28. PRIMER ACTO: NO QUIERO ENAMORARME.

495 76 53
                                    

Solar (MAMAMOO) – Adreanaline (1:45 – 3:00)

Emrys.

La casa resuena con el sonido de una llave en la puerta principal, pero no me muevo de mi lugar en la tumbona del balcón, ya que, si algo he aprendido sobre Leone estos meses de convivencia, es que vendrá a buscarme cuando controle sus nervios o simplemente quiera hacerlo.

Le gusta su espacio.

Su falsa sensación de control.

«Necesito una sesión está noche», decía su mensaje y leer aquello esta tarde, me hizo pensar en que podría estar carcomiéndola ahora. Qué problemas emocionales han decidido atacarla está semana. Todo parecía estar bien o lo más cercano a eso que podríamos llegar.

Mi respuesta fue simple «¿A qué hora llegas a casa?». No es como si hubiera otra respuesta que pudiera dar y estoy tan sumido en mis pensamientos sobre ella, que no noto cuando está cerca, pero nuestra mirada se encuentra justo cuando se está quitando los zapatos para entrar al balcón.

Suelta un suspiro bajo antes de sentarse en la tumbona frente a la mía.

—Hoy me entregaron mi vestido de novia y vi cómo quedará el salón donde se realizará la recepción —murmura con la mirada perdida—. Fue extraño. Ha sido así desde que vi ese salón y... Han sido demasiados días extraños.

—¿No te gustó? Puedes cambiar el lugar o la decoración, mascota. Es tu elección.

Se encoge de hombros.

Lleva días, muchos días, actuando de manera extraña; en silencio y apática. Se molesta con facilidad y cuando no lo está, permanece en silencio mirando un punto fijo en la pared con las luces apagadas.

—Me gustó. Todo está tal y como quería.

Y aun así, no suena feliz, parece incluso molesta.

—Entonces, ¿cuál es el problema?

No responde por largos segundos.

El silencio entre nosotros se extiende y pienso que no dirá nada más al respecto hasta que se levanta y me mira.

—Yo.

Murmura que no se ha podido concentrar en nada más desde aquello.

—¿En qué no pudiste concretarte?

Parece estar a kilómetros de distancia luchando de alguna manera por mantenerse aquí.

—Cosas. Simplemente cosas. ¿Por qué me estás haciendo tantas preguntas? No quiero hablar, sabes lo que quiero y necesito. ¿Puedes dármelo o debo buscarlo con alguien más?

La casa está demasiado silenciosa y parece tan grande para solo nosotros dos. La tensión palpable entre nosotros proporciona más incentivos para mantener el silencio.

No dejo que su estallido rompa mi estado de ánimo consolidador porque eso es justo lo que ella quiere.

—Ojalá te decidieras —murmuro, pasando a su lado e ignorando la mirada llena de desconcierto en si rostro.

Está noche se torna cada vez más sombría, pero, ¿no es así siempre cuando se trata de nosotros?

Me dirijo a la habitación para prepararme mentalmente para la siguiente parte de la noche.

—Esto no es violencia —me recuerdo, como cada vez que hacemos esto porque sería muy sencillo cruzar esa línea y no es algo que quiera, pero por mi parte no es ese el problema, si no la forma en que Leone parece querer que esa línea se desdibuje—. Esto es cuidado. Esto es apoyo mutuo, convenido y acordado por ambos.

Hasta que las mentiras nos separenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora