009: Salida ✓

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Dos semanas habían pasado desde que Edgar descubrió el paradero de la científica loca Rosa. El proclamado villano estaba tranquilo ante la inminente salida hacia la guarida, no tan secreta ahora, de Rosa. Mientras tanto, el aclamado héroe se encontraba en un total pánico. No importaba lo que dijera su compañero, no podía controlar ese sentimiento de temor que crecía desde el fondo y se extendía por todo su ser, simplemente espantoso.

Justo ahora estaban en el laboratorio. Edgar estaba preparando algunos medicamentos que necesitarían para el viaje. No era muy largo, pero tampoco quedaba muy cerca; serían más o menos cinco horas en auto.

Fang se encontraba recostado en la camilla, conectado a varios sueros, cada uno de diferente color y tamaño. El héroe estaba alterado, pero supo esconderlo. Su visión desenfocada en un punto al azar hacía que pareciera relajado. Pero en su interior ya había visto mil escenarios de lo que podía suceder y ninguno terminaba bien; en general, terminaba con alguien muerto o transformado en bestia, ambos casos muy improbables.

—Hasta aquí te escucho pensar —dijo Edgar sin apartar la vista de lo que estaba haciendo.

—¿Yo, sobrepensando? ¡Puff! No digas estupideces. Sabes que yo, el gran héroe, soy inalterable. Soy pura paz —mintió descaradamente y rezó para que el otro se lo creyera.

Suspiró—. Repítelo hasta que te lo creas. Sé muy bien que odias este plan. Pero yo no tengo la solución a este problema y lo mejor es preguntarle a la culpable.

Fang gimió enojado. Odiaba que tuviera razón. Si quería solucionar su problema, la única que lo curaría sería Rosa, le gustase o no. Continuaron en sus asuntos y dieron por terminada la discusión.

Para la tarde ya tenían todo listo. El auto de Edgar era un modelo 2007, algo viejo pero útil y discreto. A simple vista, se veía limpio, sin rayas ni abolladuras.

—¿Tienes licencia? —preguntó el asiático.

—Nope —respondió el azabache, entrando al asiento del conductor.

Fang quedó parado en su lugar. Esto iba de mal en peor; si por azares del destino los detenían, estarían en serios problemas. Pero, manteniendo la calma, recordó que en su casa tenía una licencia vieja de su padre, podría servir si lograban falsificarla.

—Tengo una licencia vieja en casa, ¿sabes falsificar?

—Claro que sí, guíame a tu hogar —tomó el volante y encendió el auto. Fang subió al asiento del pasajero y antes de que se pusiera el cinturón, Edgar pisó el acelerador al máximo.

Tomó curvas velozmente siendo guiado por Fang, que estaba muy asustado. Se agarraba del asiento con todas sus fuerzas y aun así no era suficiente para la fuerza centrífuga que lograba Edgar en las curvas.

Llegaron a la vieja casa de Fang. Era pequeña, manchas de pintura la decoraban junto a grietas antiguas. Tenía un lindo jardín que ahora estaba descuidado. El asiático suspiró. Por fin en casa, lástima que no por mucho. Entró moviendo la vieja puerta que chirrió en bienvenida.

El interior estaba bien decorado con fotos, cuadros, plantas y muebles, solo que ahora cubiertos por una fina capa de polvo. Todo se veía ordenado y en las mismas condiciones que Fang lo dejó.

—¿Dónde está la licencia? —dijo Edgar, sacando al contrario de sus pensamientos.

—Ya voy por ella —dijo rápido el asiático y caminó rápido hacia su habitación.

El villano quedó en la sala esperando su regreso. Pronto vio el teléfono de Fang arriba de la mesa. Curioso, lo tomó y pudo ver los mensajes sin entrar a los chats; todos ellos eran de personas pidiéndole algo o enojados porque no contesta. Solo un mensaje era de preocupación por el asiático y parecía ser de su tía que preguntaba cómo le va y si consiguió trabajo. Esto dejó triste a Edgar; era angustiante saber que el pobre chico, siendo mayor que él, no se daba cuenta de que lo utilizaban.

—Lo encontré —gritó Fang desde la recámara.

Automáticamente, el científico dejó el teléfono en la mesita y se hizo el distraído, esperando que no se notara su incomodidad.

—Es genial, vámonos. Necesitamos hacer algunas paradas para falsificar esto —tomó la licencia entre sus manos y se fueron.

Luego de unos minutos en auto, llegaron a un bar viejo pero no poco concurrido; había bastantes maleantes, drogadictos y prostitutas como para tres bares más.

—¿Estás seguro de que es aquí? —preguntó Fang, algo nervioso. Si estuviera al 100% de sus capacidades, entraría como si fuera el dueño, pero su situación complicada lo dejaba como una princesa comparado con los demás.

—Sí, está bien. Tengo un amigo aquí que nos ayudará —dijo el azabache, entrando a una puerta corrediza y saludando a alguien. El héroe lo seguía de cerca—. Busco a Crow —un tipo señaló una puerta y luego los miró amenazante.

Edgar continuó tranquilo, como si estuviera en casa. Entró por la puerta antes nombrada y en el interior se encontró un hombre de largos cabellos negros, cicatrices en su cuerpo y una chaqueta tan negra como la noche.

—¿A qué debo tu visita? No nos vemos desde el incidente —dijo algo triste el hombre.

—Hola, viejo amigo, yo también te extrañé —dijo sarcástico Edgar—. Vine porque necesitaba ayuda para falsificar esto —levantó la licencia entre sus dedos.

—Bibi, esa es tu área —habló Crow, mientras una chica de aspecto rudo tomaba la licencia.

—Es un viejo modelo, no me tomará más de dos minutos falsificarla —rió después de decir eso la chica. Luego se fue con la licencia en mano a otra habitación.

De repente, alguien tomó del hombro a Fang, un tipo grande y de aspecto intimidante le susurró al oído.

—Oye, guapo, ¿no quieres divertirte conmigo?

El asiático quedó petrificado por unos segundos hasta que su cerebro reaccionó. Iba a negarse rotundamente hasta que sintió una mano tomar su cadera y acercarlo.

—Lamento, él está conmigo —dijo Edgar en un tono amenazante y apretó fuertemente a Fang.

El hombre se fue rezongando. El asiático suspiró; qué nervios.

Pronto la chica regresó con la licencia. Fang y Edgar se despidieron de Crow, pero antes este los detuvo.

—Edgar, me gustaría hablar contigo algún día, sin que estés tan apurado. No hablamos desde... —fue interrumpido.

—Lo sé, desde aquel suceso y claro que podemos juntarnos. Eres mi cuñado después de todo —dijo para luego retirarse junto a Fang del bar.

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Sin separador por qué lo perdi.

Hola lindos aquí nuevo cap después de mucho mucho tiempo (culpen al bloqueo), espero.les allá gustado y les aviso que antes del próximo cap voy a editar este y agregarle alguna otra cosita.

Nos vemos pronto (espero)

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⏰ Última actualización: Aug 04 ⏰

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𝐥𝔫𝔳𝔢𝔯𝔬𝔰𝔦𝔪𝔦𝔩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora