Poderes

Capitulo 12

Narra Samantha:

Ya estaba oscuro cuando emprendí el camino hacia mi casa.
Me había quedado en la biblioteca para terminar los deberes, y siempre que me encontraba rodeada de libros perdía la noción del tiempo.

Era una noche hermosa y despejada. El viento en cálido y todo estaba tranquilo.
A lo lejos podía ver a una mujer paseando a sus perros y lo que parecía un restaurante.

Elena se había ofrecido para llevarme, pero rechacé su oferta. La caminata me iba a ayudar a despejar la mente.

Las palabras de Liam habían estado resonando en mi cabeza todo el día.

¿Era yo capaz de sobrevivir sin su ayuda?

Ya estaba acostumbrada a mis poderes, pero recién había empezado a entender su alcance.

¿Y si lastimaba a alguien? ¿Y si me descubrían? ¿Y si perdía el control y terminaba causando una catástrofe?

Estaba tan concentrada barajando todas las posibilidades que no noté a los tres encapuchados siguiéndome hasta que fue demasiado tarde.

Dos de ellos me agarraron los brazos y me taparon la boca. Intenté forcejear y utilizar la mente, pero había algo que me bloqueaba.
Nunca me había sentido tan desprotegida.

Sentí un pinchazo en el cuello y mis párpados empezaron a cerrarse.

Antes de caer dormida pude ver, debajo de la manga de uno de ellos, muchísimas palabras tatuadas.

*-*

Narra Liam:

-Amigo, ¿ya te tienes que ir?

Reece y yo nos habíamos quedado hasta muy tarde comiendo.
El me había hablado acerca de su viaje con el equipo mientras yo escuchaba atentamente y asentía, procurando no decir nada que pudiese hacerle acordar de la conversación que habíamos dejado inconclusa.

Todavía no estaba listo para contarle lo que de verdad había pasado con los Cazadores, ni con Samantha.
Prefería mantener eso en secreto el mayor tiempo posible.

-Ni los Maestros saben la historia completa -pensé en ese momento.

-Sí, mañana hay clases y yo ni empecé los deberes.

Ambos nos dirigimos a la salida del restaurante.

-Tenemos que hacer esto más seguido -dijo Reece en tono de broma mientras comenzábamos a caminar hacia la izquierda por la calle desierta.

-¿Tienes a dónde ir? -dije, ignorando su comentario.

-Sí, pero la Guarida no es lo mismo sin ti. ¿A quién van a adorar los Maestros en tu ausencia?

El Refugio o la Guarida, como le dice Reece, es el lugar en donde los Aprendices estudian, practican y viven.
Hay muchos, en distintos lugares del mundo.
Para los ojos humanos son solo exigentes escuelas con grandes habitaciones; en cambio para los nuestros es el único lugar en el que se está a salvo.

-Quiero una vida lo más normal posible. Prefiero dormir en mi propia cama por las noches. Voy a entrenar, pero no me gusta pasar más tiempo del necesario allí.

Reece estaba a punto de replicar cuando de repente dio un profundo suspiro y sus ojos se pusieron totalmente blancos.
Busqué rápidamente los lentes de sol que él siempre llevaba en uno de sus bolsillos y se los puse.

-¿Qué sientes? -pregunté interesado.

-Miedo. Mucho miedo.

Se agarró a mi brazo con fuerza para no perder el equilibrio.

Algunos de los Aprendices nacen con algunos extras; habilidades que los demás no poseen.
La Visión, por ejemplo, es uno de ellos.
Reece tiene la habilidad de sentir las emociones de otros de nuestra especie, ya sea mientras las tienen o después.
Esto resultó útil en muchas ocasiones, y presentía que esta iba a ser una de ellas.

-¿Qué más?

-No estoy seguro, pero de lo que si estoy convencido es de que a un Aprendiz solo una cosa le puede causar tanto miedo.

-Cazadores -dije preocupado.

Reece asintió.

Mi mente comenzó a trabajar a una velocidad impresionante.
Debíamos descubrir a quién de nosotros habían atrapado y ayudarlo.

-Reece, concéntrate. Necesito mas detalles. Él o ella puede estar en grave peligro.

Lo ayudé a caminar unos pasos hacia adelante para ver si lograba captar algo más.

-Espera.

Me quede quieto por varios minutos, que parecieron eternos.

-Esto es muy raro.

-¿Qué cosa?

-No es una emoción, es una palabra. Nunca me había pasado esto.

-¡No tenemos toda la noche! ¿Qué palabra?

-Samantha.