¦ Sombra, pte. 1. ¦
El aire frío corría; había llovido. Las calles de la ciudad estaban recién lavadas con las gotas de la lluvia. Chieko caminaba por el parque, dirigiéndose a casa para llevar las compras que su madre le había encargado.
—¡Oye, dámelas, tú las tienes! —exclamó una voz infantil.
—Yo no tengo nada —respondió una niña de cabello largo y negro, protegiendo su pecho con las manos.
—¡Tú las tienes! Le entregaste la tarea a la profesora —dijo otra niña, acercándose a la primera con insistencia.
—Problemas con la tarea, eh... —pensó Chieko, la chica de mejillas rosadas, que observaba la escena mientras seguía caminando, con la mirada fija en sus converse azules.
—¡Dámelas! —gritó el niño, forcejeando con la niña para arrebatarle la mochila, sin éxito.
—¡No! —exclamó la pequeña, empujándolo y abrazando su mochila—. No puedo dártelas. Si la profesora se entera, nos castigará a los tres —dijo, con la mirada temblorosa, retrocediendo poco a poco.
—No, solo te castigará a ti, por idiota y por ser una inútil buena para nada —soltó la otra niña, con una sonrisa maliciosa.
La pequeña quedó paralizada ante esas palabras.
—Bueno, si no nos quieres dar las respuestas por las buenas... nos las darás por las malas —dijo el chico, tronándose los dedos mientras se acercaba a ella, dispuesto a golpearla. La pequeña cerró los ojos con fuerza.
De repente, todo se oscureció. Al abrir los ojos con confusión, una gota de sudor corría por su mejilla. Tanto ella como los otros niños se sorprendieron al ver a una adolescente de cabello corto frente a ellos.
—¿Estás bien? —preguntó Chieko, sonriéndole amablemente a la niña. La pequeña soltó un murmullo de confusión y sorpresa ante la intervención.
Chieko se levantó lentamente y se volteó para mirar a los acosadores.
—Lo que están haciendo está mal —dijo con seriedad—. Tendré que reportarlos con la directora y con su profesora —añadió, mientras el viento frío agitaba su cabello negro.
Los chicos se rieron ante sus palabras.
—No puedes, estamos fuera de la escuela —respondió el niño, con una sonrisa confiada.
—Pero llevan puesto el uniforme escolar, así que sí puedo hacerlo —contestó Chieko con calma.
Los niños se quedaron boquiabiertos al escuchar eso.
—Vámonos, Sosuke. En la escuela la pagará —dijo la niña, tomando la mano de su compañero.
Chieko se agachó para ponerse al nivel de la pequeña y le sonrió.
—¿No te lastimaron? —preguntó, colocando una mano sobre la cabeza de la niña, acariciándola con ternura.
—¿Por qué...? —dijo la niña en un hilo de voz, con lágrimas en los ojos—. Por mi culpa te golpearon, debieron golpearme a mí. Tienen razón, solo soy una idiota que depende de los demás —agregó, mirando a Chieko con los ojos llenos de lágrimas, que empezaron a correr por sus mejillas sonrosadas.
Chieko permaneció en silencio ante las palabras de la pequeña. Respiró hondo y suspiró.
—Ven, te llevaré a tu casa —dijo, levantándose y extendiendo su mano—. ¿Cómo te llamas? —preguntó, tomando la mano de la niña para caminar juntas.
—Katrina Akaike —respondió.
Chieko se sorprendió por el nombre.
—¿Akaike? —repitió, mirando a la niña—. ¿Eres hermana de Makoto? —preguntó, sonriendo.
ESTÁS LEYENDO
Private School [en curso]
Teen Fiction"En un corazón dulce y puro, aguardan los recuerdos más dolorosos". En la pintoresca ciudad de Japón, dos almas destinadas a cruzarse se encuentran en los pasillos de la prestigiosa Secundaria Privada. Chieko Iketa y Saiki Oroki; ambos son miembros...