Camille
Después del momento vergonzoso, salimos de la cafetería en dirección al aula, faltaban diez minutos para que acabara la hora de descanso, pero nos levantamos antes porque todos necesitaban ir a sus casilleros.
Y para mí sorpresa, el casillero de Stefan se encontraba a lado del mío.
—No sabia que tu casillero se encontraba aquí. —comenté, queriendo cortar el silencio en el que nos encontrábamos.
—Yo sí sabía que el tuyo estaba a lado del mío.
—Eso se escuchó muy turbio, Dieter.
Su risa resonó en mis oídos y mi corazón comenzó a latir rápidamente. Me convencí de que se trataba de un paro cardiaco y estaba a punto de llegar mi final.
—¿Quieres un dulce? —preguntó mientras desenvolvía un pequeño caramelo rojo que suponía que era de fresa.
—No como dulces.
—Ahora me siento como Emily.
—¿Por qué? —gire a verlo.
—Te dejo pasar lo de la pizza, ¿pero los dulces? —arqueó su ceja—. ¿Ni uno de fresa?
Medite un momento antes de esbozar una pequeña sonrisa.
—Uno de fresa está bien. —asentí extendiendo mi brazo a su dirección para recibir el caramelo.
—Uno de fresa para la chica bonita. —desenvolvió el caramelo y lo acerco a mi boca—. Di "ahh".
Mi ceño se frunció al verlo tan cerca de mí.
—Puedo comer sola el caramelo.
Intente tomarlo y de un rápido movimiento lo aparto de mí, lo que provocó que mi humor decayera.
—Solo una vez. —pidió.
—No soy una niña para que me estés dando caramelos en la boca. —me cruce de brazos.
—Lo sé, pero me gusta ser atento.
—Esa excusa nunca la he oído, Dieter. —entrecerré los ojos.
—Prometo que no hare nada.
—Haces algo y te estampo este libro en la cara. —señale el libro en mis manos—. Y es de tapa dura.
—Entendido.
Sin más, abrí la boca para que pudiera darme el dulce.
—Cierra los ojos.
—¿Qué?
—No hare nada. —prometió.
—No se cuales sean tus intenciones, pero estampare este libro en tu cara. —amenace.
Cerré los ojos y abrí la boca nuevamente. Hubo silencio, pasaron diez segundo y aun no sentía el sabor del caramelo en mi boca, otros diez segundos y me comenzaba a desesperar, estuve a punto de abrir los ojos cuando de repente mi lengua saboreo el sabor a fresa.
Y cuando menos lo esperé, sentí como algo se estampaba contra mis labios. Abrí los ojos de inmediato topándome con el rostro de Stefan.
Él. Me. Estaba. Besando.
Y si la situación era mala, ahora era mucho peor que mala. Yo le estaba correspondiendo.
El caramelo paso de su boca a la mía, mientras nuestros labios se entrelazaban en un beso suave y prolongado, compartiendo el dulce sabor del caramelo que parecía intensificarse con el contacto de nuestras bocas.
ESTÁS LEYENDO
Love Of Style Cliche
Storie d'amoreStefan que siempre había sido alguien demasiado serio y callado, ahora se encuentra bajo el efecto del amor al enamorarse a primera vista de Camille. Camille no soporta la presencia de Stefan, lo que mas desea es que desaparezca de la faz de la tier...