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Adara.

—¿Y como quieres que te lo de?—exprese enojada.—Lo único que haces es que cada día te tenga más miedo.

Las palabras que salian de mi boca tenían cierto efecto en el.

—Ámame, odiame, haz lo que querías pero me perteneces.—se levanto de manera brusca.

—¿Tan difícil es entender?—fastidiada.

El me tomo del mentón.

—Callate si no quieres que haga algo malo el día de la boda.

Guarde silencio.

De un momento a otro estoy de rodillas con una mano de Elios en mi cuello, sentí algo raro en mi....

Un hormigueo de mi femi–
¡No!  Imposible. No me puedo extitar con esto.

—¡¿Que te pasa?!—el apretó su hagarre. ¿Me estoy volviendo loca o porque esto me está gustando?—¡No tienes derecho de hacerme esto!

Elios soltó una risa de lo profundo de su garganta.—Si, si lo tengo, seremos marido y mujer en muy poco.

—¡Porque tu me obligaste!—le reclame y el se hagacho a mi altura.

—Mia stella.—solte un risilla.—Yo no fui y le dije a tu padre un prestamo de 200 mil dolares.

—...

—¿Porque tan callada amore?—se burlo.—¿Te comió la lengua el gato?

—Será mejor que me sueltes antes de que.—el me interrumpió.

—¿Antes de que? ¿Hmm?

—Antes de que pierda el control en mi.

—¿Que me puede hacer una mujer que ahora mismo está en posición sumisa?

La rabia lleno mi rostro. No, machismo. Esta sí no la dejo pasar.

—¡Beni dikkatle dinle pislik, bana elini sürmeye cesaret edersen, hatta benimle bu tonda konuşursan seni mirassız bırakırım!—grite en Turco.

El me miro como si no entendíera y me soltó bruscamente.

—Sea lo que sea que dijiste, más te vale que sea algo de lo que no te arrepientas.

—Idiota.—susurre.

—Repitelo.—furioso. Me quede callada.—Que lo repitas Adara.

Me levante y le hice cara.

—ERES UN IDIOTA SIN CORAZON.

De pronto fui puesta en la cama boca abajo, el puso mis manos atrás de mi espalda, removi mis piernas exigiendo ser liberada.

—A ver princesa, aprenderás a respetarme, me canse de ser el bueno, me llamas demonio, me convertiré en el tuyo. Seré tu maldito demonio.

—¡Sueltame!—luche contra su hagarre.

El amarro mis manos con algo, su corbata, me dio la vuelta y me dio una fuerte mordida a mi cuello, jade del dolor y le di un cabezazo.

—¡IDIOTA! ¡Me dolió!—chille y el río.

—Lo que te espera la noche de la boda.—metio mano a mis bragas y sintió mi humedad, me sonroje y aprete los dientes, me acaba de descubrir.

Elios sonrio con malicia.—Mojada para mi y por mi.—susurro en mi oído.

—No.—seria.—me moje por el hombre que estaba sin playera.—se le borro la sonrisa y me volvió a poner boca abajo.

Un ardor llego a mi glúteo derecho. Dolio y chille.

—¡Le diré a Jaden!—lo amenace y el me dio 3 más.

—Nadie mujer, nadie puede hacerme algo.—siguió dándome nalgadas.

Vannicelli's obsession Donde viven las historias. Descúbrelo ahora