—Vas a matarme del corazón —le reproché a Jareth, quien me arrastró sin decir nada hasta la cafetería de la escuela. La zona se encontraba casi vacía, llevándome consigo hasta una mesa demasiado apartada.
—Perdón, pero eres la única que puede ayudarme —sus ojos eran una súplica constante. Arqueé una ceja, esperando más información—. Quiero formalizar las cosas con Ophelia, pero ella no quiere. Cree que estamos mejor como amigos con derechos que como una relación estable. Es verdad que tuve un pasado parecido al de mi hermano, pero desde que la conozco solo quiero estar con ella.
Dice la Biblia en Salmos 116:11 que todo hombre es mentiroso, pero por una vez en la vida vamos a fingir que le creemos a un hombre.
—¿Y yo qué tengo que ver en esto?
—Eres su mejor amiga, por favor. Quizás puedas ayudarme con algo o darme algún consejo.
—¿Eres detallista?
—Sí.
—¿Amable, delicado, cariñoso, con exceso de atención hacia ella? —alcé una ceja, comenzando a entender el problema.
—Sí, sí, sí y sí.
—Ahí está el error —contesté, obvia.
—¿Qué? ¿Cómo que el error?
—Sí, eres demasiado fácil —dije, cruzando los brazos.
No, si quieres puedes ser más amable. Solo si gustas, si no es mucha molestia.
—¿Demasiado fácil? —repitió, claramente confundido—. ¿Cómo puede eso ser un error?
—Escucha, Jareth. Las chicas, especialmente Ophelia, quieren sentir que hay un desafío. Si le haces todo demasiado fácil, no verá la necesidad de comprometerse. Es como un juego; si siempre ganas sin esfuerzo, pierdes el interés.
Él frunció el ceño, procesando mis palabras.
—Pero no quiero jugar con ella. Quiero ser sincero.
—Lo sé, y eso es genial. Pero también tienes que mostrarle que hay algo más en juego. Haz que se sienta especial, pero también haz que se pregunte si realmente te tiene a su lado. Es un equilibrio complicado.
—¿Y cómo hago eso? —preguntó, su voz llena de desesperación.
—Primero, dale un poco de espacio. Si siempre estás disponible, nunca se preguntará si realmente te quiere. Haz que se dé cuenta de lo que podría perder.
—Eso suena… difícil.
—Lo es, pero así funcionan las cosas a veces. Además, no puedes dejar que te vea como su amigo incondicional. Tienes que establecer límites y ser un poco más misterioso.
Su expresión se tornó pensativa.
—¿Misterioso? No soy un tipo misterioso. Soy Jareth, el chico que siempre está ahí para ayudar.
Arqueé una ceja ante sus palabras. Era hermano de Soarin y en definitiva tenía cara de ser el tipo de chico que no quiere nada serio. Sin embargo, sus palabras me hicieron dudar de esa idea.
—Exacto —dije con una sonrisa—. Y eso es lo que la hace sentir cómoda contigo. Pero si quieres algo más, necesitas cambiar ese enfoque.
Él se quedó en silencio, mirando al suelo mientras pensaba en mis palabras.
—¿Y si eso la aleja? —preguntó finalmente.
—Puede que al principio lo haga, pero si realmente le importas, volverá a buscarte. La clave es no ser desesperado.
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Todo lo que quiero contigo.
Teen Fiction-Te amo y lo haré, siempre lo haré, hasta el fin de mis días. --------------------------------------- En la prestigiosa preparatoria Canterlot, donde los sueños y las ambiciones se entrelazan en un mundo de lujo y competencia, Dashngie llega con un...