★: Abismo

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Lágrimas brotaban de sus ojos mientras se preguntaba si realmente merecía todo aquello

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Lágrimas brotaban de sus ojos mientras se preguntaba si realmente merecía todo aquello.

Se levantó con cuidado, encaminándose hacia un trágico destino.

Cada paso que daba sentía el peso del mundo sobre sus hombros. Las lágrimas continuaban brotando de sus ojos, su visión se nublaba y su corazón latía con una desesperación silenciosa.

Cada paso lo acercaba al lugar donde planeaba poner fin a su sufrimiento. Se sentía abrumado, cansado y vacío. Con cada paso, el peso de su dolor aumentaba, envolviéndolo en una desesperanza implacable.

Su corazón latía con fuerza, y no podía evitar sentir miedo al enfrentar el trágico destino que le esperaba. Cada latido resonaba en sus oídos, recordándole la vida que estaba a punto de dejar atrás.

Mientras avanzaba por las calles solitarias, la lluvia caía con persistencia, como si el cielo también estuviera llorando por él. La luz de los faroles se reflejaba en los charcos, creando sombras que parecían bailar en la acera. Su mente estaba un torbellino de pensamientos, enredada en dudas y desesperanza.

"¿Por qué tengo que pasar por esto? ¿Realmente merezco todo este dolor?", murmuraba para sí mismo entre sollozos.

De repente, una figura apareció en su camino. Era una anciana con un paraguas raído que se había detenido al ver a Beomgyu tambalearse, sus lágrimas deslizándose por sus mejillas. Su rostro reflejaba preocupación y ternura.

─ Joven, ¿te encuentras bien? ─ le preguntó con una voz suave pero firme, al ver su estado desconsolado.

Beomgyu no pudo evitar romper en sollozos más fuertes, sintiendo el peso de su dolor y su desesperanza acumulándose sin cesar. La anciana se acercó, sin dudarlo, y le ofreció un cálido abrazo.

─ No estás solo, querido. Todos enfrentamos tormentas en la vida, pero siempre hay una forma de encontrar calma. Todo estará bien ─ le dijo, con una voz que parecía transmitir una esperanza genuina.

El consuelo momentáneo que la anciana le ofreció solo aumentó su tristeza. Beomgyu miró a su alrededor, viendo cómo el mundo continuaba, ajeno a su dolor. Aunque las palabras de la anciana le dieron un breve respiro, el sentimiento de soledad y la sensación de que no había salida seguían dominando su mente.

─ Gracias, pero no creo que pueda seguir adelante ─ respondió Beomgyu, con la voz ahogada por el llanto. ─ Esto no tiene solución para mí.

La anciana lo miró con tristeza, sabiendo que no podía cambiar el dolor que él sentía. Lo miró una última vez con una mezcla de compasión y pesar mientras él se alejaba lentamente.

Luego de un largo tiempo, Beomgyu finalmente había llegado al lugar donde había decidido poner fin a todo. Sus pasos eran lentos y pesados mientras entraba al edificio, sus lágrimas ya secas, y su mente firmemente convencida de que esta era la única solución.

Sonidos del corazón : Taegyu :Donde viven las historias. Descúbrelo ahora