Sábado 20:00 31-12-2011
—Narra Elena
Justo ahora, estando en un club con mis amigos, lo único que se me viene a la mente es que fue un día agotado.
Si no hubiera sido por la insistencia de Ana, hubiera elegido volver a casa y dormir temprano. Escucho que todos se ríen por algo que dijo Santiago y yo sonrió fingiendo que al menos estoy prestando atención a la conversación.
Estamos todos en torno a una gran mesa, frente a mí está sentado Nathan, un chico que según Ana es como un hermano para Santiago, para mí es solo un extraño al que conocí hace un par de horas, parece estar incómodo, con la mirada perdida en su trago.
Mientras tanto, a mi izquierda, Cristina y Katherine tienen una conversación que causa fuertes ataques de risa entre ellas.
—¿Elena, con cuántos hombres te quieres acostar en este nuevo año? —pregunta Cristina, tan temprano y ya parece que los tragos se le han subido a la cabeza.
—Tal vez debería conseguir un novio este año —respondo más a manera de un suspiro que de contestación a su estúpida pregunta. Kat y Tina dejan de prestarme atención, para posar sus ojos sobre Nathan, se le ve muy aburrido.
—¿Tienes novia? —le pregunta Kat en un tono divertido.
No puedo contener la risa cuando noto como el pobre chico se tensa ante la indiscreción de mi amiga, Kat y Tina de por sí desinhibidas, se salen de control cuando están ebrias.
Me alegran de que se distraigan con alguien más siempre que no sea yo, está bien. Él es guapo, la verdad su apariencia es sexy a la vista de cualquier mujer con sus cinco sentidos bien puestos, su cabello rubio no tan claro, piel bronceada, y su musculatura se puede apreciar sobre su camisa de mangas largas, sus ojos que hasta hace unos minutos se encontraban perdidos en el vaso son color miel, su rostro muy... agradable. Su timidez creo que se deba al hecho de que apenas y tiene cerca de dos horas desde que nos presentaron.
—No... —artículo Nathan después de una pequeña pausa.
—Pues entonces te has metido en la boca del lobo, en esta mesa hay tres hermosas chicas solteras y solo un chico, Aunque algo me dice que eres suficiente para las tres —dice Tina entre risas mientras lo inspecciona con su mirada.
Me da un escalofrío, pues sé que aunque sonó como una broma ella lo dijo en serio.
Cristina es una rubia de ojos azules, bonita, pero sobre todo es muy sincera, no, más bien es brutalmente sincera, dice lo que piensa sin filtro.
La conocí hace cuatro años, en los peores años de mi vida. Ella llegó como de la nada para soltarme en la cara lo mal que me veía, ¿Como si yo no tuviera espejo?
Bueno, contra todo pronóstico, después de eso nos hicimos buenas amigas.
Ella sin duda vuelve locos a los hombres, pero nunca ha querido tener nada serio con ninguno. Esta noche la víctima será Nathan apostaría 50 $ a que se lo lleva a la cama esta misma noche.
Tina y Kat siguen acosando al pobre chico. Mis amigas lo bombardean con preguntas que a veces carecían de sentido, yo solo me limito a reír al igual que Ana y Santiago. Nathan rápidamente agarra confianza y se les ve muy animados.
Kat es la que más le pregunta cosas, aunque su comportamiento suele ser infantil y juguetón, es la más madura de nosotras cuando se toma algo en serio. Es una morena de cabello marrón y ojos cafés, tiene buen cuerpo y un bonito rostro, así que pretendientes nunca le han faltado. A veces habla hasta por los codos, pero me gusta estar con ella.
Miro a mi mejor amiga Ana.
—Las chicas y Nathan se irán pronto, no te vayas que tengo algo importante que contarte —susurra Ana en mi oído.
Tenía razón, Cristina, Katherine y Nathan se despiden de nosotras y de Santiago, diciendo que van a casa de sus familias.
Ana me lanza una mirada cargada de emoción antes de empezar a hablar.
—Amiga, Santiago y yo nos vamos a casar —suelta esa bomba y me deja aturdida —Lo hemos hablado y nos vamos a mudar juntos la próxima semana —
Se me revuelve el estómago.
¿Acaso ya se le olvidó todo lo que ha sufrido por amor? Sigue enamorándose demasiado rápido, solo lleva 3 meses con Santiago y va a vivir con él... ¿Se van a casar?
—Oye, Elena, ¿estás bien? ¿Por qué no dices nada? ¿El alcohol te hizo daño? —hace esas preguntas mientras agita su mano frente a mi rostro para sacarme de mi trance.
Sí que estoy en un estado de shock, mi amiga hace locuras, se enamora con gran facilidad, pero ¿por qué tiene que ir a vivir con su nuevo novio?, ¿Por qué se quiere casar con él?, solo se conocían desde hace tres meses y ya se creían almas gemelas, Ana está loca.
De pronto se me cruza una idea que automáticamente digo en voz alta dirigiéndome a mi descerebrada y tonta amiga.
—¿Estás embarazada? —ella me mira mal y suspira.
—No, no estoy embarazada, solo queremos vivir juntos para ver cómo nos va antes del matrimonio —me siento aliviada, pero se me pasa en un instante.
La miro buscando en su rostro explicaciones que no existen y me rindo, Ana es una mujer adulta y parece que ha tomado una decisión.
—Bueno, me alegra que su relación vaya tan en serio como para vivir juntos —eso sonó más a sarcasmo de lo que quería que sonara, pero de igual forma siento el fuerte abrazo de mi amiga.
Nos despedimos, ellos toman un taxi frente a las puertas del club, y yo me quedo unos minutos ahí parada con la sensación de estar perdiendo la única tierra firme que me quedaba.
Al ver mi reloj de pulsera apenas son las 11:03 PM y solo me tomaría 20 minutos llegar a mi apartamento caminando.
No tengo prisa después de todo, nadie me espera, pero qué más da, ya estoy acostumbrada, es solo otro año nuevo, sola.
En años anteriores también estaba sola, Ana siempre iba con sus tíos y el resto de su familia paterna, ella es como mi hermana, pero al estar con el resto de su familia me siento como una intrusa.
Comenzó a caminar, mis pies se mueven por inercia. Las calles están abarrotadas de gente y algunos comercios permanecían abiertos.
No importa que no exista nadie en este mundo para mí, estoy bien estando sola.
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Sueño Escarlata
Fiction généraleA veces aquellos en los que más confiamos nos traicionan. Es algo que Eric sabe muy bien, pues ese día murió tres veces, primero murió su corazón, se rompió. Después, justo antes de que su cuerpo tocara el suelo, murió su espíritu, perdió toda esper...