꧁QUINCE꧂

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Por alguna razón que desconozco ninguno nos dormimos en el vuelo, la peli terminó y quedaba como 40 minutos para llegar, así que Miguel se me puso a contar cosas de su infancia y viceversa.

Al salir del avión y coger las maletas se supone que nos esperaba el padre de Miguel.

—Papa, ¿qué tal?—fue Miguel a abrazarlo nada más verlo—Pos mira, esta es Alexia, mi novia.

—Encantado, soy Miguel.—sonreí devolviéndole el abrazo.

—Igualmente, es un placer.

—Vamos al coche que tu madre ya tiene el desayuno hecho.—le dijo mi suegro a mi chico.

Llegamos aquí a las 9 en punto, lo que aquí es una hora más y son las 10.

Fuimos al coche, guardamos las maletas y fuimos a casa de los papis.
Hasta que tras un largo trayecto llegamos, estoy nerviosa.

—Estoy nerviosa.—le dije a Miguel cuando estábamos sacando las maletas del portabultos.

—Na, mi madre es buena gente, no te preocupes.—me dio un beso en la frente y fue con su padre a la puerta de la casa.

La verdad que Armilla es un pueblo super bonito, no me disgustaba. No para vivir aquí, porque tengo a mi familia en Gran Canaria, que no la he ido a ver, le diré a Miguel de cuando volvamos si quiere ir.
Si se preguntan si he avisado a Alejandra de que estoy aquí, pues no, sinceramente no avisé a nadie. Aunque lo habrá intuido por la historia de Miguel.

—¡Hola, mi niña! Me llamo Ángeles, tú debes de ser Alexia.—dijo dándome un abrazo nada más entrar la madre de Migue.

—Si, encantada.

—Mamá, ¿cómo la saludas a ella antes que a mi?—dijo indignado el chico.

—Cállese.—fue a abrazarlo.

Reímos.

—¿Quieren desayunar?—negamos.

—Comimos en el avión, yo no tengo hambre.—dije y Miguel asintió.

—Jesús está fuera, vendrá luego o mañana.—dijo mi suegro.

—¿Quién es Jesús?—pregunté.

—Su hermano.—respondió Ángeles.

—Ah.—sonreí.

—Bueno, esta es mi novia, no oficial, pero lo es.—me cogió por la cintura—¿Vemos la casa?—asentí.

Pasamos por el pasillo hasta llegar a la habitación de Miguel, me hizo gracia porque era la típica habitación de un niño chico. Quitando que están colgadas las camisas del Granada y una animación de "Polaris".

—Está super guapa.—dije sentándome en la cama dejando la maleta a un lado.

—Si, me trae mucha nostalgia. En la cama me pasaba hasta las 2 de la mañana escribiendo.—se sentó a mi lado.

—Que guay, cuéntame más. En el avión no me contaste al final de donde salió "Saiko".

—Yo hacía batallas de gallos a los 13 con mi hermano, y mi hermano me hizo llama "pycho", que significa loco o psicópata. Lo que la gente empezó a pronunciarlo como "pesycho" entonces lo españolicé y se quedó "Saiko".—dijo sonriendo.

—Pesycho, ¿que cojones?—reímos.

—¿Quieres ir a la Alhambra? Suelo ir mucho.—asentí.

—¿Pero vamos más tarde?

—Claro, quiero que veas el atardecer ahí.—me dio un beso en la frente y nos dormimos en aquella cama individual, juntos.

Al despertar, que nos despertamos a la vez, eran las 17:30.
Nos cambiamos y salimos.

—Es preciosa la Alhambra, la he visto por fotos.

—Pues imagínate en persona.

Reímos.

Entramos y subimos a lo más alto, es decir, a la torre más alta.

—Aquí grabé una parte del vídeo de Polaris.—dijo mirando su ciudad.

—Que bonito es esto. ¿En esas calles también grabaste no?—pregunté señalando.

—Si. Al terminar esas calles hay una plaza, a veces hay viejos bailando.—reí.

Hubo un silencio.

—¿Cuándo volvemos? A tu casa, digo.

—¿Quieres ir ya?—asentí.

—Es muy bonito esto, pero estoy agotada. Además de que el tiempo está raro, es como húmedo.

Él me sonrió.

—Volvemos mañana.

—Vale.—me dio la mano y fuimos rumbo a la casa de Miguel.

Llegamos, saludé a la familia Cantos Gómez y fui a la habitación de Miguel.

—Migue, necesito saber algo, no me deja tranquila. Todo esto es muy raro.—noté como se tensaba.

—Dime.

—¿Qué somos? ¿No quieres estar conmigo? Porque ya me has dicho un par de veces que no pero es que me presentas ante tu familia como tu novia, y no solo soy.—miré hacia abajo.

—Ya, te dije que era verano. ¿Qué más quieres saber de ahí?

—Ey, relájate, me hablas bien.

—Perdón. Pero es que no quiero nada contigo—auch—, me caes super bien, eres guapísima, me gustas, pero no quiero nada más.

—¿Entonces Miguel? ¿Qué es eso de "bueno, esta es mi novia, no oficial, pero lo es"?

—Exacto, no oficial.

—No tiene sentido eso, me estás haciendo daño, Miguel.—empezaban a salir lágrimas de mis ojos.

—Lo siento, pero yo te avisé desde un principio.—ya ni me miraba, estaba con el móvil.

—Miguel.. ¿por qué?

Narra Miguel

—Miguel.. ¿por qué?

La miré, no supe que contestar. Ella solo asintió llorando, haciéndome sentir una mierda, y se dio la vuelta en la cama dándome la espalda.

Decidí apagar la luz, todos estaban durmiendo en mi casa.

La escuchaba llorando en la oscuridad mientras gotas bajaban por la ventana, veo la humedad. Que trágica esta situación.

No quiero perderla, pero tengo un nudo en la garganta que no me deja respirar, es decir, que no me deja soltarle todo lo que siento.

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⏰ Última actualización: Sep 02 ⏰

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