La relación entre Alister y Javier comenzó a tener tintes de romanticismo poco tiempo después de conocerse. No queriendo corresponder al enamoramiento, Alister comenzó a retomar comunicación y a salir con Constanzo, con quien había tenido un romance algunos años atrás, poco antes de que Alister decidiera enfocarse en sus estudios en la Facultad.
Constanzo no había cambiado mucho, seguía dedicándose a estudiar la licenciatura, además de tener un nuevo emprendimiento relacionado a la exportación de bisutería, era un chico de gustos exquisitos pero amable y sencillo a la vez. Un par de años atrás, Constanzo había conquistado a Alister gracias a sus comentarios coquetos y aduladores, comenzaron a tener citas después de algunas semanas de platicar a través de Facebook, solían visitar parques y centros comerciales en el área de Coyoacán y Tlalpan, compartieron sesiones de besos y largos abrazos sobre puentes peatonales y debajo de la lluvia. Fue una experiencia romántica que Alister deseaba reclamar.
El día que decidieron volver a verse, Constanzo confesó haber sentido dolor debido a su desaparición, mencionó haberlo atribuido al destino. Alister pidió disculpas y prometió expresar más abiertamente sus emociones y prioridades. Comenzaron a tener de las mismas citas en el Sur de la Ciudad, aunque también anduvieron por Santa Fe y Tlatelolco. Alister ahora visitaba a Constanzo en el departamento que seguía rentando cerca del Tren Ligero Huipulco a unas cuadras de la UVM en la que estudiaba.
Alister daba cualquier excusa a Javier para salir con Constanzo, y viceversa. Alister recibía atención, cariño y caricias de ambos, le recordaba a sus años de prepa, aunque en esta ocasión priorizaba sus intereses sexuales. Combinaba tintes de romanticismo y sexualidad, se ocupaba de hacer el amor con uno el mismo día después del otro. Lo consideraba un acto de amor a su persona.
Constanzo aparentó ser cauteloso para crearse ilusiones, pero no dejó de interesarse por saber lo que Alister sentía, lo que quería y lo que le hacía falta para sentirse bien con él. Alister gozaba salvajemente de la pasión carnal que ahora daba sentido a su relación, ya no se sentía como un niño en los brazos de Constanzo, disfrutaba del placer que hacía abundar en cada una de sus caricias.
En alguna de nuestras pláticas, confesó no saber qué es lo que hizo falta para sentirse satisfecho con una pareja como él, supongo que disfrutaba de saberse capaz de enamorarlo y hacerle creer que tenía el deseo de iniciar una relación.
Algunas semanas más tarde, Constanzo comenzó a recibir mensajes por parte de un sujeto que compartió fotografías en la que estaba teniendo relaciones con Alister, luego otro set de fotos en las que él mismo estaba también con Alister. El sujeto quiso chantajearlo con coger para no compartir las fotos en las que se alcanzaba a ver la cara y el cuerpo de Constanzo además de su enorme erección. Alister había tomado fotos y grabado algunos videos con el consentimiento de Constanzo, los archivos se habían cargado a alguna de sus cuentas que permanecía abierta en la computadora de Erick, quien definitivamente tomó algunas para compartirlas en su perfil de Twitter. Fue una mala fortuna para Alister y una situación muy incómoda para Constanzo.
Constanzo le reclamó por descuidar su intimidad, mencionó sentirse decepcionado por el desinterés que parecía demostrar por la relación y por su persona. Desde entonces comenzó a ser paulatinamente más distante e inventó excusas para buscarlo, finalmente las citas menguaron hasta que dejaron de verse. Alister comenzaba a mostrar desinterés hacia los códigos de confidencialidad de su sexualidad, no supo disculparse por la indiscreción. Las buenas intenciones y sentimientos sinceros de Constanzo fueron nuevamente traicionados, no lograron otorgar significado a la relación que Alister deseaba.
La última vez que estuvieron juntos, Constanzo había ayudado a Alister a depilar su cuerpo, antes de rasurar él mismo sus vellos púbicos, mamó el culo de Alister como si de besar sus labios se tratara. Alister aguantaba cogidas largas y pesadas por la verga grande de Constanzo hasta recibir su descarga de semen. Esa noche, Alister pasó sólo algunos segundos recostado entre los brazos de Constanzo, alguien más lo esperaba.