Capítulo 42: Eres mia esta noche

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Sentí cuando me tumbó sobre la cama y reboté, luego, se dirigió a su baño y su pequeño y lindo trasero se balanceaba de lado a lado mientras caminaba. Gemí y tiré de las esposas, pero no se soltaban, ni siquiera tenían pestillos de liberación como el traje...

-"Si te preguntas por qué no puedes liberarte.... te diré que son esposas de verdad. Le di dinero a Denna para que las comprara antes de la fiesta"- dijo mirándome desde la puerta.

-"¿Por qué?"- Pregunté. Apreté la mandíbula cuando empezó a pavonearse de su sensualidad matando a mi pobre clítoris.

-"Bueno, ya que realmente querías ir a esa fiesta, yo decidí tener un poco de diversión contigo. ¿No te estás divirtiendo Violeta?"- preguntó.
Pude ver un parpadeo de compasión en su rostro, pero al segundo que dije mis próximas palabras...

-"Lo estoy, pero yo no creo que pueda aguantar más burlas Kiki"- me quejé. - "¿Me puedes liberar?"- Le pregunté mientras giraba el cuerpo para mostrarle mis manos atadas.

-"Hm...." - Ella pensó, haciendo girar el bastón en el aire de nuevo.... - "No" - contestó en cuestión de segundos. -"No bebé, eres mía esta noche"-

-"Puedo ser tuya sin esposas Kiki..."-

-"¿Nunca has jugado con unas antes? no te parece que traen cierto...picante al dormitorio"- Me dio un guiño y sacudí la cabeza para responder a su pregunta. -"Además de que eres una reclusa traviesa no tienes derecho a usar las manos en este momento"-

Si ella seguía haciéndome esto, me iba a reventar y no en el buen sentido. Mi centro estaba apretado y palpitando continuamente, yo no creo que pueda aguantar mucho más.

-"Por favor, Kiki... hazme el amor"- Gemí y traté de encontrar una posición para que mi clítoris pudiera ponerse en contacto con algo, pero sin el uso de mis manos era bastante inútil. Sólo podía esperar.

-"Wow señorita Hódar, usted no puede ir por ahí pidiéndole a agentes de policía eso?"- dijo riendo...me empujó hacia abajo y se puso a horcajadas sobre mí. Quedé realmente atascada y mi clítoris dolía tanto.

Nunca sabría lo torturante de sus burlas, hasta que pasó sus uñas de arriba a abajo por mis pechos haciendo caso omiso a los tics que mi cuerpo sufría por sus toques.

Trate de inclinarme para poder besarla pero ella simplemente me sostuvo de los hombros y me lanzo de nuevo a la cama.

Lo que hizo a continuación fue realmente cruel, o no sé si realmente increíble. Cogió su bastón y con la punta aplico presión a mi clítoris hinchado, a través de mis pantalones cortos. Apretó y empezó a hacer círculos en mi bulto sensible de nervios y cada vez la sensibilidad se me hacía demasiado difícil de soportar...ya estaba cerca de un orgasmo y mis gemidos se hicieron más y más fuertes. Cogió uno de mis pezones, lo tiró y apretó haciéndome sentir un dolor leve, pero gracias a lo que hacía con el bastón en mi clítoris el dolor desaparecía al instante. Entonces se inclinó hasta mi cuello y lo chupó como si su vida dependiera de ello.

-"¡Oh Kiki!"- Me retorcía debajo de ella y sin saberlo, una lágrima cayó de mis ojos.

Nunca había querido tocar a alguien tanto en mi vida y que en este momento, me estaba torturando. Sin embargo, la presencia de las esposas le daba cierto efecto, la forma en que hacía mis manos inútiles y la forma en que me torturaba hicieron latir mi clítoris contra mi ropa interior cada vez que pensaba en ello.

Chiara continuó su trabajo con el bastón y yo continué mi forcejeo inútil. Creo que a juzgar por la sonrisa en su rostro, le gustaba verme cuando yo trataba de soltarme. Una vez quedé exhausta, me dejé caer sobre la cama y note como Kiki frunció el ceño pero mi visión estaba borrosa.

Lujuria OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora