꧁CATORCE꧂

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—Vaya, pero, ¿y esto?—dije entrando detrás de Miguel al ático del que tanto habló ayer borracho.

—¿Te mola?

—Me flipa.

Nos sentamos en el sillón dejando todas las maletas y bolsos en la entrada, si, la pereza. Nos pusimos a ver todos los vídeos que hicimos en el barco con los chicos, no lo mencioné, pero teníamos motos de agua también.

—¿Los puedo utilizar para el videoclip de "Éxtasisssssss"?—me preguntó.

—Claro, ¿por qué no ibas a poder?

—A lo mejor no querías que nos viesen juntos, en vídeos.—reí.

—Pero si no hemos parado de subir historias.—rió el.

—Es verdad.

Estuvimos un rato vagueando, hasta que Miguel empezó a sonreír demasiado al teléfono.

—¿Qué pasa?—pregunté.

—¿Irías a Grana' a conocer a mis padres?—dijo con una sonrisa tan bonita y con una ilusión que casi me muero de amor.

Abrí los ojos como platos asintiendo. El solo se me tiró encima y nos abrazamos.

—¿Voy a conocer a los suegros no suegros?

Reímos.

—Si.—se separó y me dio un piquito.

Fui a hacer nuestras maletas en lo que él reservaba un vuelo para mañana mismo. No podía creer que mi vida haya cambiado tanto en un verano sin más. Gracias Alejandra, por obligarme a llevarte a aquel evento.

—¿Ya?—dijo entrando Miguel a nuestra habitación, yo asentí—Ya reservé el vuelo, no compré ninguno de vuelta porque mi madre dijo que podíamos quedarnos allí unos días, así aprovecho y te llevo al mirados de San Miguel, o a la Alhambra...—mientras decía eso me abrazaba por detrás.

—Me gusta qué tengas tantas cosas que hacer conmigo, muchos planes, espero que nos dé tiempo antes de septiembre...—dije.

—Bueno, todavía es 30 de julio.—recalcó.

—Oye, al final, ¿Pedro peleó para la velada?—negó.

—No, sufrió una lesión en el codo y le prohibieron pelear por su salud.

—Ah, ¿vamos a dormir? El vuelo debe de ser temprano.—asintió.

—Si, sale del aeropuerto a las 6:30.–solté un bufido.

—Dios que temprano.—me tiré en la cama.

El rió y me quitó las playeras para luego acostarse a mi lado.

—Eres como la nana que me cantaba mi mamá.—me dijo acariciándome el pelo.

—¿Por qué?

—Me relajas, contigo no me preocupa nada.—dijo cerrando los ojos.

No dije nada, solo cerré los ojos a su misma vez para dejarme dormir en las caricias del actual amor de mi vida.

Al día siguiente

Lex, ya tenemos que irnos.—oía una voz mientras me tambaleaban.

—¿Eh?—dije abriendo los ojos, yo no era muy difícil de despertar.

—Vamos.—me dio y beso en la frente.

Me estiré y me levanté para ponerme las playeras, porque si, no me había quitado la ropa ayer y pensaba ir así, me daba igual todo. Me peiné y cogí las cosas que quedaban por coger, es decir, el cargador, el cepillo de dientes, la pasta, etcétera.

Tardé menos de 20 minutos en hacer todo lo descrito. Al terminar bajé con mi maleta y vi a Miguel esperándome en la puerta.

—¿Ya?—asentí con una sonrisa inmensa.

Aún no me creía que fuese a conocer a mis suegros no suegros y a mi cuñado no cuñado.

Salimos y metimos las cosas en el coche para ir rumbo al aeropuerto. Miguel llevaba una gorra, unas gafas y una mascarilla, en cambio yo solo llevaba mascarilla y gafas.

—Estoy ansiosa.—dije emocionada.

—Y yo, tengo ganas de llegar y enseñarte Grana'.

—Yo quiero ver a tus padres primero.—fruncí el ceño.

—Si, pero no creo que estés 4 días para conocerlos.

—O si, ¿tú qué sabes?—reimos.

Llegamos al aeropuerto y fuimos directamente a pasar el control y a facturar las maletas, habíamos llegado muy justos. Cuando terminamos, eran las 6:00, las puerta para embarcar cerraban a las 6:15, así que fuimos sin prisa, pero sin pausa.

—¿Es aquí?—señalé.

—Sí, vamos.—me empujó por la cintura.

Enseñamos los billetes y entramos. Miguel fue delante mío agarrándome la mano hasta que llegamos a nuestros asientos, eran de tres, me tocó en el medio y a él en le ventanilla, pero me cambió el sitio.
Estaba muy feliz e ilusionada.

—¿Tienes ganas de llegar?—me apoyé en su hombro mientras bostezaba.

—¿No se me nota?—conetesté antes de cerrar los ojos.

Poco se habla del pedazo de sección que cogió Miguel, tenía pantallitas los asientos, así que decidí ponerme una peli.

—¿Vemos Frozen a la vez?—me miró con ternura.

—Claro.—me besó la frente y la buscamos.

—Una, dos y tres.—le dimos al play a la vez—Te amo.—le dije.

Me besó, y así concluyó el viaje. Me encanta Frozen, es mi película favorita después de "El Diario de Noa".

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