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Adara.

Estoy boca abajo, mis glúteos arden y duelen aún, ¡maldita sea! Ya me pego la bipolaridad ese demonio.

Muevo mis manos pero la corbata se ajusta más a mis pobres muñecas.

Chille cuando senti que casi me cortaba la muñeca, escuche la puerta ser abierta y la cama ser hundida por el peso.

—Si eres tu Elios, ¡Jodete!—la persona desconocida ríe y me doy cuenta de que es Jaden, con trabajo me doy vuelta en la cama pero le di para el lado equivocado y cai.

Ella se asomo y me vio tirada en el piso, se burlo de mi, yo pelie contra en nudo de la corbata.

—¿Que pasa hada de jardín?—recargo su cabeza en su mano.—¿Te dolió?

—¡Jaden! ¡En vez de burlarte ayúdame!—el exclame y ella solo río más.

Se levanto de la cama y con no se que, rompió la corbata.

—Ojalá esta cosa sea la garganta de Elios—murmuró para ella.—¿Que paso?

La mire y me levante del piso.

—El estúpido de tu hermano.—me sonroje por las nalgadas que me dio.—Me pego.

La expresión de Jaden se volvió seria y furiosa.—¿Donde te pego?—apretó los puños.

—En...—dude en decirle y vi la navaja que tenia en la mano.

—¿Donde fue, Hada?

—En mi trasero.—revele y ella se quedó seria, no se rio como suele ser.

—Lo matare mientras duerme.—lade la cabeza ante su amenaza que la susurro para ella misma.

Jaden camino a la puerta corrediza para salir al balcón, la seguí y ella se sento en un sillon, sacó un cigarro y lo prendió.

—¿Fumas?—¡tonta! ¡La pregunta más pendeja!

Río levemente mientras le daba una calada.—No a menudo, solo por la adicción y el visio, ya sabes, una vez que empiezas no puedes terminar.

La mire mientras el humo empezó a salir de su nariz.

—Tu nunca te vayas a meter cochinadas al cuerpo.—me fulmina con la mirada.—No le vayas a decir a Rosa que estoy fumando.

—¿Porque?—Jaden se alzo de hombros.

—Si se entera capaz en manda al otro mundo de una cachetada.—ser río y siguió fumando.

—¿Ella...es capaz de eso?

—De darme la cachetada, si.

Me sente al lado de ella y empezamos ah hablar del día de mi condena.

La boda.

—¿Y si me opongo en la boda y te saco de ahí?—seria.

—Te van a reconocer.—explique.

—¿Y si matamos a Elios en la noche?—se cruzo de piernas.

—¿Matar a ese cavernicola? Esta muy alto y tiene mucha fuerza.

—Y la que te espera el día de la boda.—susurro con asco. El rubor llegó a mi cara.

—¡Jaden!—le lance una almohada y ella río.

—Ojalá te lleve a otro lugar para quedarme sola. Así capaz le rompo toda su colección de vinos.—susurro.

—Estas loca.

—Sin miedo a morir. Claro que sería una bendición si me muero.

Nos vimos por unos momentos serias y nos echamos a reír.

Vannicelli's obsession Donde viven las historias. Descúbrelo ahora