CAP. 5: "En mis sueños"

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¿Por qué me miraba?. Al cruzar miradas el me escaneo rápidamente y volvió a su libro con nerviosismo. Un rarito, de verdad.

Aunque algo que me parecía aún más extraño, fue que al llegar tenía la sensación de que a él lo había visto antes...en un sueño, me tacharan de loca, pero yo lo había visto en uno de mis sueños por unos minutos...

Pero decidí evadir ese pensamiento y me concentre en hacer los ejercicios, las sumas y restas me las pase rápido aún si eran cifras de 6, solo era sumar y restar, pan comido. Inclusive en las multiplicaciones safe un poco prestando atención a cada paso, un poco difícil para mí, pero logré entenderle un poco a las multiplicaciones, pero en las divisiones me estanque, más en las que ya eran de 2 dígitos, en el orfanato apenas y nos estaban enseñando a multiplicar, ¿Resolver eso?, me tardaría más de 20 minutos.

Quedándome viendo la operación en mi cerebro eso era resultado de que por arte de magia le entendiera, aunque sentía que alguien me observaba, dificultado que mantuviera mi atención en el libro..

Perspectiva de Cinco + Narra Cinco

En en momento en el que ella noto mi mirada, nerviosamente la aparte fingiendo que solo miraba a su dirección al estar pensado en la respuesta que mi operación, pues estaba estudiando matemáticas, que realmente me resultaban demasiado fáciles.

Esa maldita bruja apareció en mis sueños unos días antes, ¿Me hechizo?. Era tan extraño...pero me desagradaba tanto ahora que la conocía en persona, era tan...bueno, realmente nosé como describirla.

Después de unos segundos, levanté la mirada para verla de nuevo, estaba concentrada en su libro, por lo que alcance a ver, era una división ¿Acaso no la podía resolver?, ¡Ja! Una bruja inútil. La seguí viendo hasta que note que Klaus me observaba con una sonrisita y después la miraba a ella, volviendo nuevamente a mí. ¿Por qué no se concentra en sus propios asuntos?, al notar eso rodeé los ojos y decidí concentrarme en mis ejercicios.

No alcance a resolver la última división cuando sonó la campana de mamá, indicando que habían terminado nuestros 20 minutos de estudio, levanté la mirada en dirección a mamá y empecé a guardar mis cosas al igual que mis hermanos, por el rabillo del ojo la mire a ella, apenas había avanzado en la división en la que estaba concentrada hace unos minutos, ¿Tanto para eso?, una bruja inútil.

La escaneé mientras cerraba el libro y aparte la mirada para subir a mi habitación, al igual que todos subimos, todos a sus respectivas habitaciones, pero ella me seguía.

– ¿Por qué me sigues, acosadora? – Le reproche, mientras me volteaba a verla, ella me miro de arriba a abajo como un bicho raro y hablo.

– No te estoy siguiendo, enfermo. Mi habitación está al lado de la tuya, niño tarado. – Al terminar de decir eso, rodó los ojos y paso al lado de mí negando con la cabeza y cerrando su puerta detrás de ella.

Ah...me dejó como idiota. Pero mi orgullo evito que me afectará y rodeé los ojos para entrar a mi habitación, dejar mis libros en mi escritorio y procedí a tumbarme en la cama a pensar, durante mi tiempo libre.

Perspectiva de Evelyn, de nuevo –

Deje mis libros en la repisa de dónde los había agarrado, y me quedé sentada en la cama, observando mi habitación de nuevo, volteé hacia mi tocador y ví un peine color blanco ahí, esa mañana no me había cepillado el pelo, ni bañado porque en el orfanato el baño es antes de dormir.

Me levanté de la cama y me cepille el pelo sentada en la silla que había en mi tocador, mirándome al espejo.

Mientras me lo cepillaba regreso a mí mente las veces que mí mamá me cepillaba el pelo mojado mientras me murmuraba una tonada tranquila para mí, y al final me daba un beso en la frente para dormir.

Termine de cepillarme el pelo y suspiré bajando la mirada triste pues mi madre siempre me había dicho que estaría siempre conmigo...

Tenía ganas de llorar en ese momento, pero me reuse y puse el peine nuevamente donde lo había encontrado y me dirigí a mi cama nuevamente, observé los peluches que había ahí y de mí sudadera saqué el peluche que había tenido desde niña, el que mi madre me había dado y el que siempre traía conmigo. Era un conejo pequeño y delgado por la falta de algodón, viejo y ya algo gris, con un pequeño moñito de tela rosa, pero significaba todo para mí, pues lo había confeccionando mi mamá, así tenía algo que ella conmigo...



𝓗𝓲𝓵𝓸 𝓻𝓸𝓳𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora