La tarde se deslizaba silenciosamente sobre la ciudad cuando Beomgyu se sentó en su habitación, sumergido en la penumbra.El resplandor tenue de las luces de neón se filtraba por la ventana, iluminando apenas su guitarra eléctrica en el rincón.
Beomgyu, de cabello oscuro y ojos cargados de tristeza, acariciaba las cuerdas con dedos ágiles pero pesados.
Su mente era un torbellino de angustia y desesperación. El peso de los problemas en casa y en la escuela era abrumador.
Las palabras hirientes de sus compañeros resonaban en su mente como un eco desgarrador, y las discusiones frecuentes con sus padres dejaban cicatrices emocionales profundas.
Beomgyu se encontraba solo en su habitación, perdido en sus pensamientos mientras recordaba cada palabra hiriente que los bullys le habían dicho esa tarde en el patio de la escuela. Cada insulto resonaba en su mente como un eco doloroso, haciéndolo sentirse cada vez peor consigo mismo.
─ Oye, rarito, ─ dijo uno de los bullies mientras se acercaba a Beomgyu.
Beomgyu estaba sentado bajo un árbol, concentrado en un libro. Pensó que estar allí podría evitar encontrarse con sus acosadores.
Yeonjun, su acosador, se acercó sigilosamente a Beomgyu y le arrebató el libro de las manos. Lo examinó con desdén y soltó una risa burlona al ver el título, menospreciando lo que Beomgyu estaba leyendo.
Beomgyu trató de ponerse de pie, pero uno de los secuaces de Yeonjun le propinó una patada en el pecho, derribándolo nuevamente con fuerza. Beomgyu cayó al suelo, sintiendo el dolor físico mezclado con la desesperanza emocional de ser constantemente humillado y atacado.
─ Por favor, devuélvemelo... ─ suplicó Beomgyu en un susurro entrecortado, sintiendo un nudo en la garganta y los ojos llenos de lágrimas que amenazaban con escaparse. Sus palabras resonaron con una mezcla de tristeza y desesperación, consciente de que cada acto de crueldad lo hundía más en un abismo emocional del que le resultaba difícil escapar.
─ No seas tan dramático, Beomgyu. Pareces una niñita llorando. ─ dijo Yeonjun con desdén, entre risas burlonas que resonaron como dagas en el corazón de Beomgyu.
Yeonjun se agachó frente a Beomgyu, acercándose para escudriñar su apariencia con desprecio.
Sus burlas resonaron mientras se mofaba de cada detalle, de repente, su mirada se posó en el brazo de Beomgyu, revelando un paisaje desolador de cicatrices dispersas por su piel.
─ ¡Dios! Qué asco. ─ dijo Yeonjun con repugnancia al observar el brazo de Beomgyu.
─ Esto demuestra lo débil que eres, bicho raro.
Con estas palabras, Yeonjun inventó un nuevo apodo que hizo sentir aún peor a Beomgyu.
Yeonjun se puso de pie y se acercó a su grupo, susurrando con malicia: ─ Hagan lo que quieran con él, los dejo a cargo. ─ La oscura promesa se deslizó entre ellos como una orden tácita.
Sin vacilar ni un momento, el grupo de Yeonjun, autodenominado "Los Depredadores", comenzó su tormento contra Beomgyu.
Hyunjin, uno de los integrantes del grupo, se acercó a Beomgyu con un puñado de piedras en la mano. Sin mediar palabra, comenzó a lanzarlas hacia el rostro de Beomgyu, causando cortes y lágrimas en su piel.
─ Por favor, no me hagan más daño... ─ sollozó Beomgyu, con un llanto desgarrador lleno de desesperación.
Pero Hyunjin ignoró sus súplicas y continuó golpeándolo con las piedras hasta que Beomgyu quedó inconsciente, dejándolo tirado en el suelo, herido y abandonado.
La inspectora del colegio descubrió a Beomgyu y rápidamente lo llevó a la enfermería, donde llamó a sus padres para que vinieran a recogerlo.
Pero cuando los padres de Beomgyu llegaron, en lugar de consolarlo, lo regañaron con dureza, culpándolo por no defenderse.
En casa de Beomgyu, la discusión fue intensa y desgarradora. Su madre, visiblemente molesta, exclamó: ─ ¿Por qué no te defiendes? ¡No podemos seguir resolviendo tus problemas por ti!
─ Tienes que aprender a defenderte, Beomgyu. No podemos estar siempre detrás de ti para protegerte. ─ agregó el padre de Beomgyu con una mezcla de frustración y decepción.
Beomgyu, con los ojos llenos de lágrimas, trató de explicar.
─ Pero... ellos son tan crueles... no puedo hacerlo solo...
Sin embargo, sus palabras parecieron caer en oídos sordos. La discusión continuó, dejando a Beomgyu sintiéndose aún más solo y desamparado.
Beomgyu sentía una necesidad desesperada de liberar el dolor interno que lo consumía. Sacó una cuchilla pequeña de su escritorio y, con manos temblorosas, dejó que la hoja cortara su piel.
Una sensación punzante seguida de un alivio momentáneo lo envolvió. Las marcas en su piel eran un reflejo físico del tormento emocional que enfrentaba.
La música se había convertido en su única vía de escape, su única forma de expresar las emociones que no podía poner en palabras. Cada acorde que tocaba era como un grito silencioso, una catarsis en medio de la oscuridad que lo rodeaba.
La guitarra se convirtió en su compañera silenciosa, testigo mudo de sus luchas internas.
Esa noche, mientras las notas llenaban su habitación solitaria, Beomgyu se sintió abrumado por una sensación de vacío.
Sus dedos se detuvieron y dejó caer la guitarra sobre sus piernas, incapaz de seguir tocando. La tristeza lo envolvió como una niebla densa, dejándolo preguntándose si alguna vez encontraría una luz en medio de tanta oscuridad.
¡Holi a todos! Quería agradecerles por haber llegado hasta el final de este primer capítulo de mi fanfic. Me emociona poder compartir esta historia con ustedes.
Quiero ser transparente desde el principio: este fanfic abordará temas sensibles como la depresión y las autolesiones. Si estos temas te afectan de alguna manera, te recomiendo que cuides tu bienestar y consideres dejar de leer esta historia. No quiero que nadie se sienta incómodo/a o angustiado.
Sobre la extensión de la historia, inicialmente planeo desarrollarla en unos 10 capítulos, pero todo puede evolucionar según la trama y el interés de los lectores.
Les invito a que voten y comenten si les gusta la historia o si tienen alguna idea o sugerencia para la trama.
Chauuu ♡♡
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Sonidos del corazón : Taegyu :
Fiksi Penggemar⪼ En un mundo donde el dolor y la desesperanza parecen no tener fin, Beomgyu enfrenta una rutina diaria marcada por la crueldad y el desprecio. La constante humillación y el vacío emocional lo han llevado al borde de la desesperación, donde la lucha...