-1-

576 62 2
                                    

-Anne-

Doy un par de vueltas mostrando a los chicos mi aspecto, no estoy muy segura de parecer un chico del todo. Es decir, no tengo curvas que delaten el cuerpo de una mujer escondido en una armadura pero mi rostro se vuelve mas femenino cada año y mi cabello luce demasiado largo, creo que incluso demasiado largo para una dama decente; lo llevo a escondido en un gorro que me tapa hasta la frente con la intención de no ser reconocida, pero aún así pienso que mi rostro luce muy de niña.

— Yo creo que es como ver un niño lindo - murmura uno de ellos.

— Quizá si te ensucias un poco Anne - murmuró otro, algo de tierra en el rostro podría servir.

Frotó mis manos en el suelo ligeramente húmedo y luego las pasó con cuidado por mi cara.

— Y bien- indagó - ¿seguros parezco niño?

— Si... un niño lindo que jugó con tierra - murmura el primero y los demás se ríen, me cruzo de brazos.

— No me has molestar o pediré que corten un dedo - lo amenazo siseando y él me mira con sorpresa.

— ¿De verdad haría eso por una broma? - me pregunta incrédulo y yo me acerco pasado mi brazo por su espalda en un medio abrazo.

— Quizá no a ti, pero a otro si - le respondo y tras darme una espada que apenas puedo enfundar yo misma comenzamos a caminar en grupo.

Hace días escuché los rumores de que lao Blackwood no han tomado en cuenta las piedras, que han respetado lo nuevos límites de frontera, muero de ganas por saber si es cierto y cuánto terreno nuevo sin conocer hay para explorar... supuestamente las han puesto más allá del río, quizá algunos de los manzanos quedaron en nuestras tierras, los manzanos de las tierras Blackwood siempre prevén dar mejores frutas, las tocó los más cercanos al río así que era de esperarse.

Toma casi un cuarto de día llegar hasta los límites, tengo entendido que a los Blackwood les toma casi medio día.

Al llevar efectivamente noto que las piedra se movieron y por el desgaste de las marcas fue hace días, quien lo diría, cruzamos rápido el río aprovechando que está bajo por la temporada y gracias a los dioses, los mejores manzanos de nuestro lado. Me estiro y brincoteo hasta alcanzar una, oh por todos los cielos es una delicia, mucho más jugosa y dulce que, es que solo con ver el color de las frutas ya yo lo sabia, sabía que eran mejores que las nuestras no solo por ser más grandes. Caminamos un poco más para alcanzar la nueva posición de las piedras, me siento en el borde de ellas son los pies colgando hacia nuestro lado de las tierras, los chicos se tiran al suelo y pasamos un largo rato charlando y riendo.

No habían reparado en que tan sigiloso puede ser alguien hasta que soy jalada por la parte de atrás de la armadura sin siquiera haber notado que alguien se acerba, ninguno de nosotros de hecho.

— ¿Que tenemos aquí? - murmura la voz grave de quien sea que me haya sujetado, los chicos ponen sus manos en las empuñaduras y observan con atención a nuestro alrededor, no debe estar solo eso es seguro - basura Bracken al parecer - agrega en respuesta a su irónica pregunta anterior mientras me zarandea para soltarme haciéndome caer sobre mis manos y rodillas.

Me levanto tan apresurada como puedo y me giro en su dirección, el muy imbecil me mira divertido, mis ojos van alrededor del lugar, cinco hombres más lo acompañan; nosotros somos solo cuatro, tres en entrenamiento y yo ni siquiera puedo levantar una espada con firmeza. El da un paso amenazador hacia mí y retrocedo haciendo que una risa ruidosa y maniaca salga desde el fondo de su garganta. Da otro paso y retrocedo de nuevo, mi cuerpo choca con las piedras, se acerca amenazante, es mucho más alto que yo.

Entre Cuervos (+21) - Benjicot Blackwood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora