Capítulo 5: Hilos y cadenas. Parte 1

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La negación era algo dulce y reconfortante. Lo ayudaba a aguantar los momentos en que las dudas lo inundaban, susurrándole cosas aterradoras que no quería oír, burlándose de sus esperanzas y mofándose de su determinación. Lo ayudaba a vivir sin dudar constantemente de sí mismo; le permitía amar a Tom con toda la devoción y pasión con las que se supone que se debe amar a los niños.

Pero ahora, incluso el alivio de la negación había desaparecido. No le quedaba nada. Nada más que afilados fragmentos de esperanzas aplastadas que le perforaban las entrañas al menor movimiento o esfuerzo mental.

Tom.Beth.

Tom. Asesinato.

—¿Sabes por qué estoy aquí? —preguntó Harry. Su voz sonaba tan muerta como se sentía.

—Para verme, por supuesto —Tom inclinó la cabeza, observándolo y, aunque sonreía, no era una sonrisa amable ni inocente. Era desafiante, oscura y completamente desapasionada—. Puede que te digas a ti mismo que estás aquí por otra razón, pero yo sé la verdad. Viniste porque me extrañabas.

De alguna manera, esto todavía lo tomó por sorpresa, y Harry dejó escapar una risa corta e incrédula.

—Tu arrogancia no tiene límites, ¿verdad? —preguntó sin alegría—. Créeme, extrañarte ha sido lo último en lo que he pensado.

Tom entrecerró los ojos, claramente disgustado por sus palabras, pero siguió sonriendo con esa horrible y cruel sonrisa. Era la sonrisa de Voldemort, no la de Tom. Jamás la de Tom.

—Beth está muerta —dijo Harry. No estaba seguro de qué esperaba: ¿que la expresión de Tom cambiara? ¿Que fingiera estar horrorizado? Era inútil. Ambos sabían la verdad.

Pero aún no esperaba que la sonrisa de Tom se convirtiera en una mueca completamente maliciosa.

—Bien —dijo arrastrando las palabras, y otra esquirla se clavó profundamente en el corazón de Harry—. Ahora puedes dejar de fingir que alguna vez estuviste enamorado de ella. Fue repugnante. Nunca habría tolerado su presencia durante el verano.

Le costó un tremendo esfuerzo no dar un paso atrás ante la avalancha de ira de Tom. Harry había intentado armarse de valor antes de esta reunión; creía que estaba listo. Había planeado quitarse todas las máscaras que Tom intentara ponerse, pero el problema era que Tom no llevaba ninguna. Ni siquiera intentaba parecer molesto, y esto, de alguna manera, era incluso más escalofriante que lo que Harry había visto en el departamento de policía. Más escalofriante que la imagen del cuerpo de Beth que estaba grabada en su mente ahora.

¿Cuándo había sucedido esto? ¿Cómo podía ser que la transformación fuera tan rápida y violenta? ¿O realmente se había estado engañando tanto a sí mismo que no había percibido ninguna señal, a pesar de saber qué era lo que debía tener en cuenta?

—Tienes una oportunidad para contarme tu versión de la historia —dijo Harry lentamente cuando recuperó la capacidad de hablar—. Si me mientes, no tendrás otra oportunidad. No te escucharé, no importa lo que digas. ¿Entiendes?

Tom lo observó atentamente, como si estuviera calculando qué hacer a continuación. Finalmente, su sonrisa se atenuó y su expresión se tornó preocupada.

—No sé qué quieres que te diga —dijo—. No me molesta que haya muerto, pero eso es todo. Estás actuando como si yo la hubiera matado. ¿Por qué pensarías eso? Estuve aquí todo este tiempo, puedes preguntarle al profesor Dumbledore.

Harry respiró profunda y cuidadosamente, apretando los puños.

Tenía que mantener la calma. Tenía que controlarse. Si permitía que sus emociones se apoderaran de él, no podría detenerse, e incluso lo que quedaba de su vida con Tom tal como la conocía quedaría destruido.

What He Grows To Be (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora