Capítulo 16

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Cuidad de México, México
Alison
14 años atrás

Despierto alarmada, se oyen gritos desde el cuarto de tía Elena, ojalá y no se estén peleando ella y mi tío. Me paro de la cama y observo desde una pequeña apertura en la puerta para ver qué sucede, me asusto un poco cuando mis tíos salen apresurados de su cuarto. Tía Elena tiene la cara completamente pálida y parece que se ha hecho del baño pues mojó el pantalón de su pijama. Me alejo cuando noto que Julio, la pareja de mi tía, se dirije a mi habitación apresuradamente.

-¡Alison!, despierta niña.- me llama.

-¿Qué pasa Julio?.- me tallo los ojos para fingir que estoy recién levantada.

-Tu tía y yo vamos a salir, es una emergencia, lo que queda de la semana no vas a ir a la escuela, te necesitamos aquí.

-Pero... la próxima semana tengo examen, tengo que ir al repaso y tengo que entregar unas tareas...

-¡No me importa!,- pega con su mano en la mesa de noche y yo pego un brinco asustada- te dije que es una emergencia y vas a ayudar en esto a menos que quieras quedarte sin cenar lo que queda del mes. Ya nos vamos, regresamos en la mañana, quiero el desayuno preparado y por favor, evita dejar la cocina sucia.

Sale corriendo de mi habitación y yo suspiro, ahí va otra semana perdida en la escuela, espero y no me afecte demasiado, me gusta estudiar pero con todos estos problemas hacerlo es una misión casi imposible.

Me recuesto un poco en mi cama y miro el techo, solo ha pasado un año desde que me mudé al cuidado de mi tía Elena y ya no haguanto más, ella y su pareja me tratan mal siempre que pueden. Últimamente solo es Julio ya que a mi tía le ha estado creciendo la panza y cada vez le es más difícil moverse, le he preguntado que le pasa pero nunca me quiere decir de que se trata.

Me paro y me dirijo a la cocina, son las 5 de la mañana, Julio dijo que quería el desayuno en cuanto llegara y yo me tardo mucho cocinando, como solo tengo 9 años me es difícil hacer algunas cosas y tardo más de lo esperado. Cuando cocinaba con mi mamá era más fácil, ella me ayudaba no solo me daba órdenes y cuando me cortaba o quemaba me curaba y consolaba, no me gritaba ni me pegaba tal como ellos lo hacen.

Miro que hay para preparar, tengo huevo y leche, además hay pan tostado, supongo que un huevo revuelto con leche caliente es un buen desayuno. Preparo la comida lo mejor que puedo y para cuando termino van a ser las 9 de la mañana, ahora solo me falta ordenar la cocina y lavar los trastes. Lo hago lo más rápido que puedo y para mi suerte termino justo cuando mi tío y tía llegan a la casa.

Me dirijo a la puerta para saludarlos, el tío Julio tiene un montón de cobijas en brazos y tía Elena sigue sumamente pálida, me queda viendo y su mirada pasa de cautela a desprecio en segundos.

-¡Julio!, alejalo de ella. Ella solo sabe lastimar a los que están cerca de ella, no quiero que a él le pase nada por su culpa.

Me sorprendo con sus palabras y los ojos me escocen, me ha dolido lo que dijo pero a la vez no entiendo a quien se supone que quiere proteger de mí. Miro hacia Julio en busca de respuestas, él recién regresa del cuarto que comparte con mi tía y ya no lleva en sus manos el montón de cobijas que tenia cuando llegó.

-No te preocupes Elena, ya está en un lugar seguro.- me voltea a ver- tu niña, sirvenos el desayuno.

Corro a la cocina a servir todo.

-Tranquila Elena, tienes que evitar alterarte, salir tan apresuradamente del hospital no ayuda en tu recuperación.- logro escuchar qué Julio le dice pero sigo sin entender nada de lo que dicen.

ULTRAPROBLEMSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora