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"Padre... ¿Tú lo sabías?"
Preguntó Alicent al ver entrar a su padre, Otto, a sus aposentos. Seguía bastante enojada por lo sucedido en la sala del Trono de Hierro. No dejaría que Rhaenyra y Rianne se llevaran a su hija a Dragonstone; ella tenía un mejor matrimonio planeado para su primogénita y pensaba que su padre estaba de acuerdo hasta ver la reacción de normalidad del mismo ante la propuesta de su hijastra.
"Por supuesto que no, pero piénsalo, hija, Jacerys es el cuarto heredero. Si lo casamos con tu hija... solo nos acercaremos más al trono " le trató de explicar Otto mientras se sentaba a un lado de ella en la chimenea. Alicent simplemente lo miró sin poder creer lo que decía. Su hija, la primera, su pequeño rayo de sol... se casaría con uno de los hijos poco agraciados de Rhaenyra.
"Pero recientemente me llegaron ciertos rumores de la princesa Rhae... y creo que deberías escucharlos."
La noche que Rianne había descubierto a los dos amantes besándose en mitad del pasillo fue la misma en la que descubrió que habían separado a Daella y Daeron de sus habitaciones por orden de Otto. Su hija llegó llorando a sus faldas diciendo que no quería dormir sin su hermano. Ante eso, fue a la oficina de la Mano del Rey exigiéndole una explicación, y entre palabras que ambos se intercambiaron, la heredera confesó haber visto a Aemond y Rhae besándose.
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Alicent estaba furiosa. Más que furiosa, quería golpear a su hijo menor. ¿Cómo podría haber sucedido tal hecho ante la mirada de la heredera, la hija favorita de Viserys? "Por suerte no abrió la boca con él", pensó la Reina Verde mientras caminaba a pasos firmes hacia los aposentos de Aemond. Al llegar, ni siquiera tocó la puerta, sino que directamente entró, haciendo que su hijo la mirara un tanto confundido.
"Madre..."
Habló Aemond mirándola con un semblante calmado pero confundido, mientras Alicent resistía el impulso de darle una cachetada por el gran aprecio que le tenía. Tratando de calmarse, se sentó enfrente de él. Aemond justamente estaba leyendo un libro en valyrio, el cual cerró al instante para prestarle atención a su madre.
"Me contaron lo sucedido en los pasillos... con Rhae... Aemond, lo que hiciste, ¿sabes que puede tener consecuencias?"
Como si fuera un niño pequeño, trató de explicarle, tratando de mantener la calma ante sus palabras. Aemond suspiró levemente para después levantarse y acercarse a la chimenea lentamente.
"Lo sé, pero todos sabemos que Rhae no quiere ese matrimonio con Jacerys. Lo que hice... la salvó de un matrimonio de tortura junto al hijo de Rhaenyra "habló Aemond, mirando cómo el fuego consumía los pedazos de madera. Alicent simplemente lo miraba con un semblante serio. Tenía una batalla de pensamientos sobre el matrimonio de su hija. ¿Aemond la había salvado o la había condenado a un matrimonio con él? Sabía que su hijo no era una mala persona, o eso quería creer ella; era mejor candidato para ser esposo de Rhae que Jacerys.
