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Hans y Keith se despidieron de Dylan y tomaron rumbo hacia el edificio a tomar sus clases

-¿Y quién era esa linda chica?- preguntó Keith en el camino, se habia quedado un rato pensando en ella- parece cercana por como nos saludó.

-Es la novia de Ryan, ella es increíble.- respondió alegremente- Se llama Lydia y es la capitana de las porristas de la escuela.

-Con razón es tan linda, suena casi cliché el capitán de futbol con la líder de las animadoras, solo que aquí es soccer y no americano.

-Creo que tienes razón, solo que será mejor que Ryan no te escuche adular a Lyd o te ganaras un enemigo de por vida.

-Nah, le caigo de maravilla a tus hermanos- dijo con aires de petulancia- cuidado o te robare el lugar del consentido- se burló.

-Jeje muy gracioso, aunque en realidad me harías un favor, a veces tanta atención es agobiante.

-Sí, que tus hermanos te demuestren afecto a de ser terrible- dijo con un tono sarcástico que paso inadvertido para el más bajo.

Los dos amigos fueron alternado de temas hasta llegar al pasillo en donde sus caminos se dividían.

-¿Vendrás a verme durante las pruebas del equipo?- preguntó Keith ansioso- Me vendría bien algo de apoyo moral, a decir verdad estoy algo nervioso.

-Claro que iré, para eso están los amigos- dijo Hans yendo en contra de todos sus instinto de preservación, iría voluntariamente a la boca del lobo, en donde estaban reunidos muchos de sus principales bullys, pero si quería ser un buen amigo tenía que tomar riesgos.

-Nos vemos ahí y en el receso entonces- dijo Keith estirando su puño.

Hans correspondió el choque de puños y sin quererlo ninguno realmente se tuvieron que separar para dirigirse a sus respectivos salones.

Keith no tardo en llegar a su salón de clases, el profesor aun no llegaba, por lo que y a pesar de haber comido prácticamente desayuno y medio de panqueques, que hubieran sido dos de no ser por las manos de mantequilla de su futuro capitán, quien por suerte juego como delantero y no como portero, saco de su mochila la bolsa de papel en donde estaba la merienda que le mando Dylan.

La abrió y vacío u contenido en su carpeta, deseando rápidamente no haberlo hecho.

-Ya veo el porqué te llevas tan bien con ese bebé- dijo Tamara en son de burla al ver todas las galletas con forma de ositos o lo panecillos de caritas sonrientes.

-"Ten un buen día en el cole, pequeño"- leyó Tamara la nota que se había salido de la bolsa, tornando el rostro de Keith de su tono oliva regular al de un tomate maduro.

Seguramente Dylan confundió sus almuerzos, pensó Keith, se lamentaba un poco haber recibido la nota cariñosa de su hermano, seguro le hubiera gustado el gesto a Hans, en especial la carita sonriente dibujada torpemente en la esquina del papel.

Mismo por el que se encuentra mortificado al ser visto por lo curiosos de sus compañeros.

-Amigo se te están pegando las malas costumbres- dijo Lucas, uno de los compañeros con los que mejor se llevaba,  en tono de broma para luego soltarse a reír tras ver la nota.

-A lo mejor también es como ese bebé, si le bajamos los pantalones seguro estará usando pañales- se burló Jonathan, otro de sus compañeros, provocando un coro nuevo de risas.

-¿Eh? ¿Por qué ese repentino interés en lo que lleva debajo de sus pantalones? ¿Algo que quieras confesar, Jonathan?- preguntó Raquel, la identificaba como una de las amigas de Tamara.

Mimado por mis hermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora