3. Akura Nakdudaw

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Caminan hasta la trastienda. De algún modo la tetería parecía mucho más grande de lo que en realidad era. Lo cierto es que la mujer tenía un gusto particular, como si el universo ─las estrellas, los planetas...─ se mezclara con la calidez del otoño. Nada más sentarse, le sirvió una taza de té. En cuanto lo probó, sus ojos se engrandecieron.

- Madre mía, sí que está buenísimo.

- No por nada es mi especialidad.

- Ya imagino... ─dijo antes de seguir probándolo, sin saber muy bien cómo actuar.

- Es un placer conocer al fin en persona a la gran Sarocha.

- ¿Cómo sabes mi...?

- Akura Nakdudaw, guardiana de las estrellas, para servirte.

- ¿Guardiana... de las estrellas?

- Algo así. Es una buena manera de definir mi trabajo. Verás, desde que existe la humanidad, las mujeres de mi familia se han dedicado de generación en generación a una sola cosa: observarlas y analizar su influencia en la Tierra. La gente cree que son esferas de luz sin más, independientemente de lo que abarquen a nivel geológico, pero en realidad poseen un poder que escapa de los ojos de la ciencia: conceder deseos. Podríamos decir que yo soy una especie de astrónoma que tiene la habilidad de leerlas, escucharlas... Vamos, que me comunico con ellas. Por eso sé qué es lo que te ha pasado, lo que sucede constantemente a nuestro alrededor y lo que ocurrirá.

- Dime que es una cámara oculta, por favor.

- Freen, entiendo que es una situación complicada y difícil de creer. Quizá pienses que estoy desquiciada, que se trate de una pesadilla o cualquier otra teoría que pueda justificar este caos, pero que nadie te reconozca no es casualidad: pediste un deseo y una de ellas te lo concedió. Me gustaría decirte otra cosa, pero...

- Pero si es así, ¿por qué tú sí sabes quién soy yo?

- Porque las guardianas nos libramos de los efectos de dichos deseos gracias a este amuleto ─dijo sacando un colgante que tapaba su camiseta.

- Es... Es igual que el símbolo del libro de la vitrina.

- Así es. Además, no solo tiene lugar esa nueva realidad deseada, sino que puede verse afectada la dimensión espaciotemporal como consecuencia. Nuestra función no solo es estudiar su poder, sino también observar y equilibrar esos efectos, así como asegurarnos de que sois consecuentes con vuestros actos; guiaros de algún modo en esta nueva realidad que habéis buscado.

- Pero si yo hubiera sabido que...

- ¿Nunca te han dicho que tengas cuidado con lo que deseas?

- Pero yo no quería esto.

- Ah, ¿no? ─respondió con cara de incredulidad.

- No, se han equivocado. Yo solo quería... calma. No ser el centro de atención por un momento. ¿No hay alguna manera de solucionar todo esto? ¿Tú no puedes hacer nada?

- Uy, no, qué más quisiera. Demasiado que no tengo que pagar impuestos. Otra ventaja de mi trabajo, jeje. No obstante, si tan arrepentida estás...

- ¿Qué?

- Normalmente hacemos una excepción cuando se trata de alguna injusticia, actos egoístas que no deben hacerse... Pero tu caso... No cumple ninguno de los requisitos.

- Oh...

- Bueno, arriba esos ánimos. La esperanza es lo último que se pierde, ¿no? Leamos el libro. Es el diario de las guardianas. Quizá encontremos algo.

- ¿A qué esperamos? ─dijo dirigiéndose hacia la vitrina.

- No, no, por allí no. Ese libro es de exposición. Es de pega. El verdadero lo tengo escaneado; hay que adaptarse a los tiempos.

El libro parecía interminable. Por suerte, tenía un índice que, con solo clicar, le permitía ir directamente a lo que buscaban. Freen no dejó de contemplar todo lo que hacía Akura.

- "Qué hacer si le desean el mal a alguien", nop. "Qué hacer si desean viajar al pasado", nop. "Qué hacer si te enamoras del deseador", tampoco. "Cómo ser guardiana y no morir en el inten...", no, no, definitivamente no. ¡Ah, aquí! ¡Aquí está!: "Pasos de arrepentimiento...".

Pasos de arrepentimiento. Cómo revertir un deseo:

Le deseante, deseador o deseadora no debe haber escapado de la ley.

Le deseante, deseador o deseadora es totalmente consciente de lo que supone desear.

Le deseante, deseador o deseadora debe esperar un año para encontrarse en el mismo sitio, hora y lugar donde se produjo el deseo. Una vez allí, la estrella encargada reaparecerá y valorará su nueva petición.

Le deseante, deseador o deseadora no podrá aprovecharse de —ni preguntarle a— su guardiana sobre los eventos futuros que tendrán lugar, puesto que debe averiguarlo por sí misme.

Le deseante, deseador o deseadora será advertide de que la vida que tenga durante tal año será como si no hubiera existido para la gente de su alrededor.

Le deseante, deseador o deseadora sí recordará toda esta experiencia para evitar situaciones futuras similares, a menos que su deseo incluya cierta modificación de sus propios recuerdos.

No obstante, si le deseante, deseador o deseadora desaprovecha tal oportunidad, no podrá revertir la situación por más que lo desee en otras ocasiones.


- Uf... Menos mal ─soltó Freen.

- Ahora solo tienes que esperar un año.

- Bueno, no parece tan difícil... O eso espero.

- Volver a empezar nunca es sencillo, pero siempre que lo necesites de verdad solo tienes que tocar el collar y estaré ahí contigo, aunque no me veas. Y ahora... ¡Despierta!

- ¿Qué coll...?

Tras el sonido de un chasquido, sus ojos se abrieron. Su respiración se encontraba igual de agitada que la de quien sale del agua sin saber cuánto más podría aguantar bajo la misma. Menudo sueño. Parecía tan real... Ya más tranquila, se levanta de la cama dispuesta a tomar un baño. Se desviste, se mete en la bañera, deja deslizar el agua sobre su cuerpo y... Respira. Tan solo respira. Es impresionante lo que puede hacer su subconsciente durante la noche. No es la primera vez que le pasa, pero eso ya era otro nivel. Una vez en albornoz, quita con la mano la humedad del espejo y sus ojos se dirigen directamente a su cuello. ¡¿Pero qué?! Tenía un collar como el de Akura. La parte de atrás de la estrella, sin embargo, era como una especie de contador: "Día 8 de 365".

Una joven estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora