⪼ En un mundo donde el dolor y la desesperanza parecen no tener fin, Beomgyu enfrenta una rutina diaria marcada por la crueldad y el desprecio. La constante humillación y el vacío emocional lo han llevado al borde de la desesperación, donde la lucha...
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Unos días después los padres de Beomgyu habían decidido trasladarlo a un nuevo colegio, ya que el anterior apenas estaba en reconstrucción tras el incendio.
─ ¿Por qué tengo que volver? Aún sigo aturdido por lo del incendio ─ dijo Beomgyu, mientras miraba al suelo, estaba nervioso y jugaba con sus manos.
─ Mira, Beomgyu, a nosotros no nos importa cómo te sientas. Además, si vuelves al colegio, te veremos menos, y eso nos conviene ─ respondió su madre con frialdad, sin mirar siquiera a su hijo.
─ ¿No eras tú el que tanto quería que te cambiáramos de colegio? ¿Por qué ahora no quieres? ─ agregó su padre, mientras revisaba su reloj impacientemente, como si esta conversación no mereciera más de su tiempo.
Beomgyu no pudo evitar sentirse triste y nervioso, pero quizás sea lo mejor; al menos así no verá a Yeonjun en la nueva escuela.─ No tengo más tiempo ─ dijo su papá, ajustándose la corbata con impaciencia. ─ Vístete pronto, ya nos tenemos que ir.
─ ¿Siquiera tengo el uniforme? ─ preguntó Beomgyu, con un tono de desesperanza en la voz.
─ No tienes que llevar uniforme; puedes ir con cualquier ropa a ese colegio ─ respondió su madre, intentando sonar más conciliadora pero sin ocultar su irritación.
Ambos se fueron dejando solo a Beomgyu, quien se quedó solo en su habitación, pensando en cómo el cambio de escuela le daría una oportunidad de empezar de nuevo. Sin embargo, sentía un nudo en el estómago, temiendo que en la nueva escuela también lo molestaran y repitieran los problemas del pasado.
Rápidamente se vistió y se dirigió hacia la entrada, donde sus padres lo estaban esperando. Al verlos, Beomgyu notó la impaciencia en sus rostros y el aire tenso que rodeaba la escena. Su madre le lanzó una mirada rápida antes de volver a revisar su reloj, mientras su padre le indicaba que se apresurara.
Subieron al coche, y el viaje al nuevo colegio transcurrió en silencio, interrumpido solo por el sonido del motor y el ocasional zumbido del móvil de su padre. Beomgyu miraba por la ventana, observando cómo el paisaje cambiaba, sin poder evitar preguntarse qué le esperaba en este nuevo entorno.
Al llegar, Beomgyu se dio cuenta de que era un colegio bastante grande, con una apariencia moderna y atractiva. Bajó del auto con nervios, sintiendo el peso de su ansiedad y anticipación.
Sus padres se marcharon sin siquiera decirle un adiós, dejando a Beomgyu solo frente al nuevo edificio. Mientras se quedaba allí, el miedo y la felicidad se mezclaban en su mente. Tenía miedo de lo que le esperaba en este nuevo entorno, pero también sentía una chispa de alegría al pensar que no volvería a ver a Yeonjun, al menos hasta que sus padres decidieran cambiarlo de nuevo.
No sabía qué hacer ni a dónde ir. Sus papás no le dieron información de nada, ni siquiera le dijeron a qué hora salía el colegio. Se quedó en la entrada, buscando señales o indicaciones que le dieran alguna pista sobre su primer día. Mientras observaba a otros estudiantes que entraban y salían con confianza, Beomgyu se sentía cada vez más desorientado, deseando que alguien viniera a orientarlo.
