El cuerpo de Taehyun temblaba, incapaz de asimilar que el amor de su vida se hubiera suicidado ante sus propios ojos.
Taehyun estaba tirado en el piso, con los ojos llenos de lágrimas que se desbordaban sin control. El dolor en su pecho era insoportable, como si su corazón estuviera siendo destrozado en pedazos. No podía dejar de repetir en su mente las últimas palabras de Beomgyu, resonando en el vacío que ahora sentía en su interior.
La multitud alrededor murmuraba, algunos grababan con sus teléfonos, otros lloraban en silencio. Pero todo eso era solo ruido distante para Taehyun, quien no podía apartar la vista del borde del edificio, el lugar donde había perdido a la persona más importante para él.
Se sentía impotente, abrumado por la culpa y la desesperación. Se preguntaba una y otra vez si podría haber hecho algo para evitarlo, si había fallado en proteger a Beomgyu de su dolor. Cada pensamiento lo hundía más en un abismo de tristeza del que no sabía si alguna vez podría salir.
─ No... ─ murmuraba, intentando convencerse de que todo fue un mal sueño, una mentira.
─ No puede ser real... ─ susurraba entre sollozos, mientras el dolor en su pecho crecía con cada segundo que pasaba. Las lágrimas continuaban cayendo, su visión se volvía borrosa, pero el vacío en su corazón era lo más claro y palpable que había sentido jamás.
El mundo a su alrededor seguía girando, pero para Taehyun, el tiempo se había detenido en el momento en que Beomgyu había saltado. La realidad se sentía frágil, como si estuviera a punto de desmoronarse en cualquier momento.
Los médicos, al ver su estado, se apresuraron a acercarse.
─ Necesitamos llevarlo al hospital, está en estado de shock ─ dijo uno de los paramédicos.
Mientras lo levantaban, Taehyun apenas podía registrar lo que sucedía a su alrededor. Vio, como en un sueño borroso, cómo también levantaban el cuerpo sin vida de Beomgyu. La visión de su amado siendo llevado en una camilla, con la piel pálida y sin vida, hizo que su corazón se rompiera aún más.
El trayecto al hospital fue un borrón de luces y sonidos lejanos. Al llegar, fue conducido a una sala de emergencias para ser evaluado. Mientras tanto, el cuerpo de Beomgyu era llevado a la morgue. Después de lo que parecieron horas, Taehyun fue dado de alta del área de urgencias y llevado a una sala de espera.
En la sala de espera, Taehyun se encontraba solo, rodeado de sillas vacías y el sonido distante de pasos apresurados y conversaciones en voz baja. El dolor en su pecho era insoportable, un nudo constante de angustia y desesperación. Cada minuto que pasaba sentía como una eternidad.
Finalmente, incapaz de contenerse, Taehyun insistió en ver a Beomgyu una última vez. Los médicos, dudosos, finalmente accedieron. Lo llevaron a la morgue, donde el cuerpo de Beomgyu yacía en una camilla, cubierto con una sábana blanca. Taehyun, con lágrimas corriendo por sus mejillas, se acercó lentamente.
─ Beomgyu... ─ susurró, su voz quebrada por el dolor.
Levantó la sábana, revelando el rostro tranquilo de Beomgyu. Aún en la muerte, parecía que estaba durmiendo. Taehyun cayó de rodillas al lado de la camilla, sollozando incontrolablemente.
─ Por favor, despierta... No me dejes solo... ─ rogaba, sabiendo que sus súplicas eran en vano.Sus lágrimas caían sobre la fría piel de Beomgyu mientras se aferraba a su mano inerte.
En ese momento, la puerta de la morgue se abrió, y los padres de Beomgyu entraron. La madre, con una expresión fría y distante, miró a su hijo sin mostrar ninguna emoción visible.
─ Levántate, Taehyun ─ ordenó con voz dura. ─ Ya has hecho suficiente.
El padre, aunque más contenido, no podía ocultar su enojo.
─ No tenías que involucrarlo en tus problemas ─ dijo con amargura. ─ ¡Lo arrastraste a esto!
Taehyun, incapaz de defenderse, solo podía llorar. Sus palabras eran un eco vacío en su mente; no podía procesar el dolor que sentía.
─ Entonces, debiste protegerlo ─ replicó la madre, su voz helada. ─ Esto es tu culpa.
El padre de Beomgyu se llevó las manos a la cabeza, intentando contener su propia desesperación. La escena en el hospital era una mezcla de dolor, enojo y confusión, y Taehyun, sumido en su propia angustia, no podía encontrar consuelo en ninguna parte. Se levantó lentamente, sus piernas temblorosas apenas podían sostenerlo. Miró una vez más el rostro de Beomgyu, susurrando una última despedida.
─ Te amo, Beomgyu. Siempre te amaré.
─ ¡Basta de estas tonterías! ─ gritó el padre de Beomgyu, interrumpiendo a Taehyun. ─ Si no fuera por ti, él seguiría vivo.
─ ¡No! ─ gritó Taehyun, levantándose bruscamente. ─ ¡No es mi culpa! ¡Es de ustedes! ¡Nunca lo apoyaron, nunca lo entendieron! ¡Solo lo hicieron sentir peor!
Los padres de Beomgyu se quedaron en silencio, sorprendidos por la intensidad de las palabras de Taehyun.
─ ¿Qué estás diciendo? ─ preguntó la madre, con una mezcla de incredulidad y enojo.
─ ¡Sabían que estaba sufriendo y no hicieron nada! ─ continuó Taehyun, con lágrimas de rabia corriendo por su rostro. ─ ¡Solo lo hicieron sentir más miserable! ¡Siempre fue su culpa!
El padre dio un paso adelante, su rostro rojo de ira.
─ ¡Cállate! ¡No tienes idea de lo que estás diciendo!
─ ¡Claro que sé! ─ replicó Taehyun, su voz quebrada por el dolor. ─ ¡Lo amaba! ¡Sabía lo que necesitaba, y ustedes nunca se lo dieron! ¡Él se quitó la vida porque no soportaba más este infierno, un infierno que ustedes ayudaron a crear!
La madre de Beomgyu, incapaz de contener su propia frustración, comenzó a llorar, pero no de tristeza, sino de rabia contenida.
─ ¡Sal de aquí, Taehyun! ¡No eres bienvenido! ─ gritó, señalando la puerta.
Taehyun, con el corazón destrozado y la mente nublada por el dolor, dio un último vistazo al cuerpo sin vida de Beomgyu antes de salir de la habitación. Sus últimas palabras resonaban en su mente mientras se alejaba.
─ Lo siento, Beomgyu... Lo siento tanto...
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Sonidos del corazón : Taegyu :
Fanfic⪼ En un mundo donde el dolor y la desesperanza parecen no tener fin, Beomgyu enfrenta una rutina diaria marcada por la crueldad y el desprecio. La constante humillación y el vacío emocional lo han llevado al borde de la desesperación, donde la lucha...