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Narra Adara.

–¡Aaah!–al momento que caí aterrice en los arbustos que había ahí pero salí lastimada, mis piernas quedaron con rasguños y mis brazos con cortadas.

Me levante del piso pero no podía caminar, escuche a lo lejos ruidos de personas acercándose.

Una sombra se paro enfrente de mi, creí que era el demonio de Elios pero cuando levante la vista me encontré con una mujer.

Abrí los ojos perpleja y la chica me veía como si estuviera enojada.

–¿Quien eres y que haces aqui?–la voz de la pelinegra me hizo reaccionar y me recargue en el árbol para intentar parame pero no lo conseguí del todo.

–Ah, solo me subi al árbol y me caí.—trate de sonar normal pero me arden las heridas y la mujer se dio cuenta.

–No has contestado mi pregunta. ¿Quién eres y qué haces aqui?–su mirada y su voz era algo que daba miedo.

–¿Acaso eres una espía?–me fulmino y se cruzo de brazos.

–¿Que? No, no, no, soy–un grito me hizo sobresaltar.

–¡Adara!–era la voz de Elios, se escuchaba enojado.

Senti mi cara palidecer y la mujer alzo la vista y se cruzo de brazos.

–¡Adara!–El llego y en cuanto me miro su mirada cambió a una preocupada.

El se iba a hagachar para alzarme pero la mujer fue más rápida y me alzo alejándome de Elios. ¿Qué?

–Hola, Elios, ¿me extrañaste?–la mujer le preguntó con burla y una sonrisita en su rostro que daba miedo.

–Jaden, deja a Adara, me estas haciendo perder la paciencia.–los ojos de Elios se oscurecieron.

–¿Te bajo, pequeña hada?–me miro y yo me aferre a su cuello y negué.

Me siento más segura con ella que con Elios.

–¿Ya vez, Elios? Tu mujer no quiere que la baje–se burlo.

–No es pregunta, bájala ahora.

–Esa no es la forma de pedirlo.

–Bájala–su voz salió muy profunda y ronca.

Ella me miro, luego miro a Elios y nego estando seria.

–Jaden, bájala ¡Ahora!

¿O si no que? ¿Me vas a mandar a cortar mi cabeza?–Esta mujer le gusta jugar con la vida y la muerte.

–Jaden, me importara muy poco si eres mi hermana, baja a MI mujer, ahora.

–Dejame pensarlo....No, Mírala, parece una hada de jardín, es pequeña.

¿Hermanos? Ya vi que están igual de locos.

Los hombres de Elios aparecieron y miraron todo.

–¿Ustedes que tanto ven? ¡LARGO!–la voz de Elios dio miedo pero la mujer que ahora se su nombre, Jaden, ni se imuto a moverse.

–Siempre tan molesto y pendejo.–se rio.

–Y tu muy caprichosa y estúpida.

–jaden, dame a Adara, es mi mujer.

–No te preocupes, no soy lesbiana.

–Pero pareces.

–Y tu pareces que ocupas un psicólogo–se me salio y jaden dio una risa mientras que Elios apretó la mandíbula.

–Ella si me cae bien, oye pequeña hada, ¿No te quieres casar conmigo en vez de este idiota?–su pregunta me tomo por sorpresa y Elios avanzo más totalmente enojado y cegado en furia.

–Jaden–dijo en modo de advertencia y jaden me bajo.

–Bien, pero luego jugare con ella y me vale si es tu mujer.

Elios me tomo en brazos y yo lo mire mal.

–¿Que haces aqui, jaden?

–Vine a conocer a mi cuñada y vaya, si que me cae bien, cuídala porque si no yo te dejo sin el día del padre.

Elios me miro y miro mis heridas, ignoro por completo a Jaden y camino de regreso a la mansion.

–¡Ey! ¡No me dejes aquí!

–Pues apúrate.

Caminamos a la mansion y Elios se veía enojado, apretaba su mano por debajo de mis mulos.

Me llevo a la habitacion y detrás de nosotros venía Jaden en silencio pero con expresión de molestia.

Me puso en la cama.

–Jaden, sal ahora.–pidió y jaden iba a protestar.

–¡QUE SALGAS! ¡AHORA!

Jaden salió de la habitacion enojada.

–Ahora jovencita, me dirás porque no dijiste nada de que saliste–estaba enojado pero se estaba controlando.

–No te tengo que decir a donde voy.

–Si, si tienes, la siguiente vez que lo hagas te voy a castigar de una manera que no te va a gustar.

El camino a un lado de la cama y abrió un cajón y sacó un lazo.

–No, ¿para que es eso?–me empece a asustar.

–Si vuelves a hacer algo así, te voy a castigar con este lazo y con mis manos, ¿entendiste?

Me quede callada.

–!¿QUE SI ENTENDISTE?!–su grito me hizo brincar y asenti.

–Quiero palabras.

–Si, si entendí.

El volvió a poner la cuerda en el mueble y se metio al baño.

Esta loco, esta demente, maldito psicopata.

El salió con un quit de primeros auxilios y sacó alcohol, algodón y una inyección.

–No, no no, la inyección no–yo le tengo una gobia a las agujas.

–No es pregunta, es tu castigo.

–¿¡pero para que es la inyección!?–¿me querrá dormir?

–Es un tranquilizante, no te pasara nada, se que tienes tus problemas, ahora quédate quieta.

El se acercó con la inyección y yo retrocedi en la cama hasta chocar con la pared.

–¡No! No no no, la inyección no.–suplique pero el hagarro mi brazo a la fuerza sin importarle que me lastime más.

–Si, quédate quita.–le quito la tapa y me inyecto yo me mordí la lengua y cerre los ojos.

–Aaah–el líquido me ardió y me retorci.

–Quédate quieta, Adara.

el término de ponerme la inyección y luego saco la aguja y le puso el algodón con alcohol. La inyección empezó a hacer efecto y me relaje.

El saco más algodón y los paso por mis heridas recientes, me ardió pero el efecto es tan grande que no me dio fuerzas de quejarme.

–Listo, que tengas lindos sueños, estrellita.–me dio un beso en mi frente y yo quede inconsciente.

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¡Gracias!

Vannicelli's obsession Donde viven las historias. Descúbrelo ahora