¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Daphne's pov:
Estaba en una fiesta de Slytherin, celebrando la victoria de el partido contra Revenclaw. Estába buscando algo de diversión, tenía varias copas encima cuando lo vi sentado platicando con sus amigos. El no sabía quién era yo y yo me moría por el. Theodore Nott. Camine hacía la salida de la sala común ya algo mareada cuando sentí una mano en mi hombro.
—Hey.
Me di la vuelta para encontrarme con Theo.
—Nott.
—puedes venir un momento?—hablo con calma y confianza.
—yo?—me señalé.
Rodó los ojos.
—si, tú.
lo seguí hasta el baño de prefectos donde cerró la puerta detrás de mi.
—que pasa?— frunci el ceño con duda.
—quería estar a solas contigo— habló con suavidad mientras se acercaba a mi, aún así respetó la distancia de espacio personal.
No dije nada, mi cerebro no era capaz de entender lo que estaba presenciando.
—Te he estado observando—sacó un cigarro de su bolso y lo encendió para después ofrecermelo.
—No, gracias— negué.
Lo puso en sus labios y le dio una calada.
—te ves hermosa esta noche—expulsó el humo mientras me miraba de arriba a abajo.
—gracias...— dije algo confundida aún.
Theo sonrió un poco antes de dar otra calada al cigarro antes de apagarlo y acercarse más.
—Theo...—la distancia se acortaba y el alcohol tomaba el control de mis acciones.
Me miró con una sonrisa traviesa antes de pasar su mano por mi cintura, haciéndome jadear al sentir sus dedos pasar lentamente por mi piel.
—Estas muy sensible. —dijo cerca de mi oído.
Mi respiración se hizo pesada al sentirlo tan cerca. Pasó su nariz por mi cuello mientras que comenzaba a dejar besos suaves en mi cuello. Su mano libre bajo hasta mi cadera haciendo presión para pegarme más a el. Su sonrisa se volvió más amplia cuando pase mis manos por su cuello. Su voz quedo atrapada en un murmullo muy cerca de mi oído.
—"Tu pequeño corazón está latiendo muy rápido..."
No respondí, creo que ni siquiera hacía falta. Su mano se deslizó por debajo de mi falda llegando al elástico de mi ropa interior estirándola para luego soltarla.
—¡Ahh!— me quejé cuando sentí el golpe.
Puso sus dedos en mi barbilla para alzarla.
—mírame a los ojos.
Tenía los labios entreabiertos y paso su pulgar por mi labios inferior en una caricia. Yo estaba deshecha frente a el.
—me gusta ver el efecto que tengo en ti— dijo con una sonrisa amplia llena de posesividad.-su pulgar siguió acariciando mi labio inferior, para después introducirlo a mi boca. Le di la bienvenida lentamente mientras mi lengua se movía en círculos lentos al rededor de el.
Succione su pulgar mientras el lo movía dentro llegando a la parte trasera de mi garganta.
Cuando porfin lo sacó me cargo y sentó en un lavabo. Jadee por la sensación de la cerámica fría.
Su mano siguió acariciando la piel del muslo expuesto, ahora en círculos cerca de su entrepierna, aún encima de mi ropa interior, en un viaje más lento. Su sonrisa se había empezado a volver más pequeña y sus ojos todavía estaban fijos en mi. Se acercó lentamente a mi, mirando mis labios y ojos.
—Vas a ser mía.—susurro en mi oído antes de desabrochar su pantalón.
Mi corazón latía rápido, y mi cuerpo reaccionaba a su toque.
Bajo su pantalón y su bóxer al mismo tiempo dejando ver su creciente erección.
—Te voy a dejar tan rota que no podrás caminar—su sonrisa iba desapareciendo pero el deseo en sus ojos crecía.
Se coloco entre mis piernas antes de bajar mi ropa interior. Tomó mis muslos desnudos y abrió mis piernas para introducirse en mi. Solté un gemido por la sensación cuando entro. Comenzó a moverse lentamente hacia adentro mientras sus manos me apretaban los muslos desnudos y sus labios se presionaban contra los míos. Jadeando contra mis labios y dejándome sin aire. El silencio de la habitación era consumido por el sonido de nuestras pieles chocando y nuestros jadeos y gemidos. Comenzó a moverse más rápido y más fuerte contra mi.
—Por Merlín...—comenzó a moverse más rapido, mi cuerpo se contraria a su alrededor y mi espalda se arqueaba con su tacto, cada estocada era un visita al cielo y cada beso era un recordatorio de que seguíamos vivos, cada toque era más desesperado y lleno de deseo, después de un rato su cuerpo se contrajo y llegó al clímax, dejando sus fluidos dentro de mi. Suspira antes de recargar su frente contra la mía.
Trataba de recuperar el aire y cuando sentí sus labios contra los míos en un beso lento y profundo, nuestras lenguas encontrándose y enredanose, explorando.
Lentamente rompe el beso.
—Eres Mía.—Me susurro en el oído antes de tomar mi cintura y besar mi cuello.