12. A escondidas

218 35 0
                                    

Apenas quedaba un mes para la decisión final. Freen tenía por seguro quedarse. Había encontrado en Becky algo que en su propia vida desconocía y estaba dispuesta a perderlo todo por ella. Cuanto más se esforzaba Akura en separarlas, más se juntaban. Esta vez, el plan no iba a fallar.

Freen y Becky habían decidido finalmente darse el gusto de salir de compras a un centro comercial alejado de la capital. Vestidas con ropa común y sencilla, se sentían emocionadas por la libertad de poder disfrutar de un día normal sin ser reconocidas, pese a la negativa de P'Jaimes y los consejos de P'Ku. Tenían varios días libres y quería aprovecharlos al máximo. Madrugaron mucho para no encontrarse con demasiada gente, pero aun así el centro comercial estaba lleno de vida, con luces brillantes y música alegre en el aire. Freen y Becky caminaban de tienda en tienda, riendo y probándose diferentes atuendos. La risa de Becky resonaba en los pasillos, y Freen no podía evitar sonreír al verla tan feliz.

- Este te queda perfecto —dijo Freen, sosteniendo un vestido azul contra Becky.

Becky giró frente al espejo, sonriendo.

- Entonces lo compro —respondió feliz.

No obstante, en un despiste de Rebecca, Freen se adelantó y se lo regaló.

Después de varias horas de compras, decidieron tomar un descanso y se dirigieron a una pequeña cafetería dentro del centro comercial. Sentadas en una esquina acogedora, pidieron dos tés con leche y se relajaron, disfrutando del momento.

- Esto es justo lo que necesitábamos —mencionó Freen, tomando un sorbo de su té.

- Sí, es perfecto —respondió Becky, con su mirada llena de afecto mientras observaba a Freen.

Al salir de la cafetería, iban agarradas del brazo. Su conexión crecía con cada momento compartido. Sin embargo, su tranquilidad se vio interrumpida cuando un fan las reconoció. Normalmente eran chicas las que le pedían fotos a Beck, pero un muchacho muy agradable se acercó a ellas.

- ¡Becky! ¡Te admiro muchísimo! ¡Mis, mis hermanas Luna y Mónica darían la vida por estar aquí contigo! Gracias a ellas te sigo desde... ¡Desde el principio! —no recordaba con tanta excitación el nombre de su primera serie. ¿Podría hacerme una foto contigo?

Freen sonrió y soltó suavemente la mano de Becky para tomar la foto.

- Claro —dijo Becky, posando junto al fan. Puedo saludar a tus hermanas con un vídeo si quieres —añadió después.

Aunque sus gafas de sol impedían ver la felicidad en sus ojos, su sonrisa era de verdad. Todos esos momentos que compartía con sus seguidores hacía que todo mereciera la pena. Después de la foto y el vídeo, el fan las miró con admiración.

- Me alegra mucho verlas felices. ¿Podría tomarles una foto a ambas?

Freen y Becky intercambiaron una mirada rápida y luego Becky respondió con una sonrisa apenada.

- Lo siento, ella es anónima y prefiere mantener su privacidad.

El fan asintió comprensivamente.

- Lo entiendo. Respetaré su privacidad. Deseo lo mejor para ambas. Se ven muy felices juntas.

Freen y Becky rieron sin afirmar ni desmentir.

Nada más irse, el fan publicó la foto con Becky en redes sociales, lo que llamó la atención inmediata de los fans e inmediatamente de los paparazzis. No tardaron en descubrir que las gafas de Becky reflejaban la silueta de Freen Sarocha. No pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a buscarlas en el centro comercial. Freen notó la primera cámara oculta entre la multitud y su corazón se aceleró.

- Becky, tenemos que irnos, ahora.

Tomando su mano, Freen la guió a través del centro comercial, zigzagueando entre las tiendas para despistar a los paparazzis, sin mucho éxito a la salida. Corrieron hasta la estación de metro más cercana y se subieron al primer tren que encontraron, rumbo a una zona más lejana de la ciudad. Aquel detalle no pasó desapercibido para las cámaras.

Sentadas en el vagón del metro, ambas respiraban agitadamente con sus manos aún entrelazadas.

- ¿A dónde vamos? —preguntó Becky, confiando plenamente en Freen.

- No lo sé...

Después de un largo viaje en metro, seguido de un corto trayecto en autobús, llegaron a un pintoresco campo. El aire fresco y los sonidos de la naturaleza las recibieron mientras caminaban hacia el hostal más cercano. Freen abrió la puerta con la llave que le entregaron en la recepción y las dos entraron en el acogedor refugio.

- Este lugar es hermoso —dijo Becky, mirando a su alrededor con asombro.

Freen sonrió, sintiéndose aliviada de estar en un lugar seguro.

- Lo es. Aquí podemos descansar un poco hasta que todo se calme y puedan recogernos.

Una joven estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora