Capitulo 15

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Narra Samantha:

-¿Dónde esta Liam Richter?

No tenía la menor idea de que hacer. No planeaba contarles nada sobre Liam, porque sabía que eso solo iba a causar que le hicieran daño. Pero tampoco podía quedarme callada.
Yo me consideraba a mi misma una persona resistente, pero la clase de dolor que me esperaba superaba por mucho el limite.
-Tal vez podría revelarles un poco de información. Solo lo suficiente para complacerlos, para que me dejen en paz- pensé, pero deseche esa idea rápido. Yo no era una traidora.

Miré a la chica con ojos desafiantes, intentando mostrarme valiente cuando en realidad me estaba muriendo del miedo.

-No

La chica se acercó.

-Que dijiste? Piensa bien antes de responder.

-NOO!! -grité.

Entonces, pasó algo inesperado.

Las cuerdas de mis manos se rompieron mientras que los dos hombres de traje y la mujer salían volando, chocándose contra las paredes.

-*-

Narra Liam:

-¿Qué me esta pasando?

-¿A qué te refieres?

Reece y yo seguíamos sentados en el mismo banco, en la misma posición, con la mirada perdida.

-Soy un fracaso últimamente. En serio. Todo me sale mal.

-No digas esas cosas. No creo que barrer el piso con tu autoestima vaya a ayudar en algo.

-Caigo en trampas cuando se supone que soy uno de los mejores Aprendices, decepciono a los Maestros, y ahora no puedo hacer nada para salvar a Samantha. Soy un desastre.

-Liam...

-No. Solo... no. Si algo le llega a pasar, va a ser culpa mía.

-¿¿Podrías dejar de lloriquear??

Miré a Reece sorprendido.

-¿Qué?

-Párate. Sigamos intentando. Tenías razón antes: no nos podemos rendir ahora. Levanta tu trasero de ese banco y sigamos buscando.

Me reí.

-Ese es el espiritu.

Comenzamos a caminar por la calle desierta, pero Reece se paró de golpe.

-¿Y ahora que pasa?

-¿No sentiste eso?

-Ya me estas empezando a asustar. ¿Sentir qué?

-Eso. Esa especie de ola de poder.

-Jaja, buen intento.

Al ver su cara supe que no estaba bromeando.

-*-

Narra Samantha:

-Wow

Me pare rápido, logrando quitarme completamente las cuardas de las manos. La adrenalina corría por mis venas. Jamas me había sentido tan fuerte.

Corrí hacia la puerta. No veía la hora de llegar a mi casa y olvidarme de que todo esto había pasado.

Puse la mano en el picaporte y estaba a punto de salir cuando me acordé de Scott.

No voy a mentir: una parte de mi quería apuñalarlo por lo que me había hecho.
Pero la otra parte, una muy insignificante, recordó como lo habían traído, lo pálido que estaba. Como si él también hubiera sido victima de engaños y torturas.

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2015 ⏰

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