Adele - Love In The Dark (0:53 - 1:45)
—Hice algo egoísta —le digo Jackson cuando ocupo mi lugar habitual frente a la barra—. Muy egoísta.
Son más de las cinco de la mañana y a esta hora no hay casi nadie en el bar, solo unos jóvenes borrachos en una esquina y dos hombres que ríen y hablan muy fuerte.
Jackson coloca el trapo de franela con el que estaba limpiando la barra sobre su hombro y mira alrededor suyo.
—¿Perdón? ¿Estás hablando conmigo? Leone, sabes que no soy sacerdote o psicólogo. ¿Verdad?
—Lo que eres es un idiota.
Se ríe y pregunta si quiero un Negroni y dudo antes de responder que no, porque no confío en que pueda beber solo uno.
—¿Qué hiciste?
—Tuve sexo con Emrys.
Jackson finge estar sorprendido.
—¿Tuviste sexo con tu prometido que es totalmente tu tipo? Vaya, no lo esperaba. Eso es una información tan inesperada.
—Se serio —lo regaño—. Lo hice por razones puramente egoístas.
Después de ver y saber que él hizo aquella exposición de arte sobre mí, me puse a pensar en todas las otras cosas que ha hecho. En como escucha y retiene la información que le doy, incluso aunque parezca ser algo insignificante. Por ejemplo, cuando le dije que me gusta el número siete, compró este anillo que vale setecientos mil dólares. Como ese, hay varios ejemplos, y quiero seguir teniendo aquello.
Quiero esa atención y para eso, utilizaré el sexo como un medio para un fin, ya lo he hecho antes. Es fácil.
—¿Y cuál es el problema?
—Él es diferente.
Jackson levanta una ceja y se inclina un poco hacia mí, al parecer, intrigado por lo que acabo de decir.
Niego con la cabeza.
—No, no me gusta o algo como eso, y no, yo tampoco le gusto, a veces creo que ni siquiera le agrado. No confía en mí y para alguien como Emrys, la confianza lo es todo. El sexo no será suficiente para hacer que él haga lo que quiero, para que me de lo que espero.
Dar para conseguir algo, ese ha sido el lema de mi vida. Jamás he tenido algo sin tener que ofrecer algo primero, y, usualmente siempre solía dar más de lo que iba a recibir. Hasta que crecí y aprendí como los hombres podían hacer lo que quisiera si el sexo estaba sobre la mesa.
Pero eso no funciona con Emrys, es una pena, incluso funcionó con su hermano.
—Y eso lo hace más atractivo para ti ahora que has decido que él, es justamente lo que quieres. ¿Verdad? Ahora se volvió un reto personal. Tiene algo que quieres y no puedes tener. Mi amiga, la fanática de lo prohibido.
—Él no está prohibido.
Señalo el anillo de compromiso en mi dedo.
—Pero tampoco es tuyo.
—Lo será.
Será mío. ¿Qué tan difícil puede ser? Le mentiré lo suficientemente bien, para que él piense que estoy siendo honesta. Lo envolveré en mis mentiras y dejaré que sus atenciones sigan llegando.
Después de todo, él es Icaro y yo soy el Sol, quien se podría terminar quemando es él y no yo.
—¿Por qué decidiste ahora que lo quieres?
Me encojo de hombros.
—Me gustó la sensación en mi pecho cuando vi la exposición dedicada a mí. Me gusta que venga por mi si llamo. Que me dé un auto que vale tres millones de dólares solo porque quiero.
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Hasta que las mentiras nos separen
RomanceLeone y Emrys están comprometidos, pero tienen un pequeño problema... se odian. **** En realidad, no se odian, solo que no les agrada la idea de ser obligados a casarse, dado que ni siquiera se conocen y ninguno de los dos cree en el matrimonio. S...