Cap: 42

397 23 1
                                    

El mes pasado abandonamos la casa que habíamos alquilado y ahora sí estábamos en nuestras casas.

Hoy salía Danilo así que con mi hermano, Sebas y Anabella fuimos a buscarlo. Cuando llegamos ya estaba Danilo afuera jugando con una piedrita.

-- Dani! -- lo llame emocionada bajando del auto. 

Después de años por fin lo veía bien, mucho mejor que el uruguayo de antes y eso me ponía muy contenta después de todo lo que vivió o bueno, vivimos.

-- Miki! -- me dió un abrazo.

-- Estoy orgullosa de vos -- me separé.

-- A ver, permiso que el me quiere más a mi -- me empujó de hombro Fernando y lo abrazo -- Muy bien pollo -- se separó.

Después lo saludo su hermano y mi cuñada. Sebas con ayuda de Cochi, arreglaron su casa, la pintaron, compraron nuevas cosas y ropa para Danilo.

El doctor salio a hablar con sebas, mientras que nosotros ya nos subimos al  auto, hablaron unos cuantos minutos y después se subió al auto para irnos.

Llegamos a su casa para mostrarle y si le gustó. Cómo íbamos a tomar mate nos olvidamos de comprar el pan así que fui con Dani para comprar.

-- Que onda vo', todo bien? --

-- Si, y vo'? --

-- Igual, ya estaba arto de estar ahí, todos los días eran lo mismo, hasta que me dejaron ir a entrenar --

-- Ahora ya te sentis bien? --

-- Si, siempre iba un psicólogo a hablar con nosotros pero estaría mejor si... --  no termino de decir.

-- Si que dan? --

-- Si estuviéramos.. juntos, pero ahora estás con Jorge y.. ya no puedo hacer nada, bueno, no quiero que tengas problemas por mi culpa -- miró a otro lado. 

No sabía cómo responder, y me salvó Carlos que le gritó corriendo hacia él y lo alzó de la emoción, me rei por eso.

-- Por qué no me avisaste que hoy le daban el alta? -- me miró a mi.

-- Si te dije Carlos, bueno, se olvidaron por qué Segundo también lo llame avisándole --

-- Vite' como so',  ahora que jugas en boca, no le das bola a nadie -- se quejo el Uruguayo.

-- Cállate que vo' también jugas --

-- Pero no me olvidó de mis amigos --

-- Dale, dejen de boludear -- me metí -- Carlos, no queres ir a tomar mates con nosotros? -- asintió.

El uruguayo contaba las cosas que hacían ahí durante todo este tiempo.

Terminamos de comprar el pan, con queso y fiambre, y nos fuimos devuelta a la casa de Sebastián.

Apenas llegamos me puse armar los sandwiches mientras que los demás ponían las tazas sobre la mesa.

Agradecía interiormente, después de tantas cosas que nos tocó vivir a cada uno, por fin nos encontrábamos tranquilos, sin quilombos.

Pase casi toda la tarde, ahí con ellos, hablando, y cagando nos de risa un rato. Hasta que tocaron la puerta, ninguno de los pajeros se querían levantar así que fui yo, y del otro lado, me encontré con Jorge.

-- Me imaginé que estarías acá -- dijo molesto.

-- Y si, recién acaba de salir el uruguayo, donde más estaría? -- me corri dándole un lugar -- pasa -- me negó con la cabeza y lo mire confundida.

Apache // La chinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora