Al parecer Dylan tenía una idea de celebración de cumpleaños bastante impresionante. No le valía con hacerme una fiesta al estilo Hogwarts y darme no sé cuántos regalos. No. Además tenía que llevarme a la playa y darme otra sorpresa más. ¿Cuál era la sorpresa? Bueno, para empezar os diré que no me dejó ver por dónde caminábamos porque me vendó los ojos. Al llegar a la playa y quitarme la venda me encontré con un montón de farolillos y lucecitas flotando encima del mar. ¿Cómo lo hizo? Eso le pregunté yo y la respuesta que recibí fue: «un mago nunca revela sus trucos».
Era precioso, todo hay que decirlo. Y todo por mí. ¿Cuánto tiempo le habría llevado preparar aquello? ¿Ya lo tenía todo pensado antes de declararse? ¿Le habría dicho algo a Jordan? Eso último no se lo iba a preguntar. No era asunto mío aunque me apeteciese saberlo. ¿Estábamos saliendo? Ojalá tener la respuesta a esa pregunta. ¿Hubo más acercamientos desde esa noche? Sí... Bastantes.
Dylan no parecía querer separarse de mí ni un minuto y se mostraba mucho más cariñoso conmigo que de costumbre, cosa que a Sheila, la mejor amiga de Lucy, le enfadaba muchísimo. Ella consideraba que era una falta de respeto hacia lo que en su momento tuvieron Dylan y Lucy. Lo que ella no sabía era que Dylan nunca estuvo enamorado de ella y le dejó las cosas claras desde el principio, pero ella decidió hacer caso omiso a sus palabras y empezó a tratarle como a su novio cuando en realidad no eran nada.
Chelsea me recomendó que no le diera importancia. Y no lo hacía. Sabía que Sheila estaba triste por la muerte de Lucy, y además me culpaba a mí por tener «algo» con Dyl. Ya había pasado por cosas de ese estilo muchas veces así que solo tenía que pasar de ella.
Por mi parte, me sentía genial con Dylan. ¡Es que, a ver, ¿quién no quiere a su lado a un chico guapo, atento, cariñoso y divertido?! Todo el mundo lo quería, y yo lo tenía. Al menos por el momento. Cuando llegase septiembre ya se vería.
Amy pasaba mucho tiempo con Lucas y, aunque la echaba un poco de menos, lo entendía. Ellos sí tenían una relación consolidada y querían disfrutar el tiempo que mi hermano se quedase aquí.
Nat y Andy estaban todo el día juntas e incluían a Chelsea en sus planes. A Amy ya casi no la invitaban porque sabían que iba a querer estar con Lucas. Y a mí... bueno, un poco por el estilo. Y sentía que el grupo que tantos años había durado estaba desapareciendo poco a poco. ¿Dónde habían quedado nuestras salidas, nuestras fiestas de pijamas, nuestras charlas eternas? ¡Éramos las Golden Girls! ¡Teníamos que continuar juntas! Si hasta habíamos acordado seguir siendo amigas para que nuestros hijos siguiesen la tradición. No podíamos olvidarnos de todo eso solo por unos chicos. ¡No tenía sentido! Y lo decía yo, que pensaba en mi hermano y en el chico al que quería.
Mandé un mensaje por el grupo de las Golden Girls preguntando si salíamos esa noche.
Amy 🩷:
Yo ya tengo planes con Lucas, lo siento. Me va a llevar al cine y luego daremos una vuelta. Mañana quedamos 😘
Nat 🩵:
Por mí bien. Podemos ir al club de la otra noche. Dylan no me ha dicho nada de que tengan reunión con Mason así que supongo que tenemos la noche para nosotras. ¿A qué hora os apetece?
Andy 💜: (te ha respondido)
¡Claro! ¡Noche de chicas! ¿Puede venir Chelsea?
Yo: (respuesta a Nat 🩵)
Genial, me encantó el sitio. ¿Sobre las ocho y media en el portal y reservamos para cenar en algún restaurante?
Yo: (respuesta a Andy 💜)
Me parece bien, aunque preferiría estar las cuatro originales. Aunque Amy no puede venir. Si te apetece que venga, está invitada. Me cae muy bien y es muy maja. La podemos incluir en las Golden.
Nat 🩵:
A mí también me gustaría estar las cuatro originales. Podemos quedar con ella mañana, Andrea.
Andy 💜:
¡Vale, sin problema!
Nat 🩵: (te ha respondido)
Genial, buena ideal. ¿Qué os apetecería cenar? ¿Sushi? ¿Italiano? ¿Mexicano? ¿Griego? ¿Un japonés?
Yo:
A mí me apetece un italiano. ¿Qué opináis? ¿Vamos al Tra di Noi?
Andy 💜:
¡Síiiiii! ¡Qué pena que Amy no pueda venir! Le encantan los italianos... 🥺
Nat 🩵: (respuesta a Andy 💜)
No pasa nada, ya vendrá otro día.
¿Entonces italiano?
Yo:
¡Sí! ¿Reservas tú o llamo yo?
Nat 🩵:
No te preocupes, reservo yo. ¿Para qué hora?
Andy 💜:
¿Las nueve? Así nos da tiempo a llegar si vamos en coche. Claire, puedes estrenar tu Ferrari.
Yo:
Lo siento, nena, no tengo carné. Me lo saco este año y os llevo en Ferrari.
Andy 💜:
¡GENIAL!
Nat 🩵:
¿Y en qué coche vamos? El mío está en el taller y Andy no tiene. Claire no tiene carné y Amy no se viene con nosotras. Y no vamos a molestar a Chelsea. Supongo que Lucas necesitará el coche hoy, ¿no?
Yo:
Seguramente, para llevar a Amy al cine.
Andy 💜:
Nos puede llevar Dylan. Nos deja ahí y se vuelve.
Nat 🩵:
Para eso le pido el coche y conduzco yo. No le vamos a molestar para nada.
Yo:
Para él no es molestia conducir, aunque creo que ya lo sabéis. Le puedo pedir que nos lleve.
Nat 🩵:
Es que es tontería hacerle salir de la comodidad de su casa solo para llevarnos a cenar, luego al club y luego recogernos. Le molestamos para nada.
Yo:
Voy a hablar con él.
Salí de casa y crucé el pasillo hasta la puerta de enfrente. En menos de dos minutos ya estaba convenciendo a Dylan de que nos llevara. Y estaba surgiendo efecto.
-Vamos, Dyl, por favor. Es solo un ratito. Cenamos, un poco de fiesta en el club y nos recoges.
-Pero os convertiríais en mi responsabilidad.
-¡Qué va! Solo tienes que llevarnos al restaurante y luego recogernos en el club. Podemos ir caminando hasta allí. Tú nos dejas para la cena, te olvidas de nosotras y cuando nos aburramos en el club, nos recoges. Responsabilidad ninguna.
Se lo pensó. Muuuucho tiempo. Pero al final accedió con la condición de que le avisaría de cualquier cosa. Y con cualquier cosa se refería a que, incluso si era una tontería como que me picara un mosquito, le llamase.
Y sí. Tuve que llamarle. No durante la cena. Ni de camino al club. Sino poco antes de que decidiéramos irnos de la discoteca. Le llamé porque le necesitaba.
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El verano en el que me enamoré
RomanceClaire, una adolescente de 15 años, va a Malibú en verano y conoce a Dylan, un chico 5 años mayor que ella. A él le encanta decirle que es una niña para molestarla. Sin embargo, cinco años más tarde se vuelven a encontrar y se dan cuenta de que ambo...