Capítulo 05

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¦ Preséntate... ¦

Otro día muy temprano el viento frío corre, los puestos de la cuidad apenas están abriendo, Chieko esta corriendo por la cuidad con su ropa deportiva roja y sus tenis rojos, su cabello negro amarrado, bailaba con el viento mientas que su sudor recorría su cien y su mejilla.

Chieko llegó a un parque que era su favorito cuando era pequeña—Que recuerdos. —habló en tono bajo sacando su botella de agua para tomar un poco—Bien, es hora de volver a casa. —agregó mirando su reloj de pulsera, cerró la botella para dirigirse a su casa corriendo.

—Ya llegué. —dijo la pelinegra abriendo la puerta y quitándose sus tenis rojos.

—Bienvenida, Chieko. —la recibió Ebisu con amabilidad—Enfríate para que tomes una ducha. —agregó poniendo un licuado de fresa en la mesa.

—Si. —contestó subiendo las escaleras para llegar a su cuarto—Rayos, estoy agotada. —se dijo así misma tirándose en la cama con su chamarra roja deportiva con el cierre abajo, divisando el techo de su habitación.

—Buenos días... Mamá. —saludó frotándose el ojo y bostezando Ito, bajando las escaleras con paso lento, abrazando su peluche favorito de un monito.

—Buenos días, Ito. —respondió el saludo, sonriendo de manera cálida a su pequeño hijo—Te levantaste temprano. —agregó haciendo movimiento en la cocina.

—Se me quitó el sueño. —contestó abrazando su peluche, ocultando su boca en el.

Ebisu se acercó a su hijo amablemente, se agachó para estar al nivel de el pequeño—Ito... ¿me ayudarías con el desayuno? —preguntó sonriente, mirando a su pequeño hijo con amabilidad y dulzura.

—¿En serio? —preguntó sorprendido, un poco soñoliento, con un poco de sonrojo en sus mejillas, mientras que sus ojos cafés brillaban.

—Si. —respondió Ebisu alegre, levantándose—Sólo que ve a asearte para que vengas a cocinar. —agregó dirigiéndose a la cocina.

Ito subió las escaleras saltando para ir al baño, escuchó la regadera abierta, antes de entrar tocó la puerta.

—Está ocupado. —habló Chieko desde el baño.

—Entonces tendré que ir al baño de afuera. —habló bajo, recargándose en la puerta del baño. La puerta se abrió lentamente, Ito cayó al suelo por el acto—¡Ay! ¡Si vas a abrir avisa! —se quejó en el piso sobándose la espalda.

—Lo siento. —se disculpó secándose el cabello con la toalla—¿Estás bien? —preguntó viendo a su hermano en el suelo estirándole una mano para que se levantara.

—Si, pero no lo hagas de nuevo. —tomó la mano de su hermana levantándose con una expresión de disgusto.

—De acuerdo. —contestó dirigiéndose a su cuarto, la menor miró su despertador mientras se cepillaba el cabello, se miraba en su pequeño espejo redondo color rosita, estaba vestida con su uniforme escolar y sus calcetas blancas.

El menor de cabello azabache se encontraba en la cocina con su madre, Ebisu. Ambos estaban ocupados preparando el desayuno, Ito tenía una sonrisa en su rostro, sostenía un cuchillo para mantequilla y un tarro de miel.

El olor a pan recién horneado y el suave zumbido de la cafetera, creaba una atmósfera acogedora en la casa de los Iketa.

—¿Cómo va eso, Ito? —preguntó la mayor con una sonrisa, mientras sacaba la charola de panes del horno y los colocaba en un plato.

—¡Va bien, mamá! —respondió con entusiasmo, untó generosamente la miel sobre una rebanada de pan, sólo lo suficiente para darle sabor—¡Mira cómo brilla! —aparecieron estrellitas alrededor del menor.

Private School [en curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora