Capitulo 33.

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No recuerdo haber llorado tanto en toda mi vida.

No recuerdo haberme sentido tan miserable como hasta ese momento. No recuerdo haberme sentido tan desolado y arruinado como en el momento en el que vi la caja que contenía el cuerpo de mi padre, desaparecer en la tierra.

Andrés me abrazó con fuerza, me consoló, susurró palabras a mi oído y yo no podía hacer otra cosa más que sollozar contra su pecho. No fui consciente de que Shadow, Amy, Andrés y Sonic me envolvian en un abrazo grupal hasta que levanté la vista del suelo.

Al terminar el velorio, Aleena obligó a mi madre a ir a comer con ella y Amy, Shadow, Sonia, Andrés y Sonic me obligaron a mí a subirme al chevy de mi amiga para ir a un "lugar especial", o al menos esas fueron las palabras que utilizaron para describirlo.

Amy condujo durante lo que pareció una eternidad. Sonic, quien iba en su camioneta junto con Shadow, me enviaba textos cada pocos minutos. Andrés jugueteaba con la radio desde el asiento trasero del Chevy y Sonia se quejaba del mal gusto en música que tenía.

—Hemos llegado —anunció Amy, aparcando el auto en un descanso en la carretera.

Mi ceño se frunció mientras salía del auto, sin comprender qué hacíamos en medio de la nada. Todos me siguieron y me giré hacia Amy con gesto interrogatorio. A lo lejos, se veía el mar. Azul profundo, cristalino, brillante... Vivo. —¿Qué estamos haciendo aquí? —pregunté.

Sonic caminó hasta la orilla de lo que parecía ser un acantilado y desapareció, provocándome un grito de horror. Corrí hasta el filo y me dieron ganas de golpearlo al descubrir que no era más que un pequeño desfiladero con vista al océano.

Sonic extendió su mano hacia mí y la tomé, bajando hasta donde él se encontraba. La costa se encontraba a pocos metros de distancia y la brisa con olor a sal me golpeó el rostro.

Él se sacó los zapatos y los calcetines, se enroscó el pantalón y se dejó caer sobre la arena suelta. Los demás bajaron mientras yo me quitaba los zapatos y me sentaba al lado de Sonic.

Todos observamos el océano durante una eternidad, y una extraña paz se apoderó de mi pecho.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Andrés, mirándome con cautela.

—¡¿Cómo crees que se va a sentir, pequeño imbécil?! —Espetó Sonia—, eso no se pregunta.

Una risa boba brotó de mi garganta y, de pronto, me encontré riendo a carcajadas, echando la cabeza hacia atrás, contagiando a todo mundo con mi risa sin sentido.

Amy pasó un brazo sobre mis hombros. —Lo superaremos juntos afirmó.

—Lo haremos juntos —sonreí y suspiré.

El silencio nos invadió por completo durante un largo rato. Nadie se atrevía a decir nada. Nadie se atrevía a romper con éste pequeño momento de felicidad.

—Creo que ustedes dos deberían estar juntos de nuevo —la voz ronca de Andrés hizo que todos nos giráramos para mirarlo.

Mi boca se abrió con incredulidad mientras él nos miraba a Sonic y a mí, de hito en hito.

—¿Q-Qué? —tartamudeé.

Una sonrisa honesta se deslizó por sus labios y se encogió de hombros—: No sé a quién quieren verle la cara de idiota, o qué es lo que quieren probarse el uno al otro pero, por si no se han dado cuenta, la vida puede irse de tus manos como agua entre los dedos. No es un secreto para nadie lo que sienten, así que, ¿por qué no nos dejamos de idioteces y están juntos una vez más?

—¿Andrés?, Tails está contigo - Sonic sonó tan sorprendida como yo me sentía.

Él la miró un segundo y asintió. —Siendo honestos, Tails y yo sabemos muy bien que esto no va a llegar a ningún lado. No mientras yo no esté lo suficientemente enamorado y él esté intentando olvidar al amor de su vida —su mirada se dirige hacia mí y continúa—: Tails, eres libre de estar con quien tú desees, y tú quieres estar con él —su mirada se fija en Sonic—. En cuanto a ti, Sonic, más te vale no hacerle daño o te devolveré aquel golpe que me diste en al discoteca hace unos meses.

Nadie dijo absolutamente nada. Estábamos tan asombrados y sorprendidos que era imposible para todos decir algo. Andrés acababa de terminar conmigo delante de todos mis amigos, y no obstante, me había arrojado en brazos de Sonic, quien apretaba mi mano disimuladamente y sonreía como idiota.

















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Aunque pueda verte | SontailsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora