexuales con una chica del CELE. Ninguno de los dos puso cartas sobre la mesa para formalizar durante meses, dieron continuidad al coqueteo, sesiones irregulares de besos y celos infundados.
Un sábado en particular, en que habían agendado la realización de un trabajo en equipo, Viola y Chloe avisaron no poder asistir a casa de Alister. Yago confirmó su asistencia. En el departamento de Alister, estando solos, cogieron.
A pesar de Yago, Alister no dejó de interactuar con Paul, con quien para entonces ya enviaba mensajes. Yago notaba el coqueteo de Alister cuando se detenía para saludar y platicar con Paul en los pasillos de la Facultad. Todos sabían lo que estaba sucediendo, algunos miraban con un poco de recelo.
Yago reclamó a Alister por haber aceptado intimar con él si al final iba a iniciar una relación con Paul. Alister reclamó a Yago su incapacidad para formalizar cualquier compromiso sentimental, le sugirió no estar en contra.
Dejaron de hablar. Ninguno de los dos hizo el intento por conservar la amistad que habían visto florecer durante los últimos meses. Yago terminó por convertirse en un extraño más, un miembro más del pasado. Romance interrumpido.
Las reuniones de los viernes fueron sustituidas por largas caminatas de la mano de Paul.