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Benjicot

Cómo se atreve a poner una maldita daga en el cuello de mi cierva, hijo de su grandísima perra, solo yo pongo dagas en su jodido cuello. Lo alcanzo con sigilo por detrás y no lo pienso para clavar mi puñal en su maldito cuello, suelta inmediatamente a Anne y en cuanto ella se aparta lo suficiente empujo el puñal hacia afuera acabando inmediatamente con la vida del idiota.

El regreso al castillo se siente medianamente tenso, comienza amanecer para cuando salimos del bosque, los alcanzamos rápidamente porque conocemos los caminos entre árboles como si fueran parte de nuestro propio cuerpo. Esos idiotas se ven que iban perdidos tratando de recordar cuál era el sendero correcto. La tensión aumenta cuando al llegar nos reciben con el conteo de los hombres emboscados y asesinados cuando entraron al castillo.

— Siete - dice uno de mis hombres - todos emboscados, no vieron venir el ataque.

— ¿Siete? - murmura otro - SIETE POR VENIR A BUSCAR UNA MALDITA BRACKEN.

Oh, más le vale que se controle antes de que haga una mierda que le cueste la vida. Él mira con cierto desprecio hacia Anne, mi mandíbula se tensa inmediatamente.

— Deberíamos matarla y acabar con esta mierda, enviarle la cabeza de su hermanita - desenfunda su espada y la apunta directo a su cuello, y una jodida mierda ¿cuantos van a amenazarla de muerte esta noche? Les voy a romper el culo a todos.

Me apresuro hasta a ellos y con una amenazadora calma cierro mi mano en la hoja de la espada y la aparto. No demoro el sentir el filo rasgar mi piel y notar la sangre correr. Me paro justo frente a ella mirando fijamente al idiota.

— ¿Acaso te di esa maldita orden? - le siseo y el mira a mi espalda en busca de Anne - ella no va a morir - mi voz es firme.

— Es una jodida Bracken, su miserable vida no paga ni siquiera por la de uno de los nuestros - no puedo evitar reír.

— ¿Desafías a tu Lord? - digo con las ansias de que una sola palabra más en contra de mis deseos para rebanarle el maldito cuello. Sin embargo el muy idiota recapacita y baja su espada para seguidamente levantar sus manos en rendición - eso pensé...  Anne ve a mi maldita habitación - ordenó y luego repasó a mis hombres con la vista - tenemos un ataque que planear - murmuró y me giro en camino al salón del consejo siento los pasos detrás de mi y el silencio que nos acompaña.

La conversación fue rápida y precisa, podríamos acabar con los Greyjoy y los Bracken solo un par de horas.  Movilizaremos a los hombres durante la noche y atacaremos al amanecer, más les vale descansar bastante este día. Voy a matar al maldito Amos Bracken y luego al maldito Lord Greyjoy, después de hacerle tragar su propia jodida verga. Algo de sangre es lo que les hace falta a mis hombres para que se aplaquen, especialmente a los imbeciles que buscan su venganza. Les ordeno al grupo que no que fue a la búsqueda de Anne que prepararé las cosas después que de que se les explique la estrategia y luego que coman bien y descansen. Como no esté todo preparado al caer la noche una cabeza va a rodar, ya me tocaron los nervios al meterse a mi jodido castillo y tratar de llevarse a mi jodida cierva.

Una vez afinado hasta el más mínimo detalle por fin me doy la tarea de dirigirme a mi habitación, lo primero que veo es a ella sentada en el borde de mi cama con un camisón limpio y atendiéndose los pies ¿tenía los pies lastimados? No me di cuenta de eso. Sus ojos me encuentran un segundo y luego vuelven a sus pies, está untándose alguna extraña pasta en ellos. Me acerco para tomar asiento en el suelo frente a ella y prácticamente le arranco su propio pie de las manos para aplicarle esa porquería yo mismo, quizá fui demasiado brusco, ella frunce su cejo en mi dirección y luego tuerce su rostro en una mueca de dolor. Quizá estoy haciéndolo demasiado fuerte también, joder... como se supone que se atiende a alguien tan... frágil.

— No me dijiste que estabas lastimada - le reclamo - caminaste todo el maldito bosque de regreso con los pies así.

— No creí que te importara - me responde con desdén, guardo silencio un momento ¿realmente me ha importado que esté lastimada? admito que me sentí molesto cuando me avisaron que se la llevaron y que me hirvió la sangre las dos veces que la amenazaron de muerte pero... ¿eso cuenta como preocupación también? Como se supone que gestione estas mierdas.

— No podrás servir propiamente si no puedes caminar de manera adecuada - le digo finalmente, ella vuelve a torcer su cara en un gesto dolorido y rápidamente sujeta mi mano con brusquedad, siento la punzada de dolor, justo la herida vas a tocar cariño, eso fue malditamente a propósito.

— Eres un idiota brusco, me estás lastimando - me escupe las palabras y suelto su pie repentinamente, ella hace el intento de patearme el pecho con el pie y la detengo antes de que lo logre y tiro de de ella por la pierna hasta hacerla caer sentada sobre mi.

— Estoy tratando de hacer algo por ti, cierva - le digo con el rostro peligrosamente cerca del suyo.

— No necesito que hagas una mierda por mi - me responde con amargura. Y le sonrío malicioso.

— ¿No te apetece que te mime? - le pregunto atento a sus ojos.

— No - vuelve a decirlo amargura.

— Eres una mentirosa por excelencia - la tomó de la nuca y la besó - no estoy de humor para este juego agresivo, pequeña cierva. Se buena y deja que te mimé.

Anne

Lo medito un poco, la verdad es que yo tampoco quiero jugar a lo agresivo, casi muero en dos ocasiones esta noche, me duelen los pies, fuera de todos los rasguños y raspones que tienen por las ramas rotas que puse en el bosque y me siento muy cansada, no tengo ánimo ni energía para ser insolente con él ni para tolerar sus juegos odiosos.

— Bien - digo finalmente - solo por este día.

Sus labios chocan de manera casta y suave con los míos, es la primera vez que me da un beso de esa manera; con gran facilidad se levanta sosteniéndome, me deja sobre la cama y se acomoda frente a mi sentándose en cama también, toma uno de mis pies nuevamente y siento sus callosas manos maseajear con suavidad la planta de mi pie mientras esparce el ungüento de yerbas. Lo está haciendo mucho mejor que hace un rato, al terminar con uno pasa al otro y yo no puedo dejar de mirarlo, termina su tarea y besa mi tobillo, algo revolotea en mi corazón... Puede ser un idiota dulce cuando quiere.

Se mueve en la cama cerniéndose sobre mi y deja un beso en la punta de lo nariz ¿y este de dónde salió? Me lo han cambiado eso es seguro; un gesto de esta magnitud en dulzura no va con él.

— ¿Te has golpeado la cabeza Benjicot? - preguntó extrañada y él se ríe.

— Cierra esa insolente boca o te pondré una mordaza - dice con la amenaza disuelta en juego y no puedo evitar reírme, creo que es la primera vez que realmente me río desde que llegue a este lugar - ¿te burlas de mí ahora? - dice con un destello en los ojos mientras se deja caer a un lado de mi cuerpo y me hacer girar con su mano para estar de frente a él. Acuna mi rostro con su palma y siento la tela de la venda.

— ¿Duele mucho? - preguntó y el niega mientras acerca nuestros rostros.

— No duele en lo absoluto - susurra antes de cerrar sus labios sobre los míos.

Joder... puedo controlar mis emociones cuando es un imbecil, brusco y odioso pero si se comporta así... tan... dulce conmigo ¿cómo se supone que evite sentir más que repulsión? Solo es por este día Anne... me repito a mi misma... ambos necesitamos un poco de tranquilidad este día. Me dejo llevar por su beso, su mano acaricia mi cuerpo a la par que el mío el suyo, sus piernas se enredan con las míos y él presiona mi cuerpo más cerca del suyo. Me besa hasta con delicadeza calma, saboreando de verdad mis labios. No para de hacerlo y decido disfrutarlo tanto como me es posible antes de que vuelva a ser el mismo idiota de siempre... así pasamos un largo rato hasta que el sueño nos vence a los dos.

Entre Cuervos (+21) - Benjicot Blackwood Donde viven las historias. Descúbrelo ahora