ʟᴀ ᴄᴏʀᴏɴᴀ ᴅᴇ ʟᴀ ᴘʀɪɴᴄᴇꜱᴀ.- ʙᴀᴋᴜɢᴏᴜ x ʀᴇᴀᴅᴇʀ

XI

Natsuki Yoshida

Estuve un rato escuchando a Katsuki hablar de los dragones y de la familia de Aki. 

Katsuki me obligó a cerrar los ojos y de su capa salió mi dragoncito pequeñito. 

-¡Ah!¡Me lo has traído!-Agarré a Aki con mis manos y acaricié su cabeza. 

-Pues claro.-Se encogió de hombros con una sonrisa y me miró.-Lo dejaste en mi salón y lo mejor era traérselo a su madre.-Rio.

-¿Y el padre?-Lo miré con una sonrisa. 

Él soltó una carcajada y se tiró hacia atrás, quedando tumbado a mi lado.

-¿Tu quién dirías?-Me miró. 

-¿Yo? Mm...Podría ser Izuku, ¿no?-La sonrisa se desvaneció de su cara y me miró.

-¿Cómo?-Yo reí ante su expresión. 

Me tumbé junto a él y me acerqué apoyando mi cabeza en su hombro. 

-Es bromita, Kats...-Acaricié su mejilla y sonreí.-Obviamente su padre serías tú.-Aki se nos acercó y se puso en medio de nosotros. Ambos lo miramos y reímos. 

Después de eso, nos quedamos mirando al cielo. Las estrellas brillaban más que nunca al igual que mis ojos al ver a cada una de ellas. 

-Si esas se juntan parece una cunita.-Señalé las estrellas que hacían forma de cuna. 

Él me miró con una sonrisa.-No me jodas que miras las formas de las estrellas.

-¿Qué pasa con eso? Me relaja.-Bufé.

-¿Lo haces también con las nubes?-Negué. 

-No, eso es de tontos. 

¿Y lo que acabas de hacer no?

Nope. 

-Ah, claro.-Rio. 

Seguí mirando el cielo. Tenía un color oscuro, muy oscuro y habían muchas estrellas. En el cielo había muchísimo brillo.

-Es precioso...-Murmuré. 

-Sí...-Escuché como Katsuki murmuraba lo mismo. 

Con una sonrisa me giré a verlo, pero él ya me estaba mirando a mí. 

Cuando conectamos miradas sentí que no había nadie más, solo él y yo. 

Sentía que estábamos en Lorillis o incluso en el Manantial. Nunca me había sentido tan, en paz. 

Observé como su mirada se dirigía a mis labios al igual que la mía se dirigía a los suyos. 

Katsuki agarró mi mentón y lo levantó, haciendo que mirara sus ojos. Sentí como nos acercábamos y como nuestras respiraciones se mezclaban. Pero caí. 

Eso no estaba bien. 

¿Eh?¿Entonces no hay beso?

No. No lo hay. 

Me separé rápidamente y me senté derecha. 

Escuché como él suspiraba y se sentaba a mi lado. 

-¿Tienes algo que hacer mañana...?-Pregunté.

-No.¿Por qué?-Negó. 

-¿Me acompañas al manantial?

-Oh, claro.-Me sonrió. 

Me levanté y me puse en frente suya. 

-Entonces...nos vemos mañana.-Le sonreí a lo que él se levantó y sacudió su ropa.