Capitulo 4

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Aquí estaba observando a las ángeles entrenar, se sentía un poco mal por no cumplir el mandato de la serafín, y se sentía un poco sola, Adán había pasado unos muy largos días sin ir a verla, igual que la Angel que la ayudaba, era asfixiante, en especial por los sueños o recuerdos distorsionados.

-Me siento tan tonta

Observó a las ángeles dividirse en grupos de dos, empezaron a pelear cuarpo a cuerpo, vi a algunos ángeles volando a una pequeña distancia vitoreando y brincando, seguro puedo mirar mejor de allí.

Mientras observaba a las ángeles entrenar, corregida algún qué otro movimiento, casi innecesario.

-Señor la novata esta aquí.

-Al fin decidió obedecer.

-No lo creo señor.-señalo a la multitud de fans-. Parece que solo quiere mirar

-Como niña malcriada y regañada se acerca lentamente.

-La traigo de las orejas.-sonrio mirando a la multitud-.

- Nunca has tenido hijos verdad?

- Como lo sabe?

- Tu que crees.-suspiro-.soy el padre de la humanidad zorrita.

Adán ignoro a Lutte un momento para ver a Rayis, enserio actuaba como una niña que no sabía cómo acercarse a su padre después de pelearse.

-Tu.-señalo a una de las guerreras-. Ve y trae unas espadas de madera.

- Señor entrenará?

Las ángeles hicieron un esfuerzo por no verse asombradas, pensaban que aunque su comandante era genial, empezaba a ser bastante vago.

Adán no dijo nada, solo tomo dos espadas de madera de las que había traído su subordinada, se acercó a la multitud, que bajo la voz un poco, antes de que empezarán a saludar.

-señor Adán como esta?
-Se ve bien hoy
-Adán hola jaja

Rayis se sentía un poco tonta, así que se encogió entre la multitud tratando de no ser vista, al menos la gente no la pisaba o le daba un poquito de espacio.

-Hola angelitos si no les molesta quiero a la chica que se encoge entre entre ustedes

Entre murmullo los ángeles se abrieron dejando a la vista a Rayis, que gozaba de un sonrojo y un puchero.

-Vas a quedarte allí?.-le tendió la espada-.

-hum...-tomó la espada-.

-Mañana ven con tu uniforme.

-Por qué Daioni no a venido a verme?.-queria preguntar por que su molesta precencia no se molestar a en ir a verla tambien-.

-Por qué se lo ordene.-Ambos se elevaron en el aire, Adán movió la espada y luego miro a la Rayis-.

-Pero por que?.

-Llevas aquí unos días y solo te haz quejado.-levanto un dedo-. Cocinado, muy rico por cierto y...cierto nada más.-levanto las manos frunciendo. El ceño y mostrando disgusto-.

-Estaba planeando salir con Daioni.

-Pues ella no es tu niñera es un soldado, igual que tu.-sin darle mucho tiempo a pensar la golpeó con la espada en las costillas-. Y ahora debes ganarte tus descansos.

-ngh!.-trato de frenar el impacto en acto reflejo con su propia espada, pero fue imposible volando un poco lejos-. Demonios!.-tosio por aire-.

-Dolió bombón jajaja todos mis guerreras están hechas para soportar el dolor.-se acerco sosteniendo el rostro de Rayis-.

-...ahm...-parpadeo tratando de botar las lágrimas, la espada de madera había caído al suelo-.eres un idiota.-era extraño, no se sentía tan molesta-.

-jaja tuviste un buen reflejo, pero eres tan perososa que no tuviste fuerza para frenar mi golpe..

-Como tienes tanta fuerza.-froto sus mueras frunciendo el ceño-.

-Soy hombre es natural ser fuerte

-Soy mujer es natural que este esperando en casa con un delantal y la comida hecha

-Chica lista, ya me caes mejor.

-Ire por mi espada y te quitaré esa sonrisa de la cara.

-Aletea palomilla, que no tengo toda mi eternidad para ti.

Apenas estuvo a la altura de Adán, se poscicion o sosteniendo la espada, esperaba no verse ridícula, pero era lo poco que había visto entrenas a las chicas.

-Lista? Palomilla.

-En lo que cabe a mi poco conocimiento.

-Hiciste bien en prestar atención a mis guerreras.-Adán se acercó golpeando la espada-. Pero mirar no basta.

-Solo tenias...-tuvo que sostener la espada con ambas manos para frenar un poco el golpe-. Ugh! Que decirme que venga!.-logro empujar a Adan-. Idiota!

-Oh disculpa no te llego la invitación.-le hizo cara triste-. Que yo sepa desde que llegaste se te ordenó ser un exterminador.-freno un golpe de espada de la rayis-. No eres una niña mimada como el resto de almas aquí um!.-tomo la mano de Rayis lanzandola hacia las exterminador as que la sostuvieron-.

-Vamos soldado lo estas haciendo bien.
-levántate y trata de aguantar la paliza.
-aposté a que te desmayarias, así que no me decepciones.

Entre comentarios de ese tipo, Rayis se levantó, sacudiendose el dolor corporal y el orgullo, por que sabía que Adán tenía razón, ella no debía estar en casa viviendo como cualquier alma mortal, y además, por que de pronto Adán actuaba así, la última vez que se vieron fue insoportable si, pero un poco más amable, incluso un poco caballero por no dejarla sentir frío.

Extrañamente Rayis lograba esquivar varios de los espadazos, sentía que su cuerpo reconocía el esfuerzo físico, casi como algo gratificante, Adan de pronto no le parecía aún más atractivo e interesante, y veía estrellas y borroso.

-Oh mierda! lo siento me exedi.

Adán preocupado sostuvo a la Rayis, la marcha roja en su mejilla empezaba a tomar un color verdoso, sip le había dado duro, justo por que ella podía esquivar y hasta casi devolver los golpes.

-Bien hecho señor.-se acercó con una sonrisa orgullosa-.

-lo se fue un gran golpe.-cargo a la Rayis sobre su hombro-. Me la llevaré, ustedes sigan entrenando.

-Señor yo puedo llevarla.

-Vigila a las demás.-dio una mirada-.

-Si señor!.-apretando los puños volvió a calmar a las demas-.

... Continuará

Arcangel (y/n x Adám) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora