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Dylan hizo lo de siempre para desayunar, agarró sus moldes para panqueques y les puso formas de caritas felices, corazones y de otras diversas formas, también para el receso de los chicos hizo unas cuantas galletas de chispas de chocolate con forma de ositos, extrañaba la época navideña para sus moldes de hombrecitos de jengibre, Santa Claus y hombres de nieve pero esos tendrán que esperar unos meses para salir de su retiro.

 No tardaron mucho en bajar Hans junto a Keith, uniéndoseles Ryan unos minutos después ya vestidos y listos para la escuela.

-¿Eran necesarias las figuras?- preguntó Ryan con una mueca de disgusto.

¿Era necesario tratarlos como niños cuando Keith estaba literalmente en la mesa? Más bien, ya no debería hacerlo en ningún momento, hace tiempo dejaron de ser niños.

Se lo habia dicho y repetido a Dylan incontables veces. ¿Cuándo lo aceptará?

-Son para los peques, ahí tienes los tuyos- dijo sin voltear a ver a su Dylan señalando el plato ya puesto en la mesa, en lo que entregaba los platos a los dos mencionados, uno emocionado por los panqueques y otro avergonzado por el apodo.

-¿En serio?- dijo al ver su plato, simples panqueques redondos, se veían sabrosos claro está, pero...¿por qué le molestaba verlos tan simples?

Veía los platos de Keith y Hans, linda forma, decorado con fruta, crema batida y otros dulce...¡Hasta habían unas cuantas gomitas de las que le gustaban tanto!

No le importaba si parecía ser el primer paso a la diabetes, si arruinaba su atlética figura o que pareciera un plato que le darías a un niño de cinco años, él quería uno de esos platos.

Ryan se sonrojó por sus pensamientos, eso no era normal en alguien de su edad, alguien en su ultimo año antes de asistir a la universidad, se los aceptaba a Hans porque estaba seguro que siempre sería un bebé, en especial si seguía siendo tan consentido por Dylan.

Se rindió y trato de contentarse con su plato, su aburrido, muy aburrido plato, no era como el osito con sonrisa de fresas de Hans o el león con melena de mango de Keith.

¿Si quiera por qué Dylan estaba consintiendo tanto a Keith? Era agradable y bueno con Hans, pero no era su hermano, el también debería de estar comiendo un platillo igual al suyo.

Se fastidio al mirarlo, se encontraba con un sonrojo tonto debido al trato de Dylan, ¿acaso también quería ser un bebé como Hans? ¿Cómo no se siente humillado al ser tratado así? ¿Cómo imita con tanta confianza a un león tras haber visto como Hans imitaba a un osezno.

¿Por qué Dylan se veía tan feliz y los miraba con tanta ternura? No sabía por qué pero en serio se sentía fastidiado.

Llevaba la mitad de sus panqueques cuando en un movimiento que llamaría como involuntario, trato de alcanzar la miel y su brazo choco contra el plato de un distraído Keith, plato que cayo al piso y cuyo estruendo al caer termino con la alegre conversación que tenían los menores junto a su hermano mayor.

 -Mis panqueques- dijo Keith tristemente, casi de manera patética, tanto que si alguno de sus amigos lo hubieran visto no dudarían en burlarse, claro que en Dylan tuvo otro efecto.

-No te preocupes Keith- consoló Dylan despeinando un poco al mencionado- aún me queda algo de mezcla, puedo hacerte más- dijo con una sonrisa reconfortante.

-Ryan por favor, recoge los pedazos- pidió Dylan.

-¿Y yo por qué?- preguntó fastidiado.

-Lo haría yo pero no me daría tiempo para freír, además tu los botaste.

Mimado por mis hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora