Capítulo 8

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Japón
Ken

La miro, me es hipnótico el brillo que adoptan sus ojos cuando habla de lo que le gusta, justo es ese brillo es lo que hace que no le pueda quitar los ojos de encima. Ella extiende su mano y me acaricia el cabello, es una caricia tan tierna y suave que no puedo evitar cerrar los ojos y recargar mi cabeza en su mano, disfrutando, cuando abro los ojos y la miro nace en mi el impulso de acariciar su cara, lo hago pero no me detengo, bajo por su cuello, su clavícula y me detengo en su hombro, una idea pasa por mi cabeza y no puedo evitar hacerle caso, con ayuda de esa mano la atraigo a mí, ella no opone resistencia, me detengo un momento para razonar pero al ver sus ojos en mis labios y yo ver los suyos simplemente no puedo más, me acerco y ya la estoy besando.

Al principio es un beso suave, tierno, pero conforme seguimos se vuelve más intenso. Chupo sus labios, sabe a sandía, acaricio su suave cabello y cuando ella posa su mano en mi mejilla juro que estoy a punto de derretirme, la beso con más urgencia, más deseo y ella lo corresponde, es como si hubieramos estado esperando esto toda la vida, la cargo un poco y la poso de cuclillas en mi pelvis ella gime un poco al sentir mi erección, se valancea y ahora el que gime soy yo, todo a pasa a ser un momento de besos mojados y frotamiento hasta que ella se separa y me mira fijamente.

-No quiero que esto sea así. -dice- si tu no paras ahora yo tampoco podré contenerme.

La miro y puedo ver la suplica en sus ojos, le sonrío y juntos nos acostamos en la arena, ella recarga su cabeza en mi pecho y yo la abrazo, le doy un beso la frente y así nos quedamos, escuchando el mar hasta que los dos nos quedamos dormidos.

***

Despierto un poco adolorido de la espalda, veo a mi alrededor Alison y yo seguimos recostados a la orilla del mar, mi pantalón está mojado hasta la mitad al igual que su vestido.

Miro a la chica que duerme sobre mi pecho y todo parece irreal, recuerdo la primera vez que la vi y lo linda que me pareció, solo era un niño como para descifrar mis sentimientos pero ahora es como si ya no lo pudiera ocultar, ella me gusta... y mucho. Me asusta lo que pienso cuando la veo dormir en este momento porque no se me ocurre algo sexual, simplemente quiero verla dormir, abrazarla besar sus lindos labios, llenarle la cara de besos y escucharla reír. Sigo mirándola hasta que ella se remueve, está despertando.

-Buenos días Kenji. -dice bostezando, pero interrumpe su estiramiento y pone una cara de horror- ¡Eres tu!

-El mismo. -digo riéndome.

-No no te rías, - me pega con su codo- ¿seguimos en la playa?. Dios creí que había sido otro de esos sueños raros.

Lo miro sorprendido y ella parece haberse dado cuenta de su error, ¿a tenido sueños eróticos conmigo?. Estoy a punto de preguntarle cuando pone sus manos en mi boca.

-No digas nada, te lo ruego, sigo asimilando que se supone que pasó ayer.

Se pasa las manos por la cara y ahoga un grito en ellas, yo no entiendo qué me pasa que no la puedo dejar de mirar.

-¿Siempre te has visto tan linda cuando te despiertas?.

-¿Siempre dices tonterías cuando te levantas?.- responde y yo rio.

-¿Te arrepientes?.

No sé de donde ha salido eso, pero no puedo evitar preguntarlo. Ella da un largo suspiro y se queda callada unos segundos hasta que habla.

-No Ken, no lo hago y creo que es lo que más me aterra de todo, que por más que quiero obligarme a arrepentirme no puedo.

El tirón en el estómago que siempre me provoca estar cerca de ella se hace presente y sonrío como un idiota. Le voy a contestar algo pero llama mi atención el hecho de que ella empieza a temblar, debe de tener frío.

ULTRAPROBLEMSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora