⪼ En un mundo donde el dolor y la desesperanza parecen no tener fin, Beomgyu enfrenta una rutina diaria marcada por la crueldad y el desprecio. La constante humillación y el vacío emocional lo han llevado al borde de la desesperación, donde la lucha...
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Taehyun se había quedado profundamente dormido en el escritorio luego de escribir la carta y llorar.
Sus ojos estaban cansados y enrojecidos por el llanto. Al despertarse, se dio cuenta de que era más tarde de lo que pensaba.
─ ¿En qué momento se hicieron las siete? ─ preguntó en voz baja mientras bostezaba, con la cabeza todavía pesada por el sueño.
─ ¿Por qué estoy sobre el escritorio? ─ murmuró, confundido.
Al recordar lo que había hecho la noche anterior, las lágrimas volvieron a brotar, reviviendo el dolor que no se desvanecía.
Taehyun se limpió las lágrimas con la camisa y se dio cuenta de que había pasado la noche en el escritorio, con su uniforme aún puesto.
─ Dios, ni siquiera me cambié ─ murmuró con tristeza.
Se levantó lentamente, sintiendo el peso en sus párpados. Por alguna extraña razón, sus ojos estaban mucho más rojos e hinchados de lo normal, como si hubiera estado llorando toda la noche.
Se arregló un poco y se dirigió a la escuela, con la esperanza de que no le dijeran nada por llegar tarde.
Al entrar en su salón, notó que un chico rubio le sonreía cálidamente. Taehyun pensó que tal vez la sonrisa era para alguien más, tal vez alguien detrás de él, o simplemente estaba imaginando cosas que no eran.
Se sentó en su asiento, como le era de costumbre, y comenzó a dormir, agotado por la falta de descanso.
Taehyun siempre había sido un estudiante ejemplar, con calificaciones sobresalientes y un lugar destacado en la clase. Sin embargo, desde la muerte de Beomgyu, su rendimiento académico se desplomó.
Sus notas bajaron drásticamente, y los profesores se preocupaban por él, ya que ni siquiera prestaba atención en clase. La tristeza y el agotamiento lo llevaban a llorar constantemente o a quedarse dormido durante las lecciones.
Mientras dormía, unas voces comenzaron a interrumpir su sueño.
─ Taehyun, Taehyun ─ escuchó cómo le susurraban al oído.
Se despertó lentamente, levantando la vista para encontrarse con su profesor.
─ Deja de dormir ─ dijo el profesor con una mezcla de preocupación y frustración. ─ ¿Te encuentras bien?
Taehyun trató de abrir los ojos y enfocar su mente, pero el cansancio lo arrastraba de nuevo.
Taehyun no respondió, y el profesor, al notar eso, le dijo:
─ Tienes que estar más atento ─ insistió el profesor, dándole una leve palmadita en el hombro.
Taehyun simplemente asintió sin mucho ánimo.
El profesor se alejó de él confiando en que no se volvería a dormir, y continuó con su clase.
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